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— Usted siempre me pareció diferente, desde el día en que llegó. No sabría decirle por qué, tan solo lo sentía... Por eso intenté que se sintiera cómodo de inmediato, sentía que era mi misión, ¿sabe? Pero ellos no lo ven así. Ellos creen que intentaré manipularlo solamente porque cometí un error en el pasado... Fui condenado por mi familia y aquí parece que siguen castigándome por ello a pesar de que he intentado enmendarlo a cada segundo...

Jungkook se detiene en una calle desierta donde varios locales están abiertos para servir la cena para quedarse mirando a Doyoung y las pequeñas lagrimas que salían por los ojos de este. En ese momento comprende que aquel dolor que llevaba el chico en su interior era profundo y desgarrador, casi tanto como el mismo escondía del mundo entero.

Así que lo comprendió antes de que lo dijera.

— Yo también me enamoré de un chico, Ministro.




      • • • 



  

Siempre había entendido que los padres eran quienes te protegían sin importar que, sobre todo cuando eres un niño temeroso del mundo. Se suponía que la familia siempre sería tu mayor apoyo en los momentos difíciles, que sin importar los errores la tendrías a tu lado cuando más la necesitaras. Desde pequeño pensó que eso era lo que tenía. Que el apoyo que sus padres le brindaban era desinteresado y lleno de amor.

Pero Jungkook no entendía como habían llegado hasta allí, ni como las cosas podrían volver a ser lo que fueron.

Siente que su mente comenzó a funcionar en piloto automático desde que iban caminando con Jimin y antes de llegar al edificio de la organización se dan cuenta de que la policía y la ambulancia estaban allí. Muchos escenarios se le pasaron por la mente, pero menos uno y que fue el que tristemente estaba sucediendo.

Apenas vio la mano de Doyoung cayendo a un costado de la camilla supo que ya no había más que hacer. 

Recuerda correr y gritar, ni siquiera sabe qué pero lo hizo. Es como si el mundo de un segundo a otro se hubiese quedado en silencio y lo único que sus oídos eran capaces de captar era el sonido de la única voz que necesitaba en ese momento.

— ¡Basta, Jungkook! —gritaba Jimin tratando de sostenerlo— ¡Mírame a mí, mírame!

El chico le tomo la cabeza e hizo que le mirara directo a los ojos. De a poco sus gritos se comenzaron a desvanecer, pero las lagrimas ahora ocupaban su lugar.    

— Todo estará bien, Jungkook —repetía Jimin una y otra vez—... Todo estará bien...

¿Cómo? ¿Cómo podrían estar las cosas bien? En menos de un día muchas personas habían muerto y entre ellas se encontraba Doyoung, quien fue su único aliado una vez que se dio cuenta de todos los errores que había cometido. El chico le había apoyado sin siquiera cuestionarlo, se involucro en el torbellino que era su vida y, aún más importante, le dio su amistad.

Y ya no estaba. 

Eso jamás estaría bien.

Lloro durante varios minutos en el hombro de Jimin y luego se dirigieron una vez más a la comisaría. Las horas pasaron y Jungkook no estaba al tanto del correr del tiempo. Su mente estaba tan adolorida que ya ni siquiera sabía si todo lo que estaba sucediendo era real o no. Lo único que fue capaz de despertarlo por un breve lapso fue cuando Seokjin se acercó estirando su mano.

Pecado ◆ Kookmin ; 국민Where stories live. Discover now