Aún Más Momentos Tranquilos

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Andrew y Ludwig, esperando que pasen los tres días indicados por Alerión...

Para pasar el tiempo, Ludwig se había propuesto la tarea de buscar piedras para hacer un cuadrado alrededor de la fogata.

Andrew por su parte estaba haciendo garabatos en la nieve con una ramita.

—¡Andrew! ¿Cuándo vas a hacer el desayuno?—Preguntó Ludwig.

—Cuándo termines de jugar y enciendas la fogata—Respondió Andrew con tranquilidad.

—Voy—Dijo Ludwig mientras cogía dos piedras.

—Trabaja mi esclavo—Susurró Andrew para sus adentros.

Tras comer un reno que Andrew cazó y cocinó, esperaron que el tiempo pasara y pasara, pero el sol se rehusaba a moverse con rapidez y cada minuto parecía un año. Y así debían pasar tres días horrorosos.

Al día siguiente conversaron de el viaje y lo que harían después.

—¿Tú crees que de verdad vayamos al Más Allá?—Preguntó Andrew.

—Bueno, estamos aquí parados en medio de la nada porque un mago mata dragones nos pidió que lo guiaramos por Páramo Congelado y Desolado y este fue secuestrado por élfos gélidos; luego un hechicero que por lo que Galbam nos contó es aún más poderoso nos da estas ordenes, así que la verdad es que la verdadera pregunta es si vamos a volver del Más Allá—Respondió Ludwig.

—¿Qué haras cuando vuelvas?—Preguntó Andrew—En lo personal creo que esta será mi última aventura, quiero hacer mi restaurante.

—Creo que seguiré buscando tesoros, tenemos como por ejemplo el Rubí azul de la reina elfa Manaurixienala, el mazo maldito de Balgoram, entre tantos otros—Respondió Ludwig—¿Dónde harás tu restaurante?

—Creo que lo haré en Bern, fuí una vez hace ya seis años y Galbam nos ha dicho muchas cosas buenas de Bern—Explicó Andrew.

—Tal vez termines siendo el cocinero del Rey—Bromeó Ludwig.

—¡El Rey! ¡No nos hemos enterado de si la Guerra a estallado aún!—Exclamó Andrew.

Marc, Luis y María, Rumbo a Mawk...

Los tres intentaban avanzar lo máximo posible durante el día y dormir en lugares apartados de los caminos, durante la noche tambien intentaban moverse lo posible. Mantenían esta actitud porque les temían a los Bandidos del Hierro, habían demostrado que podían colapsar un puente mediante fuego mineral solo para asesinar a dos objetivos.

—Estimo que mañana llegaremos a Mawk—Comentó Luis mientras seguían caminando—Ya quiero salir de esta región.

—No extrañaré mucho este lugar—Añadió María.

—Lo que pasa es que no han tenido oportunidad de conocer realmente a esta región—Explicó Marc—En el tiempo en el que yo estuve herido pude ver como aquí el humano y el enano viven juntos como una sola raza.

—Igual que en Viento Cortante—Respondió María volteando los ojos.

—Pero en Viento Cortante tenemos ciudades élficas, humanas y enanas, pero aquí las ciudades enanas poseen una vasta cantidad de humanos y viceversa—Dijo Marc.

—Tal vez algún día volvamos—Comentó Luis.

A la mañana siguiente llegaron a Mawk. Mawk era una ciudad muy antigua, hecha en su mayoría con piedra caliza y marmol, en ella gobernaba un triubirato de hermanos enanos llamados Draj, Mraj y Kraj.

Diego y Pixie, Camino a Gulius...

Juntos estaban el hombre y la hada, el hada buscando conversación contaba la historia de su vida y mencionó algo que a Diego al fin le causo curiosidad.

—¿Cuál es la magia de las hadas?—Preguntó Diego interesado.

—Es una rama de la magia exclusiva de las hadas—Respondió Pixie con extrema obviedad.

—Yo se que es la magia de las hadas, yo quiero saber cual es específicamente la magia exclusiva de las hadas—Corrigió Diego mientras volteaba los ojos.

—Las hadas poseemos habilidades empáticas, el polvillo que soltamos mientras volamos posee propiedades mágicas y tambien podemos lanzar hechizos imposibles para las otras razas—Explicó Pixie—¿Tu eres capaz de realizar magia?

—No—Respondió Diego.

Unas cuantas horas después llegaron a Gulius sin ningún problema.

LexodiaWhere stories live. Discover now