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Arian.

Las primeras cuatro horas de clase trascurrieron bastante normal entre bromas insultos y muchos intentos de hacerme caer fallidos.

En este momento era la hora de el receso como siempre todos corrían apresurados hacía la cafetera para conseguir algo bueno de comer, digamos que aquí la mayoría del tiempo daban carne y si no llevabas rápido no al cansarías los pedazos buenos y tendrías que conformarte a comer la sobras. Las sobras era lo que usualmente comía cuando Anny o yo olvidábamos preparar algo, la verdad que con el tiempo te acostumbras y ya no te sabe tan mal.

Cuando por fin llegue a la cafetería todo se encontraba en completo silencio, ni el zumbido de una mosca se lograba escuchar no le tome mucha importancia solo me limite en ir a la fila tomar mi almuerzo eh irme de ahí rápidamente antes de que Elliot Marian o alguno de ellos vinieran y me atacaran enfrente de todos ese era mi plan. Seguí mi trayecto hacia la barra de comida ignorando a todos los ojos que estaban pendiente de mis movimientos cuando llego al mostrador con bandeja en mano me doy cuenta de algo inusual, detrás del mostrador no estaban las cocineras de hecho no había nadie. Esto me resulta extraño y a la vez inquietante por lo que sin evitarlo mis alarmas se encienden.

Pero creo que no fueron lo suficientemente rápidas o suficientes, por que antes de que me diera cuenta o tan siquiera pudiera hacer algo dos figuras aparecieron de un brinco de aquel lado del mostrador y con una sonrisa traviesa me lanzaron dos bolas enormes de puré de papa que impactaron en mi rostro y abdomen.

Los mire sorprendida.

Los gemelos amigos de Elliot se habían escondido detrás de la barra para hacerme otra de sus bromas que para hacer sincera no me la había esperado y eso que me se la mayoría de sus trucos.

Sin decirles nada y ahorrándome los reclamos me gire dispuesta a ir al baño y limpiar el desastre que tengo encima para antes de que empiece la siguiente hora, sin embargo y para mi mayor sorpresa al girarme no me encontré con los ojos con burla que espere ver por supuesto que no lo que había en su lugar eran todos mis compañeros delante de mi con comida en mano y una sonrisa en su rostro.


Suspire al darme cuenta de lo que pasaría.

 

Entre al baño rápidamente y una mezcla de alivio y cansancio me embriago. Me recargue en la puerta con los ojos cerrados y suspire profundamente. Tengo que tranquilizarme.

— Si no han podido tumbar a la reina durante estos años no lo harán ahora — me dije a mi misma.

La mayoría del tiempo considero el mundo como un juego de ajedrez — aunque no se nada de ello — tengo una idea de lo que se trata. El enemigo envía a sus lacayos o peones como prefieran decirlo, a intentar derribar a la reina y así proclamarse el vencedor o algo parecido.

Como dije no se jugar ni siquiera me se las reglas. Solo se que hay que tumbar ala reina para ganar ¿O era llevarte mas peones? Bueno no los es   una de dos. Aunque me voy mas por la primera. El punto es que algunas veces me veo yo como la reina de aquel juego y lo se, suena egocéntrico pero no me refiero a eso. Me veo como la reina por que se que el enemigo mandara peones e intentando derribar mis barrera y destruirme para ganar. Pero no lo lograran, no los dejare. Y por eso mismo se empeñan mas en hacerme daño por que saben que me niego a doblegarme que no pisotearan mi autoestima y no me verán llorando por insultos y golpes, se divierten cazando, son lobos, es su naturaleza. Pero olvidaron que yo también lo soy y no los dejare.

El Rechazo De Una Estrella. (PAUSADA)Where stories live. Discover now