Capítulo 8 (NUEVA VERSIÓN)

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Nos alejamos de todos, caminando hasta llegar a una casa enorme a unos diez minutos de la fiesta.

- ¿Quién vive aquí? –Me atrevo a preguntarle cuando abre la puerta. -

-Ni idea. –Confiesa mientras empuja la puerta, algo forzosa. -Vengo a menudo y nunca hay nadie.

Consigue abrir la puerta y entramos en la casa. Nada de lo que estamos haciendo para ser bueno, pero no puede echar a perder nada ahora que todo va bien. Dropped enciende las luces y me mira.

-Tú como en tu casa. –Dice, mientras se quita la chaqueta de cuero y la deja en el sofá. -

-Ni siquiera es la tuya.

Se sienta en el sofá. Me siento en el otro sofá que hay frente a él.

-Hace unos pocos años, después de la muerte de mi hermana, -me sorprende nada más empezar. - los combates se habían hecho parte de mi vida, era mi hobby.

Un viernes salí a tomar copas, creo que me pasé bebiendo, no me acuerdo bien. Solo recuerdo que acabé en la pelea y que nadie podía pararme. Sentía la adrenalina con cada golpe que le daba a ese chico.

Lo siguiente que recuerdo es a Marcos empujándome. Estaba demasiado cansado y borracho. Caí inconsciente.

Al día siguiente, cuando me desperté, no estaba en mi casa. Marcos y otros amigos de Josh me habían llevado a una montaña, donde no había nadie. Aprovecharon mi debilidad y empezaron a pegarme hasta que volví a caer inconsciente. Ese día pensé que moriría, que volvería a ver a mi hermana. Sin embargo, uno de los chicos, que había sentido remordimiento, había vuelto a por mí y me había llevado a casa. Mis amigos me ayudaron.

El lunes, cuando volví a clases, todos me miraban como si fuese un monstruo. Tenían razón. Lo era. Sigo siéndolo hoy. No veía como nada malo lo que había hecho y hoy sigo pensándolo. La gente muere. Aquel día le tocó a Josh. Estoy seguro de que, si no le hubiese matado yo, habría muerto de cualquier otra forma, porque nuestro destino está escrito, y el suyo era morir aquel día.

Todos veían a Marcos como si fuese un ídolo, aunque la verdad es que sentían compasión por él, por la muerte de Josh.

-Dios mío... -murmuro.

-Espera, todavía hay más. –Toma aire. - La muerte de Josh le había afectado de tal forma que empezó a actuar como una persona totalmente diferente. Empezó a parecerse a mí.

Se metió en las drogas, empezó a salir con muchas chicas... Yo entendía perfectamente por lo que estaba pasando, porque en parte es por lo que pasé yo tras la muerte de mi hermana. Fui a su casa e intenté hablar con él. Intenté ayudarle. Por primera vez en mucho tiempo sentía compasión por una persona. Sentí algo de culpa. Sin embargo, nunca quiso hablar conmigo. No podía ni verme.

Le seguí hasta su cocina cuando empezó a huir de mí. Debí haberme ido al saber que no quería saber nada de mí, en cambio le seguí. Entré en su cocina, y empecé a decirle que podía ayudarle.

Se volvió loco. La ira corría por sus venas. No le reconocí. No logré verlo, pero sacó un cuchillo, aquel que más tarde me clavaría en el estómago para salir corriendo de allí y dejarme tirado en el suelo, desangrándome lentamente.

Se levanta del sofá y se quita la camiseta. Observo la cicatriz que tiene en su vientre. Casi puedo sentir como si me estuviesen clavando el cuchillo a mí.

¿Cómo fue Marcos capaz de hacer algo así? Parece inhumano.

Me levanto del sofá y me acerco a él, sin poder apartar la mirada de la cicatriz. Cuando estoy lo suficientemente cerca, llevo las yemas de mis dedos a esta, acariciándola suavemente.

DROPPED 1 - HEAVEN (SUBIENDO NUEVA VERSIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora