Asesinato en la Neblina

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Miriam volvió a la Guardia del Viento con muchas prisas, ya que debía de dirigir el ataque a Pueblo Neblinoso.

—¡Generala Miriam! —Saludó un hombre al verla pasar. No vió quien era. Estaba muy ensimismada en como los soldados de Sesmar podrían ayudarla.

—¡Llegaste justo a tiempo Miriam! ¡Las tropas están partiendo! —Le avisó Valentina.

—Menos mal. No quisiera perderme esto.

Juntas partieron hacia Pueblo Neblinoso. El viaje fue rápido y sin ninguna dificultad. En dos días llegaron.

Pueblo Neblinoso había sido rodeado por una muralla de siete metros de altura de roca robusta resguardada por algunas torres de vigilancia. Era prácticamente inexpugnable.

Valentina dió orden de establecer un campamento a setecientos metros de la ciudad. La carpa de ella y Miriam se encontraba un poco más alejada, sobre una colina, con el fin de tener una excelente visibilidad.

—¿¡Pero qué es esto!? ¡Nuestros espías no nos informaron de esto!—Gritó Miriam furiosa entrando en la carpa.

—¿Cómo lograron construir esto tan rápido? —Se preguntó Valentina.

—¡Ya no podemos atacar!

—Nada de eso, solo hemos de ir a pedir refuerzos a la Guardia.

—¿Cuánto aguantarían los de la ciudad un asedio? ¿Un mes?

—Hay un río que entra al centro de la ciudad. Por lo tanto tienen una gran fuente de agua.

—¡Eso es! ¡Tengo una idea! —Miriam se dirigió hacia una bolsa.

—¿Qué? ¿Una estrategia?

—¡Una maravillosa estrategia! ¡Envenenaremos el río! ¡Siempre traigo varios frascos para colocar sobre mis armas!

—¿¡Qué diablos Miriam!? ¡Vamos a expulsar al Imperio Varione no ha matar a todos en la ciudad!

—¿¡Y tú!? ¿¡Tienes una mejor idea!? ¡Más imperiales pueden llegar en cualquier momento!

—¡Lo que propones es inaceptable desde cualquier punto de vista! ¡No formaré parte de un asesinato en masa!

—¿¡ASESINATO EN MASA!? ¡ASESINATO EN MASA ES LO QUE EL IMPERIO NOS HIZO HACE DOCE AÑOS!

—¡NO ES LO MISMO!

—¡O ESTÁS CONMIGO O ESTÁS EN MI CONTRA! —Amenazó Miriam desenvainando una daga.

—¿¡Me matarías Miriam!? ¿¡Después de todo lo que hemos pasado!? ¡Recuerdo que antes ni siquiera podías asesinar a un monstruo sin romper a llorar!

—¡CÁLLATE! ¡ME MANIPULAS!

—¿¡De qué hablas Miriam!? ¡Estás transtornada! ¡No eres mejor que el Imperio!

—¡VOY A ENVENENAR AL IMPERIO ESTÉS CONMIGO O NO!

—No voy a permitir que mates a inocentes por tu odio. Baja tu daga —Pidió Valentina sacando su propia daga.

—¡Todo lo que he tenido que hacer para financiar esta rebelión y me dices que me rinda solo porque no puedes soportar unas muertes en tu conciencia!

—¿¡Lo que has tenido que hacer!? ¿¡A que te refieres!? ¿¡Si lo único que hemos hecho es vender el equipamiento de nuestros enemigos y comprar granjas y minas!?

—¡Eso es lo que TÚ has hecho! ¡Yo he tenido que transportar cadáveres de nuestros enemigos y de vagabundos para el Concilio Oscuro y vendido armas a los Bandidos del Hierro!

—Estás loca... ¿Cómo no me di cuenta? He de detenerte.

—¿¡Me traicionas!? ¡Estás de parte del Imperio!

—¡No Miriam! ¡Quiero ayudarte!

—¡MUERE!

Miriam saltó sobre Valentina para sorpresa de ella, que apenas logró defenderse interponiendo su brazo. Valentina empujó a Miriam contra una pared para lograr inmovilizar su mano derecha, que era la que tenía la daga. Miriam soltó la daga, la cogió con la izquierda y la apuñaló a la altura del estómago.

Valentina soltó su daga y se miró incrédula la daga que tenía clavada, miró a Miriam a los ojos y luego trastabilló hacia atrás, tropezó con una piedra y cayó golpeándose la cabeza con el suelo. La daga se soltó y la sangre brotó con mucha rapidez.

—Yo no quería... —Masculló Miriam horrorizada por lo que acababa de cometer.

Un jóven soldado entró a la carpa y contempló sorprendido la escena.

—¡No es lo que parece! —Advirtió Miriam pero eso no le impidió al soldado salir huyendo de ahí.

Miriam corrió tras el hacia el resto del ejército.

—¡DETÉNGANLO! —Ordenó ella —¡ES DEL IMPERIO VARIONE! ¡HA MATADO A VALENTINA! ¡QUE NO ESCAPE!

El inocente soldado entró en pánico y huyó hacia Pueblo Neblinoso. Una flecha se clavó en su cuello y lo mató en el acto.

—¿Mató a Valentina? —Preguntó Nishel bajando un arco.

—Si, el Imperio le pagó por hacerlo.

—¿Cuánto le pagó? —Inquirió una soldado.

—No lo sé. Seguramente mucho.

—¿Atacaremos de todos modos? —Dudó Frist.

—Dentro de tres días. Por ahora le daremos luto a Valentina. No más preguntas por favor, quiero estar sola.

Miriam fue de vuelta a su carpa, Valentina se había desangrado mientras ella estaba hablando. Sus ojos estaban abiertos y parecían expresar pena por ella. Miriam los cerró e hizo que la sacaran para enterrarla.

Cogiendo los frascos de veneno, que eran extractos de arañas gigantes paralizantes mezclados con varios otros componentes, se dirigió hacia el río y los vertió todos. Seguramente en tres días ya estarían todos sino la mayoría muertos o agonizand, entre sus tropas circularía la noticia que habían muerto debido a una enfermedad y que al estar todos encerrados en la misma ciudad se contagiaron con rápidez.

—Con Valentina muerta, Sesmar me apoyará indiscutiblemente y si no, siempre puedo matar a su hijo y hacerlo parecer como si fuese orquestado por el Imperio —Murmuró Miriam viendo su reflejo en el agua —No descansaré hasta que vea ardiendo a todo el Imperio cueste lo que cueste.

LexodiaWhere stories live. Discover now