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—Hoseok me ha escrito —enunció Seokjin desde la cama, tapado y listo para dormir. En realidad, estaba acostumbrándose a comentarlo todo en voz alta, por la presencia de Suga.

Sin embargo, el guía dormía en el sofá rojo, afuera, y seguramente no había escuchado aquello.

El castaño revisó el mensaje de su compañero de letras.

"¿Cuánto más piensas tardar para pedirme hablar?" El pelirrojo parecía estar al tanto de todo el embrollo que traía Seokjin.

Sin rastro de Namjoon, sus días estaban acabándose. En un periodo tan corto como de un lunes a un viernes había descubierto que tenía dos novios, que Jimin era apenas un conocido y que éste salía con el chico que a él le gustaba.

Hoseok estudiaba letras, Taehyung estaba enfermo...

Taehyung...

Taehyung y él se habían besado incontables veces. La sensación de sentirlo en sus labios de repente se volvió real. Allí, donde ahora el mayor dormitaba a solas, habían encendido sus cuerpos y se habían entregado el uno al otro.

Una sensación de nerviosismo invadió su vientre y se expandió por su pecho, por el simple hecho de recordarlo en medio de sus brazos, desprendiéndole esos sonidos tan únicos que ahora hacían eco en su mente.

Se mordió los labios y se tapó hasta la nariz, dejando el teléfono a un lado.
Taehyung era un chico maravilloso. El rubito se había convertido en la persona que ocupaba su mente y su corazón. ¿En qué momento había ocurrido? Seokjin cerró los ojos, intentando ver algo que no fuese esa perfecta sonrisa rectangular, pero fue inútil.

Si el menor decidía salir de su hogar y alcanzarlo a mitad de las escaleras, Seokjin no se hubiera contenido. Se habría dejado vencer, porque sus ganas de tenerlo en su vida eran mucho más fuertes que las de regresar a un montón de escombros. Lo habría besado como loco, se habría aferrado a él, y hubiera terminado por confesarle toda la verdad. Solo entonces, quizás Taehyung entendería finalmente todo ese comportamiento suyo tan extraño. Quizás él le hubiese creído... El castaño estaba convencido de que su novio le habría ayudado.

Pero ahora era imposible. Ellos ya no estaban juntos. Eso era lo mejor.

El de pijama a cuadros se abrazó a sí mismo. Era insoportable. Si alguien le hubiera advertido sobre lo que ocurriría, habría desistido totalmente de ir en aquella búsqueda por las universidades que finalmente había terminado en la nada. Habría corrido desesperado hasta encontrar a Taehyung, y adelantarse a explicarle todo. Probablemente él también estaba sintiéndose destrozado. Si tan solo hubiera podido darle un último abrazo, un último beso... Algo más que un montón de palabras tan ásperas. El dolor era insoportable.

Y Jungkook, ese pequeño metiche. ¿¡Qué demonios hacía ahí!?, ¿Cómo había llegado hasta su departamento?... Taehyung no parecía nervioso como en la mañana. Incluso se había dejado abrazar por él.
Esa imagen lo llenaba de rencor. Rencor hacia el de ojos oscuros, rencor hacia sí mismo, por haberse ausentado tantas horas.

Entendía por qué muchos hablaban sobre el amor como una de las peores cosas del mundo. Él lo sabía, el amor ideal era un cuento de hadas, no una realidad. Las personas lastimaban, mentían y engañaban en todas partes, en todo momento.

Él ya había vivido ser una segunda opción, en el pasado. Le dolió y ocasionó una ruptura, pero a pesar de haberse sentido humillado y usado, pudo superarlo. Tal vez en parte, por tratarse de algo en lo que no había terminado de involucrarse. Ahora la situación era distinta, estaba más que involucrado con Taehyung. Lo quería.
Quería cuidarlo, seguir acompañándolo y ayudándolo en su camino por esa horrible enfermedad. Quería hacer que recuperara peso, verlo comer con esas expresiones suyas tan alegres, oírlo reír. Algo tan tonto como escuchar reír a otra persona se había vuelto su regocijo.

Find Me [◇TaeJin/JinTae◇]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora