Tres Largos Viajes

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Se dividieron en tres grupos, el primero esta formado por Alerión y Galbam, el segundo por Diego y Ramen y el tercero por María, Marc y Luis.

Alerión y Galbam se dirigirían a Páramo Desolado.

Diego y Ramen a Eiortil.

María, Marc y Luis irían a Monte Rojo.

Se dividieron las provisiones de manera que María, Marc y Luis tuvieran más cantidad y el resto cantidades iguales, cada uno se llevó su caballo.

—¿No existe manera de comunicarnos?—Preguntó Marc.

—Mediante la magia—Contestó Luis.

—Ramen nos enseño en niveles menores—Explicó María—Luis, Ramen, Alerión, Galbam y yo podemos mantenernos comunicados.

—Todos a excepción de mí—Comentó Marc con una sonrisa.

—Sin embargo esto tiene un nivel de alcance en base al poder magico del emisor—Siguió explicando Alerión.

—Estaremos juntos un tiempo, mientras viajemos al Sur, luego hemos de separarnos—Le comentó Ramen al resto, el cual llevaba horas trazando rumbos en unos mapas—Nos separaremos mas o menos a la altura de Balurk.

Partieron de regreso a Bern, llegaron en once días sin ningún inconveniente más que el de un oso polar, el cual ahora era una alfombra en casa de Diego.

Sesmar los recibió alegremente, sin embargo, se notaba su preocupación en su semblante por los futuro acontecimientos.

—¿De vuelta tan pronto?—Les preguntó el Rey—¿Mataron a Gil-Garald?

—No—Negó Diego riendo—Pero ahora conocemos las entradas a la Tierra de los Muertos.

—Se le nota preocuopado Rey mío—Comentó Marc mientras hacía una reverencia.

—Lo sé, el Imperio Varione dice que no envió nada en contra de Gil-Garald por que no pueden abandonar las defensas del Sur, en caso de que el Dominio Meli de los enanos le de por romper dos siglos de paz, sin embargo, abrirán una embajada en cada ciudad humana y comenzará a mandar decenas de soldados y creará nuevas leyes—Explicó Ramses—Los Reyes y Reinas están furiosos por semejantes excusas.

—Esto es grave, la tensión puede cortarse con un cuchillo—Comentó Galbam.

—Le he pedido a Elemor y a Mierl que vengan a una reunión—Les dijó Ramses—Además, he ordenado la realización de más y mejores caminos, para que en caso de una batalla perdida, los ciudadanos no tengan que huir así como lo hicimos nosotros.

—Sabia desición—Lo felicitó Galbam.

Luego de conversar por horas se fueron a dormir, a la mañana siguiente abastecieron sus provisiones y empacaron otras cosas como pociones, armas, flechas, más ropas y velas, en caso de que tuvieran que quedarse mucho tiempo en un solo lugar. Ademas compraron tres mulas de carga en las que llevaron todo esto.

Desde que mataron al dragón oscuro, los niveles de delincuencia habían disminuido bastante y los monstruos se habían ido en su mayoría, incluso los orcos habían fundado una pequeña ciudad llamada Truzulk (Esperanza).

Debido a eso en pocos días llegaron a Pueblo Neblinoso.

Al día siguiente salieron y al atardecer un silbido los puso en alerta.

—¿¡Pero qué es eso!?—Exclamó Luis desesperado por el incesante ruido.

—Parecen varías serpientes, cuidado donde pisan—Le contestó Alerión.

Una grotesca monstruosidad se paró frente a ellos, tenia siete cabezas de serpientes y la del medio estaba coronada por un anillo de piel retráctil; era una Hydra.

—¡Retrocedan!—Ordenó Diego mientras sacaba su espada y se bajaba de su caballo Hael.

Alerión y Galbam tenían un poco de experiencia en matar Hydras, después de la muerte de Gil-Garald tuvieron que ayudar a purgar la zona de monstruos, así que automaticamente conjuraron armas ígneas, Galbam un hacha y Alerión unos látigos de fuego sulfúricos.

Una de las cabezas se lanzó sobre María e intentó devorarla de un solo bocado, pero esta, con increíbles reflejos saltó hacia atrás al tiempo que lanzó un kunai directó a su garganta, el cual la atravesó. La Hydra rugió de dolor

Otra cabeza se lanzó, pero Marc la cercenó con su hacha. Gran error.

El cuello cortado se dividió y rapidamente crecieron otras dos cabezas. Marc retrocedió impactado.

—¿Acaso no conoces ese poder regenerativo de la Hydra?—Inquirió Luis mientras trepaba por la espalda de la Hydra y la acuchillaba con un puñal.

—Pues lo olvide—Reclamó Marc mientras esquivaba un mordisco.

Con los latigos de fuego sulfúrico, Alerión obligó a la Hydra a bajar su cabeza central, donde Galbam la decapitó con una hacha ígnea conjurada.

De la herida calcinada no creció nada, así que repitieron el proceso hasta que la Hydra cayó muerta.

Luego siguieron su camino tras arrancarle algunos dientes y escamas y recolectar parte de su sangre y veneno.

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