El Puesto de Centinelas

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El Palacio de Sesmar estaba ocupado bajo las fuerzas del Imperio Varione. Los cuales decidieron no destruir la ciudad por lo bella que se había vuelto.

Habían pasado dos días desde que Bern había caído en las manos del Imperio.

El soldado de la armadura negra se dirigió a la sala del trono, desde donde antes se había organizado la retirada por parte de Bern.

En el trono se encontraba un hombre en una armadura dorada con un casco con bastantes detalles que le cubría el rostro y una larga cresta blanca encima del casco. A su alrededor se encontraban dos mujeres en armaduras blancas y un mago que usaba un traje negro.

—General Mayor Darius—Saludó el soldado arrodillandose frente a el mientras colocaba su brazo izquierdo en el pecho—Gran Mago de Batalla Lokhran, Generalas Malia y Anlia—

—¡Ah Alotias!—Lo saludó Darius colocando su yelmo sobre sus piernas—¿Alguna buena noticia?—

—No mi señor, hasta ahora no hemos logrado averiguar por donde huyeron los traidores—Negó Alotias levantándose desde el suelo—

—¿Y ha qué haz venido?—Preguntó Lokhran dando un paso al frente—

—He venido a informar que el ejército de Hámzterdan ya está aquí—

—Bien—Dijo Darius—Malia, Anlia, recíbanlos—

En el preciso instante en el que ambas empezaron a caminar, diez figuras aparecieron de la nada en la sala del trono.

—¡Así que este es el Palacio dd Bern! Algo humilde la verdad—Observó Ludwig—¿Y estos quienes son?—

—No lo sé, pero definitivamente no son Frédek y Sesmar—Observó Diego desenvainando su espada—

—¡Mátenlos ya!—Ordenó Darius colocándose su yelmo y sacando su espada y escudo—

Alotias lanzó lanzó su hoja encadenada directo hacia Andrew, lo cual lo hubiera matado de Diego no bloquear el ataque.

—Un reto—Alotias sonrió bajo su casco—

Lokhran quedó donde estaba y lanzó un hechizo ilusorio, que nublaba la vista de los afectados y luego lanzó una ventisca contra Ambarea, la cual no le hizo nada.

—Te has equivocado de ser, brujo—Dijo Ambarea mientras formaba una lanza de hielo—

Galaiz y Alerión limpiaron los efectos de nublación con rapidez y luego comenzaron a lanzar una amplia variedad de hechizos contra Lokhran, el cual apenas si resistía.

Diego se lanzó frente a Darius, hubo un choque de espadas y Darius le dió un golpe con el escudo que desequilibró a Diego.

Malia y Anlia sacaron cada una dos lanzas blancas como su armadura y atacaron a Ludwig. Este esquivó el ataque rodando a la izquierda y Marc y María comenzaron a pelear contra ellas junto a Luis y Nicole.

—¡Alerión sacanos de aquí!—Ordenó Pixie saliendo del bolsillo de Diego al ver que unos guardias entraban a la habitación—

Alerión se teleportó junto a sus compañeros a el bosque que estaba entre Hámzterdan y Bern. A unos metros estaba el cadáver de una quimera. Diego sonrió.

—Supongo que eso es un problema—Dijo Alotias—

—Enviaré a una patrulla de soldados para que los mate—Respondió Darius—

—Tendrán que ser varias, para buscar por todos los alrededores—Corrigió Anlia—

—No estaban al tanto del ataque, por lo que no son espías de Sesmar—Observó Malia—

—Matarlos sería lo ideal de todos modos—Culminó Darius—

Se enviaron cinco grupos de treinta guardias cada uno. El grupo que los encontrara recibiría un premio.

En el Bosque de los Cien Robles, estaba teniendo lugar una discusión.

—¡No podemos quedarnos aquí!—Se quejó María—

—¿¡Y a donde iremos, a Bern!?—Replicó Nicole—

—Podemos ir a Hámzterdan—Sugirió Luis—

—Si el Imperio conquistó Bern, seguramente ya está en Hámzterdan—Objetó Galaiz—

—Como cambian las cosas eh Andrew—Comentó Ludwig a su amigo—Nos pagan para llevar a dos magos al Más Allá y terminamos en una rebelión contra el Imperio Varione—

—Al parecer tendré que posponer mi restaurante, aunque supongo que esta si será mi última aventura—Respondió Andrew—

—Calor—Se quejó Ambarea—

—María tiene razón—Afirmó Alerión mientras lanzaba una bola de nieve mágica al rostro de Ambarea—Tenemos que movernos—

—Por aquí debe de haber alguna casa—Dijo Pixie—Vayamos a una—

—¡Los puestos de centinelas!—Exclamó Diego—¡Podemos entrar a uno y estar ahí hasta planear nuestro próximo movimiento!—

—Se donde hay uno—Finalizó Marc—Y está abandonado—

Marc los guió por el bosque hasta que llegaron a una bajada escarpada que daba lugar a una zona muy curiosa: Un claro rodeado por tres colinas imposibles de bajar sin ningún equipo de escalada con un solo camino para entrar y salir. En el claro se alzaba una torre de madera y piedra.

—Este fue uno de los primeros puestos que Sesmar construyó—Dijo Marc mientras contemplaban el lugar—

—¡Pero si esto es inexpugnable!—Exclamó Andrew con asombro—¿Por qué está abandonado?—

—Es un puesto de centinelas—Respondió Marc—Y desde aquí no se ve nada—

—Lo hubiésen convertido en una fortaleza—Dijo Nicole—

—No había presupuesto—Cerró Marc levantando los hombros—

El puesto era una torre de diez metros con una base de piedras. En cada uno de sus lados estaba un estandarte con el escudo y bandera de Bern. El Árbol Milenario blanco en un fondo morado.

Poseía tres pisos sin contar la base y la zona donde el vigía se apostillaba para vigilar.

El único problema es que estaba pensado para parejas, tal vez tríos y en casos extremos cuartetos. Pero Diego y compañía sumaban diez contando a Pixie.

La base no tenía nada más que la puerta y un trozo de madera para trancarlo en caso de ser necesario. Una alfombra con el escudo ocupaba gran parte de la zona y una escalera vertical se encontraba en la pared, esta permitía acceder al primer piso.

El primer piso era una cocina y comedor. Una mesa estaba en el centro y contaba con cuatro sillas. Habían pequeñas rendijas para ver al exterior sin que te pudieran ver desde este. También tenía una escalera vertical en la pared opuesta.

El segundo era una armería. Nada más que dos armaduras de soldados de Bern, tres escudos redondos de madera, un arco sin cuerda, dos carcajs llenos de flechas, un cuchillo y una espada oxidada. Otra escalera vertical también estaba.

El tercero era un dormitorio con dos cobijas de cuero y una almohada fea tirados en el suelo. También con escalera.

La parte superior constaba de un lugar sin paredes a excepción de cuatro soportes para el techo.

Todas las escaleras podían bloquearse por medio de escotillas. Sesmar había pensado en todo; en todo a excepción de como enviar un mensaje si veían algún enemigo.

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