Find Me [◇TaeJin/JinTae◇]

~ 28 ~

—¿Qué clase de asesoramiento? —Seokjin le preguntó al guía, mientras recogía los fideos con los palillos, y los dirigía a su boca.

Sábado.

Era pleno medio día. El cielo estaba nublado y el ambiente más frío.
Tras haber dormido cómodamente en la noche y casi toda la mañana, Seokjin se encontraba mucho más recuperado. Aún con un ojo morado y el labio partido, se escuchaba una voz mucho más animada.

—Por Kim Namjoon —respondió Suga, desde el otro extremo del desayunador, sobre la banqueta—. Porque es inusual que todavía no hayamos podido establecer ninguna clase de asociación a él.

—Volví a revisar en las redes, y también en los números que tengo agendados —comentó Seokjin, limpiándose con una servilleta—. Los que tienen íconos de objetos o lugares deben ser siete personas, como muchas. Seis, descontando a Taehyung, que tiene el árbol nevado. ¿Es posible que sea alguno de ellos?

—Es posible —asintió el menor—. Es un buen punto de partida. ¿Les has escrito?

—No.

—Pues empecemos por ahí. De todas formas —se puso de pie y estiró un poco— me han explicado en detalle sobre las herramientas que dispondré a partir del décimo día. Todavía no ha transcurrido una semana, digamos que disponemos de varios días para seguir buscando.

—Cuando hablas de asociación... —su comentario, sumado a aquella mirada inquisitiva bastó para el menor.

—Existe, casi siempre, una relación de proximidad entre la anomalía y la persona requerida. Esta relación permite la asociación. En la nueva realidad, son pareja, son familia, vecinos, amigos, o conocidos de conocidos. Es decir, algunos, incluso tienen la suerte de ser a quien ven primero al entrar en el mundo nuevo ¿comprendes? —el mayor asintió—. Y existen unos pequeños casos, en donde la anomalía no conoce a esa persona. No forma parte de sus vínculos ni de sus conexiones. Cuando esto ocurre, lo más seguro es que se deba a tres razones... Pero intentemos enfocarnos en que tú y Namjoon se conocen.

—¿Cuáles son esas tres razones? —insistió, con curiosidad.

—Bien, eso... —Suga suspiró resignado—. O es una persona que posee alguna enfermedad, ya sea mental o terminal, o es una figura pública, o alguien que cambió su identidad —Seokjin tragó la comida y se quedó mirándolo, con angustia—. Intentemos enfocarnos en que tú y Namjoon se conocen —insistió.

Poco después, Seokjin le dijo a su guía que se sentía lo suficientemente bien como para buscar. No era necesario más descanso.

Suga se oponía al hecho de que saliera a la calle exhibiendo ese rostro tan golpeado, así que primero le propuso hacer una búsqueda virtual.

—Comprobemos que los contactos que tienes en tu perfil y en tu teléfono, son en efecto, personas que no tienen relación con Kim Namjoon —Seokjin encendió su computadora portátil. Era esencial hacer esa revisión—. Utilizaremos los recursos que tenemos disponibles como primera opción —añadió Suga, colocándose detrás del asiento donde estaba el castaño, con su ordenador.

—Entendido.

La búsqueda virtual era más simple de realizar, pero igualmente llevaba tiempo.

—Revisaremos uno a uno. Y tomaremos nota de quienes no tengamos forma de confirmar su identidad, para luego indagar en profundidad, ¿de acuerdo?

El mayor asintió enérgicamente. Debió hacer aquello mucho antes, pero sus embrollos emocionales terminaron disminuyendo su tiempo libre, y dejándole un ojo morado.

—¿Suga? —lo llamó sin despegar la vista del monitor—, ¿Cuáles son las herramientas que dices que tendrás en el décimo día?

—Son... —aclaró su garganta—. Son tres. Para resumirlo, con una puedo entrar al sistema competente al registro de personas y hacer una búsqueda allí; la segunda me da una única interacción física que me permitiría alterar la realidad; y la tercera, para casos un poco más extremos, me habilita, por un intervalo de una hora, a trasladar mi consciencia a otro plano temporal.