61. Despertar

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Me levanto de la cama o donde sea que este. Todo se mueve y no logro reconocer el lugar. Me tambaleo hasta caer al suelo

El dolor de la cabeza es insoportable.

Me quedo sentada en el suelo hasta que el mareo se desvanece con el dolor de la cabeza.

Las paredes lilas se me hacen familiar, y al mirar de nuevo la habitación, caigo en cuenta que estoy en casa.

Desconcertada y confundida, me levanto. Me pego a la pared y observo con recelo mí alrededor.

¿Cómo carajos llegue aquí?

Pequeños flashes llegan a mi cabeza después de la golpiza que me dieron. Logró recordar la voz del anciano y después aparecí en aquella habitación oscura con otra yo.

¿Eso fue verdad o todo me lo imagine? ¿Cómo me encontró mi padre? ¿Él fue quien me capturo? ¿Tuvo algo que ver?

Con sigilo camino por el pasillo que parece infinito llegar a las escaleras. Con precaución bajo las escaleras sin hacer ruido. Como costumbre me dirijo a la cocina, donde por obvio no hay nadie ahí.

Me quedo quieta tratando de escuchar algo pero la casa se mantiene tan silenciosa como siempre y no hay nadie. No escucho la voz de mi padre o algún ruido de herramientas. Nada. Todo está en calma.

Abro el grifo del agua y dejo que corra. Observo como el chorro cae y se va por el desagüe. El agua me tranquila un poco. No estoy en un sueño, veo con claridad el agua. Para estar completamente segura comienzo a contar conforme voy cerrando poco a poco la llave del agua.

...seis, siete, ocho...

Escucho unos pasos detrás de mí y por la brillante llave color plata veo el reflejo de alguien a unos metros detrás. Me volteo con rapidez y veo a Flynn del otro lado de la isla.

Por instinto agarro el cuchillo que está sobre el mesón.

—¿Cómo llegue aquí?

—Elizabeth, primero baja ese cuchillo—alza sus manos.

—No hasta que me digas como carajos llegue aquí. Estoy harta que nadie me de respuesta además que nadie me garantiza que eres tu—murmuro lo último aunque si lo alcanza a escuchar.

—Mira no sé qué pasó pero todo te lo puede explicar el señor Mayer.

—No necesito que él me explique nada. Solo quiero irme de aquí—miro hacia la puerta. Si no es malo me dejara irme sin objeción.

—Lamento informarte que eso no será posible. Tengo órdenes de que te lleve con tu padre en cuanto despertaras.

—Yo no quiero ir con él —él se mueve a un lado y yo me muevo de lado opuesto.

—No solucionaras nada de esta forma así que de nuevo te pido que dejes ese cuchillo.

—Está bien lo dejare—detengo mis pasos. Alzo mis manos en rendición. —Así que atrápalo—se lo lanzo para que lo atrape del mango. En su distracción en atrapar el cuchillo salgo corriendo de la cocina.

Siento unos brazos que rodean mi cintura y me elevan.

—Déjame—lanzo mi mano hacia atrás en un puño con fuerza.

Me suelta un poco pero alcanza a agarrar mi muñeca con fuerza, alza mis brazos llevándolo a un lado y las inmoviliza, le doy un rodillazo en el abdomen, eso no es suficiente. Mueve rápido mis brazos y uno lo deja libre aunque no tengo suficiente tiempo además que se mueve demasiado rápido cuando me doy cuenta que a puesto algo alrededor de mi muñeca de la mano que tiene sujeta. Se mueve detrás de mi llevando mi brazo detrás de mi espalda, llevo mi codo hacia atrás pero él bloquea el golpe y sujeta mi brazo junto con el otro detrás de mi espalda, las esposa ambas y me empuja contra la pared.

No Confies En NadieWhere stories live. Discover now