32. Unos ojos distintos

79 11 0
                                    

—Estoy perfectamente bien—giro sobre mí sonriendo. —Ves, estoy bien—Will me sigue observando con recelo sin poder creerlo y es que yo tampoco me la creo.

Hoy amanecí en perfectas condiciones. No había rastro de ninguna mancha se habían esfumado como si nunca hubieran estado ahí y no solo eso también todo dolor o cualquier molestia en mi cuerpo se había desvanecido. Pero algo me había dejado maravillada. Mis costillas ya no dolían puedo estirarme sin ningún problema o malestar. Mi hombro que a pesar de llevar tiempo todavía no se me había curado por extraño que sea pero aún más extraño que hoy no tenía problemas. Mi abdomen donde había recibido el navajazo solo quedaba la cicatriz y no dolía en absoluto algo impresionante. Me siento como nueva. Como si hubiera sido solo una gripe todo este tiempo. Aunque había un solo pequeñísimo problema mis ojos estaban rojizos como si estuviera drogada y algo extraño estaba en el color de ellos.

—Pero...

—Oye, ¿no te alegra que este bien? —lo encaro harta de tantas preguntas sin verlo teniendo mi vista fija en la maquina dispensadora, esperando que mi botella de agua caiga

—Claro que me alegra que estés bien solo que...—lo miro a través del vidrio que se reflejan nuestros reflejos, esperando que siga pero él niega y me sonríe. —Nada, lo importante es que estés bien. Por cierto tengo novedades.

—Eso son música para mis oídos pero tendrá que esperar—digo bajando la voz y recogiendo la botella y bebiendo un poco de ella. —Nos vemos al rato—digo mezclando entre el mar de personas cuando algunas de ellas no paran de verme y es que he sido novedad por el incidente y no quiero que me vean son Will, lo último que quiero es meterlo en problemas. No quiero que lo marginen y menos ahora que puedo ver que le va muy bien socializar con estos espécimen que se hacen llamar humanos.

Las clases las siento largas y eternas. Como si el universo sabría que esto es una tortura y se divierte viéndonos sufrir. Y un insoportable pero pequeño pulso en la cabeza me hacía perfecto mi día.

—Señorita Elizabeth, puede venir por favor—me habla el profesor de lenguas muertas mientras que mis compañeros siguen saliendo del salón para su siguiente clase. Me acerco al escritorio. —He estado checando su historial me sorprende muchísimo y me alegro que tenga notas excepcionales en mi clase. Mi único problema son sus inasistencias

No se preocupe lo tengo todo bajo control...

—Así como el único problema es ese. Para tenga la nota perfecta en mi clase tendrá que hacer actividades extras y se me ha ocurrido que puede ayudar en la enfermería en sus ratos libres

—¿No sería mejor que sería algo relacionado a la clase?—me arrepiento al momento que dejo escapar esas palabras.

—Si también tengo opciones como dar Tutorías...—aleja el papel del permiso

—La enfermería está perfecto, gracias por preocuparse por mis notas—me apresuro a hablar arrebatándole el permiso y despidiéndome saliendo del aula.

Ya alejada del salón. Reviso mi horario y tengo hora libre, será mejor que vaya a empezando con mis puntos extras. Aunque podría simplemente no hacerlo y hacer lo que todos los años hago. Suelo hackear el sistema y poner mis asistencias en aprobatorias. Las notas nunca he tenido problema a lo largo de estos casi 4 años. A ver estudiado en casa la mayor parte de mi vida, me beneficio porque los profesores me exigían más y me hacían retos de aprenderme ciertas cosas para recibir premios u horas más descanso. Mintzwood es un gran colegio, de eso no hay duda y los profesores hacen muy bien su trabajo por algo es una de las mejores colegios además que nos enseñan a trabajar por nuestra cuenta y dejar de ser hijos de papi, pero a mí no me gustaba entrar a sus clases, un repaso de lo que veremos para mi es suficiente.

No Confies En NadieWhere stories live. Discover now