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Caminan en silencio a pesar de que todo el mundo esta gritando y celebrando a su alrededor. Es extraño, pero no se detiene a pensar. Tienen que llegar a un lugar seguro según su plan y si Jimin lo está siguiendo hay una posibilidad de que todo salga bien. Apenas puede respirar. ¿Acaso el chico escuchará lo que tiene que decir?

Jungkook tenía miedo.

Después de encontrar el traje perfecto para que nadie lo reconociese en el desfile, donde mucha gente usaba trajes extravagantes igual que en un carnaval, se dio a si mismo la tarea de encontrar a Jimin dentro de la enorme multitud. Siguió el origen de los carros, pensando que se encontraría en el de la organización a la cual pertenecía, pero no lo diviso por ningún lado. Pasaron varios minutos en los que simplemente estuvo buscando con la mirada sin mucho éxito hasta de tan solo unos metros del carro sus ojos se posan sobre una figura inmóvil en el mar de gente que había a su alrededor.

Ahí estaba. El chico más bello que alguna vez vio con una lagrima cayendo por su mejilla. Parecía una visión, pero allí estaba. 

La primera vez que vio a Jimin le pareció solo un borracho más porque tan solo se guió por su vista. La primera vez que lo vio realmente, no con los ojos sino con su alma, se dio cuenta de lo roto que estaba. Jimin estaba fragmentado en muchos pedazos. Mucho dolor se veía en sus ojos y aún así era capaz de sonreír. Jamás había conocido a alguien tan fuerte, capaz de levantarse después de todo lo que había sufrido. El día que le contó su historia también se dio cuenta que el abuso jamás nubló el corazón del chico. Los sentimientos de Jimin eran igual de puros que los de un niño pequeño. La mayoría de las personas pierde esa blancura del alma conforme crece, más Jungkook podía ver claramente que el chico aún lo tenía. Era bueno, demasiado nuevo para este mundo.

Fue un impulso. No lo pensó dos veces. Simplemente le tomó de la mano como alguna vez lo hizo hace años. Sintió la piel cálida y el choque de electricidad en sus yemas. A pesar de que se lo negaba una y otra vez desde que se fue para alejarse de Jimin la verdad era que el único momento en el que alguna vez pudo sentir que tenía un hogar era allí. Cuando sus dedos se entrelazaban.

Se mintió tanto.

Ahora avanzaban por la multitud y rápidamente doblaron en uno de los callejones sin salida que estaban alejados de todo el ruido. Jimin iba detrás suyo siguiendole el paso juntos con el bastón. Cuando llegaron al final del callejón por primera vez volteo a ver al chico. Estaba tan nervioso que casi no sentía los dedos y solo deseaba que todo pudiese salir bien.

Y allí estaba Jimin, en todo su esplendor.

— ¿Qué mierda significa esto?

Podía sentir el enojo en sus palabras y lo entendía. Para poder verlo mejor se deshizo de la mascara y luego sus miradas chocaron fijamente. ¿Cuantas veces había visto los mismos ojos y había sentido ese calor familiar? Cuando Jimin fue a la iglesia y lo vio después de todos los años en que estuvo fuera de la ciudad esa sensación seguía ahí, aunque cubierta de mucho odio y rencor. Estaba tan equivocado en ese entonces, jamás se perdonaría a si mismo por todo el dolor que causo.

— Necesito hablar contigo. Hay muchas cosas que debes saber.

Jimin le miró de pies a cabeza sin poder creerlo.

— Creí que los Ministros no podían vestirse de una manera tan provocativa y encima de ángel.

Jungkook  suelta un suspiró antes de contestar.

— Ya no soy Ministro.

Esa era la primera fase para dejar de engañarse a si mismo. El camino de Ministro fue el que sus padres decidieron, no él. Desde ahora iba a seguir sus propias decisiones. Quizá no serían las mejores, pero si serían las suyas.

Pecado ◆ Kookmin ; 국민Where stories live. Discover now