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Cuando Seokjin abrió los ojos, lo primero que vio fue con el rostro dormido de Taehyung, apenas un poco más allá. Su brazo derecho estaba aprisionado entre los del menor, que lo sostenía como si tuviese miedo de que fuese a escaparse.

Tan lindo.

El castaño sonrió enternecido. Incluso durmiendo Tae lucía adorable. Sus ojitos cerrados y su postura ocultando el mentón en su pecho lo hacían ver como un verdadero angelito acurrucado.

No pudo evitar acomodarse más cerca de él, tratando de no despertarlo con sus movimientos. Al tomar aire, reparó en el aroma a menta de su novio, y se permitió cerrar los ojos mientras su memoria lo identificaba como un perfume añorado. Sólo entonces notó lo mucho que había extrañado dormir a su lado. Tae era de esas personas que requería tiempo para entibiar su cuerpo bajo las sábanas, pero para esa hora de la mañana era un ovillo calentito.

El corazón de Seokjin latía lleno de felicidad.

Taehyung estaba con él.

Llevado por su repentina alegría, pegó los labios a la coronilla dorada del menor, y depositó un pequeño beso, antes de intentar volver a conciliar el sueño. Pero fue inútil.

Lo tenía a su lado. En su cama. Rodeado por sus brazos. Eran demasiadas cosas increíbles. Cosas que por días enteros anheló hacer, y ahora finalmente lo cumplía.

Presionó los labios con nerviosismo y se inclinó levemente para volver a mirarlo. Sus ojos grisáceos delinearon con detenimiento el rostro del menor. Su piel lucía resplandeciente. Parecía que los cabellos que cubrían su frente se habían tornado más luminosos. Y sus labios... Dios, sus labios no podían verse más apetecibles.

Seokjin sonrió, antes de acercarse a una de sus mejillas, y besarla con delicadeza.

Suave. Su piel realmente era suave.
Volvió a hacerlo, apenas un poco más arriba.

Al retraerse, se sintió insatisfecho. Tal vez uno más. Taehyung no despertaría, ¿correcto?... Podría besarlo por el resto del día.

Sus horas estaban contadas, pero de ninguna manera forzaría las cosas con su novio. Jamás volvería a hacer algo para herirlo. Por eso, ambos decidieron compartir nada más que una conversación nocturna entre susurros, abrazados al otro entrelazando manos e incluso piernas, y durmieron después de besarse incontables veces. Ya habría tiempo para todo lo demás.

Sonrió nuevamente, encantado con la imagen que tenía frente a sus ojos y con mucho cuidado, salió de la cama.

Esta vez, sí se encargaría del desayuno.

—Buenos días —bostezó el guía, echado en el sofá con las piernas colgando a un lado—. Pensé que dormirías con tu novio al menos una hora más.

—¿Cuánto tiempo llevas despierto?

—Modales.

—Buenos días —contestó el mayor encaminándose a la cocina, tras tener el rostro limpio y el cabello ligeramente húmedo.

—No mucho, unos diez minutos quizás —volvió a bostezar—. ¿Piensas ponerte a cocinar?

—Quiero servirle el desayuno —dijo el castaño, sacando algunas cosas del refrigerador.

Suga se puso de pie y estiró los brazos. —Suenas feliz.

—Lo estoy, por supuesto —respondió apresurándose a dejarlo todo en la mesada—. Tae es... Simplemente increíble. Tengo mucha suerte de tenerlo conmigo. Ahora lo entiendo —se quedó mirando levemente algunos ingredientes, llevado por la melancolía—. Por eso —se recompuso— quiero disfrutar mi tiempo a su lado. Lo que me queda.

Find Me [◇TaeJin/JinTae◇]Where stories live. Discover now