18. Un posible nuevo Pentágono

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-Fue un placer hacer tratos con ustedes— sonríe orgullo de su jugada Rito.

Me aguanto las ganas de burlarme en sus caras. Ahora sí que no se puede quejar Cal que hago trampa, porque Rito está del otro lado de la mesa, enfrente de mí pero tengo mis métodos para pasar información sin ser vista.

Mi sonrisa se ensancha al escuchar su rechinar de dientes del enojo.

Rito se levanta con una gran sonrisa que hace contraste con la pintura que trae en la cara. Me espero una ronda más para no levantar sospechas y los dejo hablando mal de Rito.

Me siento en un taburete y le pido una lata de cerveza al barman.

—Excelente jugada— se recarga en la barra de espalda bebiendo su cerveza con indiferencia.

—lo mismo digo—alardeo, terminándome mi cerveza.

—que pésimo servicio hay ahora—se queja. —Me gustaba más cuando trabajabas aquí—me guiña un ojo coqueto. —deja te invito—alza la mano para llamar al barman y pide dos ron.

Tomo el vaso y bebo de un trago el ron. Dejando que este queme en mi garganta y saboreando el esquicito sabor amargo. Hay una pequeña cosa en mi bebida, un pedazo de plástico que lo muevo con mi legua escondiéndola debajo de esta. Dejo el vaso sobre la mesa. Rito mira sobre mi hombro y luego su mirada vuelve a mí con una sonrisa que no me agrada.

Giro mi cabeza hacia la derecha y ruedo los ojos al toparme con Rick.

Tomo el papel dejo Rito sobre su vaso vacío y me dispongo a irme pero Rick se interpone en mi camino. Con la mirada digo que si viene a darme explicaciones pero el solo se aparta.

Me quedo unos segundos en mi lugar tratando de controlarme y no gritarle. Al fin vuelvo a retomar mi camino. Salgo para irme pero antes saco la cosa de plástico de mi boca. Aún falta para ir al pentágono y no me gusta en si el lugar, el ambiente es pesado y mucho bullicio. Y solo me agrada la compañía de Rick pero ahora está de mamon y así no lo tolero.

Me detengo alado del puente Fa, pero yo no me quiero dirigir ahí. Me quedo observando el paisaje que rodea el bosque. El azul del cielo y las nubes blancas que parecen ser dibujadas por un artista. Las nubes parecen brochazos de pintura blanca como si no le importara que no fueran perfectas que aun así las admiraríamos por la belleza de esta. El puente ya no es muy transitada ahora ocupan más las carreteras Sur. Volteo a un lado a otro observando el lugar y se me viene una idea a la mente.

Enciendo de nuevo la moto. Me pongo a en la línea de meta imaginaria. 1...2... ¡3!

Salgo a toda velocidad que puedo al llegar a cierta distancia doy media vuelta derrapando bajando un poco la velocidad y vuelvo a la línea de meta. Mi puntaje es el mismo de siempre. De nuevo hago lo mismo pero esta vez sin bajar la velocidad. No alcanzo a dar la vuelta sin antes caer al suelo—las vueltas cerradas nunca han sido mi fuerte—. Lo hago de nuevo una y otra y otra vez hasta que me quedo en el suelo. «Levántate que eso solo fue calentamiento» las palabras de Rick se me vienen a la mente. Niego con la cabeza y me levanto de nuevo. Sacudo mi ropa y de nuevo voy intentarlo.

Vamos tu puedes, me repito dentro de mi cabeza. Acelero lo más que puedo, mis manos sudorosas se aferran a las manilas. Mi corazón late de con fuerza en mi pecho. La adrenalina me invade y siento un cosquilleo recorrer mi cuerpo. Vamos, vamos. Inclino la moto para poder dar la vuelta, la llanta choca un poco con el pavimento haciendo que me pierda el control un poco pero logro estabilizarla a tiempo. Doy un grito a lo alto de felicidad, mis manos abandonan las manillas y las alzo al cielo como si quisiera alcanzarlo. Mis manos regresan a su lugar y dispuesta a hacer la siguiente vuelta sin parar .Voy a dar la segunda vuelta cuando vuelvo a caer, me levanto adolorida y levanto la moto del suelo. Veo que el cronometro marca nuevo record. Es mucho más de lo que he hecho alguna vez en alguna carrera de vueltas cerradas.

No Confies En NadieWhere stories live. Discover now