Laguna de los Recuerdos #5

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Trato de no cerrar los ojos mientras como pero se me hace imposible.

—Libby, cariño, es hora de despertar—habla mamá con el teléfono en la mano y pasando su otra mano sobre mi cabeza.

Sacudo mi cabeza y trato de seguir comiendo el desayuno.

—Adiós—se despide papá de mí y de mamá —Jack, corre que llegas tarde a la escuela—pasa corriendo Jack detrás de él dejándome sola en casa.

—No tardare—promete mamá sentándose a mi lado y acariciando mi mano, le regalo una débil sonrisa. —Regreso pronto—mira su reloj para luego acercarse a besar mi cabeza y sale deprisa de casa.

Observo la mesa donde aun están los trastes sobre ella. Al tener el cereal muy aguado prefiero dejarlo ahí y me escabullo hacia el jardín para ir a ver a Tía Chloe.

Camino por el jardín de los vecinos y toco la puerta de cristal al ver a Tía Chloe cocinando, ella voltea y una sonrisa crece en su rostro. Abre la puerta para después poner las manos en la cintura.

—Que te trae por aquí pequeña ratoncita—me encojo de hombros, se hace un lado permitiéndome entrar.

—Will aún no llega posiblemente llegue mañana—dice sentándome en taburete. —Qué te parece si te sirvo un rico trozo de pay—asiento feliz.

Después de terminar de comer, le pido otro pedazo para llevar a casa y en señas le digo que debo de regresar. Ella me entrega el pay en un pequeño traste de plástico y me despido. En seguida ella la llaman y se va. Salgo de la casa de los vecinos y entro sin problemas a casa. Voy corriendo hacia el segundo piso hasta llegar a la mitad del corredor, me detengo enfrente de la puerta de colores. Toco antes de entrar y asomo mi cabeza en busca de la cabellera rubia.

—Libby—me saluda con debilidad.

La saludo y le digo en señas que Tía Chloe le ha traído un poco de pay.

—Mmm...ya lo quiero probar—se queja al sentarse pero ella sonríe para no preocuparme. —Gracias—me sonríe al tener el recipiente en sus manos y saborea la delicia de pay.

Muevo mis pies jugando mientras veo como ella come y me vista cae en su piel blanca y con manchas rojas.

¿Qué te paso?, le pregunto a señas.

—Soy alérgica algunas cosas y por eso me pasa esto—me sonríe y sigue comiendo. Una alarma se escucha y entra una muchacha entra diciendo que es hora de poner su medicina y le empieza untarle una crema en su piel roja, le pido que si yo le puedo ayudar y me dice que me lave las manos y le ayude. Mientras le ayudo a ponerle la crema Mandy hace muecas de dolor tan solo pasar con suavidad mi dedo contra su piel me alarmo pero ella me sonríe. Empiezo a tararear una canción que se me viene a la mente. Después de untarle la medicina, la sirvienta se retira dejándonos sola.

Una luz extraña está en la pared moviéndose, busco donde pertenece y me sorprendo al saber que proviene de afuera. Me asomo por la ventana y algo brilla produciendo que esa luz se refleje en la pared de Mandy.

Volteo a verla y le pregunto sobre la luz.

—alguien debe tener un espejo haciendo que la luz sol llegue hasta aquí—señala la ventana. —por cierto puedes cerrar bien la cortina antes de salir que ya sabrás quien es que te está llamando

Asiento y me apresuro a salir para ir a buscar a Willy.

Entro a la casa de los vecinos y al ver que la luz proviene del bosque salgo por la puerta que da hacia afuera.

—Willy —lo llamo.

Pero no hay nadie el bosque se mantiene en silencio y algo que he aprendido a lo largo de estos meses es que los bosques nunca están silenciosos. Siento una mano en mi hombro estoy por voltear pero me quedo rígida al escuchar la voz irreconocible.

—No te voltees—habla una voz gruesa aunque familiar. —No te hare daño. Tranquila.

Mi respiración se vuelve pesada y una sensación de pánico me invade e mi cuerpo pero no era por esta situación sino que me he transportado otro lugar, a un lugar del que no puedo recordar bien pero la oscuridad esta presente ruidos extraños también que me hace temblar de pies a cabeza.

—oye tranquila —y para mi sorpresa comienza a tararear muy desafinado la canción de hace unos momentos yo se la cantaba ha Mandy. —¿mejor? —me pregunta el extraño detrás de mí. Asiento —Me conoces pero no me recuerdas, mira—me tiene una cajita de ¡Aritos de colores!

—Es hora de tu corte de cabello—susurra mientras el sujeto agarra mi cabello que me llega a los hombros, trato de voltear pero él me lo impide y me dice que siga comiendo.

—ya estas lista—sacude mi cabello que de nuevo me llega debajo de las orejas. —ten, dáselo a Owen, solo a él, ¿entendiste? —me tiende un sobre

—¿Quién...eres...? —se me dificulta decir la oración en voz alta.

—Alguien que te debe mucho. —me hace entrelace mis manos sobre el sobre. —Solo a él, a nadie más, por favor no se te olvide darserlo, es un importante. Vete, te estarán buscando—asiento y sin mirar atrás empiezo mi caminata hacia mi casa.

—¿¡Elizabeth, que le hiciste a tu cabello!? —grita sorprendida mamá al verme pero no respondo solo me dirijo al sofá y me siento ahí a esperar a papá.

Ella trata hablar conmigo pero no respondo ninguna de sus preguntas. Se rinde y me deja sola. Papá tarde mucho en llegar pero aun así no me muevo de mi lugar porque es importante y lo olvidare. Cuando él llega soy la última en saludarlo.

—¿Que pasa princesa? Wow que cambio de look—alborota mi cabello teniéndome en sus brazos pero no rio mucho.

Le tiendo el sobre. Él lo abre con una sonrisa pero cuando lee lo que contiene la carta su sonrisa se desvanece.

—¿Quién te dio esto? 

No Confies En NadieWhere stories live. Discover now