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Narrador omicente.

La noche era fría y el viento soplaba los relámpagos y truenos rugían con fuerza asustando aquellos que lo escucharan.

En el cielo las nubes negras empezaron a juntarse y en la tierra los arboles se movían con la intensidad del viendo. Los animales estaban inquietos pues sabían lo que se avecinaba.

Todo el cielo se lleno de luces cuando los rayos empezaron a caer e impactar en el bosque, el sonido de arboles cayendo con brutalidad resonaban en todo el desolado lugar algunos se prendían en fuego y otros se partían en dos. El ruido empezó a incrementar con el pazo de los segundos hasta que de un momento a otro se detuvo.

Nada se escuchaba, todo estaba en completo silencio pareciera como si el tiempo se hubiera detenido de un segundo a otro. Pero al final aquel misterioso silencio fue destruido por un gran estruendo, seguido de un enorme rayo que desprendía una luz blanca/azulada de mucha intensidad, el rayo impacto en medio de un llano vacío, el impacto fue tan grande que hizo temblar el suelo, algunos pájaros que dormían en algunos arboles huyeron despavorido.

El bosque quedo en silencio.

Cuando por fin el rayo desapareció un enorme hoyo dejo en medio y en el una mujer de vestido blanco quedo al descubierto. Tenia una piel pálida incluso mas que algunos vampiros pero a diferencia de ellos esta brillaba levemente su cabello era rubio undulado que llagaba hasta la cintura sus ojos eran dorados con destellos azules sus labios eran rosa pálido sus facciones eran delicadas. La mujer llevaba un largo vestido blanco de manga larga que arrastraba al caminar y sobre el una larga capa negra que lograba tapar la mayoría del vestido.

- ¡Pero que viaje! y mis hermanas decían que era sencillo viajar en rayos - susurro. Giennah Miro a su alrededor y sonrió abiertamente - Por los soles de marte, esto es mas bonito que los cometas de Sierrah.

Giennah era de una de las muchas de las estrellas que nunca habían pisado la tierra en toda su existencia, ella como muchas se conformaban con solo escuchar las historias que sus hermanas le contaban de sus experiencias claro que todas ellas eran envidas en pareja por la Diosa luna alguna misión importante. Ninguna era capas de bajar sin el permiso de la diosa pues bien todos sabían lo que paso la ultima vez que una estrella desobedeció y el desastre que se ocasionó.

Giennah era muy curiosa pero cuando se trataba de la tierra solo escuchaba pero no hacia nada para satisfacer su curiosidad de dicho planeta, y hubiera seguido siendo así si Luna no la hubiera elegido a ella para este trabajo. Aunque se preguntaba porque habría sido ella la elegida para está misión habitando estrellas mas experimentadas, no cuestionaba a su creadora pues bien sabia que ella siempre sabia lo que hacia.

Un pequeño ruido detrás de ella la hizo voltear rápidamente. Luna le había dejado muy claro que:

«La tierra puede ser un lugar muy hermoso, pero no olvides que hasta en la belleza hay peligro».

Esas palabras la había tomado muy enserio así que cuando el ruido se escuchó mas cerca y el arbusto se movió Gie estaba preparada para enfrentarse a lo que sea que hubiera ahí.

Se volteo lentamente y se quedo hay parada mirado el arbusto fijamente, esperando que algo saliera.

Y efectivamente algo salio pero no lo que esperaba exactamente Giennah.

- Pero que cosa mas hermosa. - dijo con su dulce voz al ver al pequeño animal, Gie se arrodilló cuando el pequeño conejo blanco salio de los arbustos asustado y se acerco a ella.

La pureza y tranquilidad que emanada era llamativa para algunos animales. Giennah se sintió emocionada el pequeño ser que parecía encantado de su atención.

- Era mas adorable que un unicornio.

Cargo al pequeño conejo y junto su nariz con la suya mientras la movía de un lado a otro. El conejo como si la hubiera entendido la miro atentamente.

- Ellos son lindos pero no como tu. Tu eres adorable mente lindo.

La estrella bajo al animal después de unos segundos y al hacerlo se dio cuenta de algo que causaría problemas a futuro, miró su brazo con suma atención este empezaba a brillar mas intenso, incluso mas que antes.

La dulce estrella no se encontraba tan sola como pensaba, a una distancia considerable se encontraban cuatro feroces lobos despedazando sin piedad a una familia de conejos blancos.

Pero por desgracia uno de los lobos vio la luz que llegaba hacer cegadora, el lobo aviso a sus acompañantes y entre los cuatro se miraron.

- ¿Que mierda es eso? - hablo con irritación el lobo de la derecha era marrón con manchas negras dirigiéndose a todos.

- No lo se pero es molesta, no me deja comer tranquilamente. Cuando sepa que es lo destrozare - contesto enojado, este estaba ala izquierda su lobo era café oscuro y tenia una cicatriz en la oreja derecha.

- ¿Tu?¿Destrozar algo? Por favor M no puedes ni con unos simples conejos. Mejor dejárselo a los grandes - el lobo de color blanco con manchas cafés infló el pecho y dio un paso al frente. Irritando al sujeto a su lado.

- Soy mas grande que tu idiota. - protesto M. Dio in paso al frente y empujo a su amigo. Este lo miro y gruño.

El lobo que hablo primero los veía con diversión, mientras que el cuatro lobo el que era el líder de ese grupo solo veía donde provenía la luz. Sospechaba saber que era pero no estaba seguro. Y si era lo que el pensaba iba a llevar buenas noticias a casa.

«Espero que sea lo que creo que es»

- Vamos hermano saber que no me puedes ganar - se burlo cínicamente. M lo miro con odio.

-Esto se va poner bueno. - susurro el primer lobo. Kenrry.

- A no quieres ver hijo de perra - M se puso en posición de pelea mientras gruñia.

El en verdad odiaba que le dijieran que era débil, lo detestaba y no solo por el echo de que aveces se lo creía si no por que si eso llegara al oído de su amo lo mataría sin piedad. El señor no esta dispuesto a tener a hombres débiles en su ejercito al igual que a lobos que tengan su mate.

-Veamos que tienes niñita.

La voz del cuarto lobo llamo la atención de todos.

-Kenrry - le hablo al cafe con manchas negras.

- Si - se acerco con la cabeza baja. Pero con una sonrisa macabra.

- Vamos a ver que mierda es eso, mientras que los crios se pelean. - empezó a caminar asía la luz.

Mientras que los otros dos lo ven irse con las orejas bajas.

- Si señor. - dio una risa lobuna mientras seguía a su líder.

El conejo levanto las orejas y miro hacia atrás el pequeño animal no solo se había acercado a la joven mujer por la llamativa tranquilidad que emanaba de su ser, si no por que huía. El conejo escucho las pisadas y rápidamente corrió detrás de la estrella asustado.

Pero ella se encontraba tan concentrada que no noto como el peligro se acercaba a ella y tampoco noto como estos estaban preparados para darle caza sin importar quien fuese ella.











El Rechazo De Una Estrella. (PAUSADA)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang