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—U-ustedes sigan hablando sobre cosas extrañas —Namjoon se puso de pie por su cuenta—. Yo me largo de aquí.

—No podemos dejar que se vaya —intervino Suga—. Detenlo —ordenó.

—¿Q-qué?, ¿¡Yo!? —Seokjin se señaló a sí mismo. Volteó hacia el escritor, y vio que se alejaba— ¡Namjoon! —el mayor no perdió más tiempo y avanzó tomándolo por el brazo.

—¡S-suéltame! ¡¡No tengo nada que ver con ustedes!! —forcejeó.

—Tienes que escucharnos. No puedes irte ahora —replicó el de ojos grisáceos.

Presa del pánico, el de abrigo azul optó por pedir ayuda gritando. Tanto Suga como Seokjin se sorprendieron, era evidente que no quería cooperar.

—¡Cállalo ahora, o tendremos más problemas!

Seokjin se le acercó lo suficiente como para ponerle una mano sobre la boca, y lo atrajo a él una vez más.
—Kim Namjoon ¡¡Vas a escucharme ahora mismo!! —sentenció con furia, clavándole los ojos encima. El guía notó que su anomalía estaba con los nervios de punta—. No-vamos-a-herirte —comenzó, su rostro estaba a pocos milímetros del menor, respirando con pesadez—. Nadie quiere hacerte daño, ¿me entiendes? No tienes que temer. Tampoco queremos robarte... —Namjoon se mostró dócil, demasiado afectado como para poder reaccionar. Miró al castaño directamente a los ojos, encontrándose con unas pupilas platinadas grandes y brillantes, como jamás había visto nunca—. Ahora, voy a soltarte y no vas a salir corriendo, ni a volver a gritar así —miró por sobre su hombro—. Parece que nadie nos ha escuchado.

Con lentitud, apartó su mano y dejó de presionar el rostro del escritor, quien se mantuvo levemente agitado sin apartar la mirada de la suya.

Seokjin trasladó sus manos a los laterales de su rostro, tornándose más suave al entender que había conseguido captar su atención por completo.

—Necesito tu ayuda. No voy a lastimarte, solamente quiero conversar —incluso su voz pareció volverse amorosa—. Eres una persona brillante, tienes una inteligencia fuera de lo común, por eso estoy seguro de que al escucharnos, vas a entender todo este lío.

Suga no perdió detalle de la forma en que su anomalía se hacía cargo completamente de la situación. Al parecer, Seokjin podía ser muy persuasivo.

Namjoon se sorprendió a sí mismo al verse cautivado por esa voz apacible y esa mirada tan intensa. Incluso si todavía se sentía intranquilo, algo en Seokjin pareció aminorar el temor que lo alteró en un principio.

—Jamás podría hacerte daño —añadió el mayor, pasando los pulgares por sus mejillas—. Tú eres muy importante para mí.

El pelinegro exhaló un leve suspiro, ¿por qué aquel muchacho parecía tener auténticos sentimientos por él? Se miraron en silencio un breve instante, hasta que Suga carraspeó, quitándoles esa momentánea conexión.

—Como ya te lo ha dicho Seokjin —anunció, volviendo a acercársele—, solamente queremos un poco de tu tiempo para poder hablar.

Namjoon intercaló una mirada de desconfianza entre los dos desconocidos, y tragó.
—Hablar, y eso es todo, ¿verdad? —Seokjin asintió con dinamismo, demasiado nervioso por lo que escucharía en respuesta—. Bien, acepto —dijo finalmente— Pero, será en mi casa.

—Hecho —Suga se encaminó de regreso al coche, sin más.

El castaño en cambio, lo miró con una inmensa sonrisa, agradecido. Y Namjoon notó que parecía estar haciendo un enorme esfuerzo por no echarse a llorar allí mismo.

—Tú irás adelante —le dijo antes de buscar su llave en el abrigo.

Seokjin volvió a asentir, contento de saber que ya le inspiraba confianza.

Find Me [◇TaeJin/JinTae◇]Where stories live. Discover now