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Taehyung estuvo en un rincón de la cama, sentado en silencio y sin moverse; mientras Jungkook guardaba un poco de su ropa en un bolso que había encontrado dentro del armario. No se molestó en preguntarle qué idea tenía, solo lo veía ir de la habitación al baño, y volver, con nerviosismo.

—Supongo que debes llevarte todo —comentó, guardando más medicinas en el bolso.

El menor cargó varias mudas, utensilios de higiene personal, una toalla y también algunas cosas del refrigerador. Tras unos minutos, el bolso de viaje estuvo prácticamente hasta el tope.

Jungkook lo cerró y lo cargó en un hombro, para luego dirigirse al mayor, poniéndose de cuclillas.

—Hyung, vas a venir conmigo ésta noche —el de ojitos mieles lo miró, con apenas un atisbo de lucidez—. Vamos —le tomó una mano—, no vas a quedarte solo ahora.

El menor lo guió hasta la entrada. Taehyung era tan ligero que, si en algún momento se resistió, él jamás lo supo. Tomó una chaqueta gris, y se la colocó, subiendo el cierre y poniéndole la capucha. Hacía bastante frío.

Se aseguró de dejarlo todo en orden echando un último vistazo al lugar.

—¿A dónde vamos? —ésa fue la primera vez que Taehyung habló. Su voz apenas era audible.

El de camiseta blanca apagó la luz y puso llave.

—A mi hogar.

♦♦♦

Suga sabía que, si Taehyung no había salido en busca de Seokjin, fue por el mocoso entrometido que había terminado en su departamento.

Llevaba un rato intentando hablar con el castaño, pero éste estaba distraído mirando el techo de su habitación en silencio, y creyó que lo mejor era darle espacio momentáneamente. Después de todo, acababa de romper con su novio.

El panorama para Kim Seokjin no podía ser más deprimente. Estaba en un mundo donde sus relaciones amorosas lo habían asfixiado aprisionándolo en medio de dos chicos que lo amaban, donde no tenía idea de cómo encontrar a su mejor amigo, y su estado emocional lo tenía al borde de un abismo.

Los días seguían pasando, sin encontrar indicio de cómo dar con Namjoon. Y Suga sabía que por mucho que le molestara, no podía hacer más que quedarse a mirar.

Los de su clase solo podían limitarse a llevar su consciencia a través de todos los planos por los que les tocaba atravesar. Su parte física, su cuerpo, estaba atada a un único espacio donde su consciencia no estaba. La disociación entre su estado físico y su estado mental, era lo que les permitía "viajar" entre mundos.

Como ventaja, sabían perfectamente quienes eran, conservaban sus experiencias y sus recuerdos; como contra, no podían alterar ninguna realidad en la que estuvieran, porque en realidad, no estaban allí.

Había más clases que la suya. Había más entidades y entes que podían usar los hilos temporales de otras formas, interferir sobre ellos, y alterarlos. Pero no era el caso de Suga. Los que llegaban como él, estaban condenados a ser Reparadores de la continuidad espacio-tiempo hasta que sus días terminaran.

Suga le había mentido a Seokjin, sí recordaba lo que había sido de su vida antes de empezar como Regulador. Viajero no era una palabra que definiera lo que él era, Regulador o Reparador sí, porque una vez el problema era solucionado, volvía a La Central para ser reubicado a un caso nuevo. Muchas anomalías se producían a todas horas, en distintos lugares del mundo. Todas debían resolverse. Todas lo hacían; y Seokjin no sería una excepción. Incluso si permanecía quieto, pensando en infinidades de cosas, sin hacer nada por regresar, terminaría haciéndolo.

Find Me [◇TaeJin/JinTae◇]Where stories live. Discover now