Las Siete Espadas

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—¡Merkel! ¡Enciende la linterna!—Ordenó Javier.

—¡Listo!—Respondió Merkel.

—¡Derrama el aceite en tu cuchillo y luego tirale la linterna a la cabra!—Ordenó Javier.

—¡¡¡El cuchillo se prendió en fuego!!!—Exclamó Merkel impactado.

Merkel lo clavo en la pata delantera del león, el hierro caliente causó que la carne alrededor se quemara y causara un muy fuerte dolor.

Valentina acuchilló a la quimera en la zona donde la serpiente y la cabra se unen.

En respuesta la cabra empezó a hacer otro hechizo, el aire se empezó a calentar, Javier adivinó lo que era.

—¡¡¡Merkel!!! ¡¡¡Tira el aceite!!!—Ordenó Javier.

—¿Por qué?—Dudó Merkel.

—¡Solo hazlo!—Replicó Javier.

Merkel lo lanzó y no paso nada, los ojos de la cabra se estaban poniendo naranja, el aire estaba calientisimo; y repentinamente, la cabra entró en llamas.

—¿¡Qué rayos pasó!?—Exclamó Merkel muy sorprendido.

—La cabra intento hacer magia de fuego, por eso se calentó el aire, cuando creo el fuego el aceite que le tiraste encima se prendió—Respondió Javier.

—¡Bien pensado!—Felicitó Merkel.

Mientras ellos hablaban, la Quimera había caído al suelo y aullaba de dolor, la Cabra había muerto, Frédek aprovechó para zafarse de la serpiente, y tomando la espada de Diego, cortó la serpiente, separándola del cuerpo.

Diego salió de la serpiente, haciendo un hueco con su cuchillo.

—¡Uf!—Se quejó Diego mientras apartaba el aire con la mano—¡Ahí adentro apesta!

—Sólo queda el león—Puntualizó Valentina.

El león estaba rojo de furia, el dolor no lo dejaba pensar y lo único que hacia era saltar de un lado a otro.

Miriam estaba temblando de pánico, no podía sostener firmemente el cuchillo, el león la atacó haciendola caer, pero el cuchillo de Miriam se clavó en la nariz de el león.

Luego, el león saltó sobre Merkel, Javier clavo su espada entre los ojos del león, la Quimera estaba totalmente muerta.

—¡Merkel! ¿¡Estas bien!?—Preguntó Diego preocupado.

—¡Si estoy bien! Solo me rasguño el brazo—Dijo Merkel mientras salía de debajo del león.

El rasguño del león en realidad había sido un corte muy profundo que estaba sangrando en gran cantidad.

—Está sangrando mucho—Comentó Frédek.

—Es cierto, debemos llegar a Hámzterdan lo más rápido posible —Dijo Javier—. Las pociones y vendajes estaban en el caballo que Galbam y Sesmar tomaron.

—Espero que ambos hallan logrado llegar—Comentó Merkel.

—Yo también—Añadió Diego.

—¿Miriam? —Llamó Valentina—. ¿Dónde estás?

Valentina encontró a Miriam cerca de un árbol, se encontraba temblando de miedo.

—¡Miriam! —Volvió a llamar Valentina—. ¡La quimera está muerta!

—Valentina... Lo logre...—Respondió Miriam con un hilillo de voz.

LexodiaWhere stories live. Discover now