25. Una pista más clara

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No puede ser ella. Es imposible, ella está muerta.

Un golpe en la pierna me saca de mi trance.

—Oye, tenías que golpearla—me regaña Ethan pasándose la  pelota a Caleb.

Busco entre los arboles la sombra o a Morgan pero no la veo más. Mi respiración se acelera. Por favor aquí no. Respira, vamos tu puedes, ella no está aquí, trato de tranquilizarme.

—Li-by—me llama Bela.

Me siento en uno de los escalones. Trato de sonreírle pero se me dificulta.

—Mira, pink está aquí—me tiene un gusano mientras este se retuerce en su mano. Ella al parecer nota algo extraño en mí y deja a un lado el gusano y me abraza.

Le correspondo el abrazo. La abrazo con todas mis fuerzas sin lastimarla.

—¿Po que no me viste? —pregunta sin separarse de mí.

—Lo...siento—mi respiración se entrecorta.

—No volvas a dejarme

—Nunca —el aroma a tierra mojada me tranquiliza. Al tener a Bela en mis brazos me relaja sabiendo que ella está a salvo y que nunca le volveré fallar y siempre estará primero que yo.

—Gracias—le digo aunque sé que ella no me entenderá.

Me recargo en la columna y bella se recarga en mi pecho acurrucándose dispuesta a dormirse.

***

—Tan rápido te tienes que ir—se queja Chloe al verme poner el abrigo que me presto Kim

—Lo siento. Tengo cita con Rodwen—explico. —Prometo que estaré de vuelta para la cena.

—Eso dijiste la otra vez—me reprocha.

—¿Qué tengo que hacer para que me perdones? —me acerco a Chloe. —Palabra de que vuelvo para la cena—ella me pone mi bufanda como cuando era pequeña, dando entender que me cree.

—Ve con cuidado, ¿segura que no quieres que te lleve?

—No es necesario...—la notificación de mi celular me distrae. —espérame tantito—saco mi celular.

Número Desconocido.

¿Confias mucho en tu colega? No creo que se moleste si te llevas su auto. Hay una sorpresa esperándote.

—Estaré bien, me llevare el auto de Ja...Will—me corrijo en el último momento.

—Bien, vete con cuidado— besa mis mejillas para despedirse y me deja al fin dejar la casa. —¿te lo presto? Sus llaves estan junto a la puerta— dice cuando la llaman en la cocina.

Antes de poder abrir la puerta. Entra Edgar cargando bolsas de supermercado y se sorprende al verme.

—Sobrina, que milagro que te de dejas ver— deja las bolsas en el suelo y me estrecha en sus brazos levantándome un poco.

—He estado algo ocupada—miento. —Pero vendré más seguido—prometo.

—Aún tenemos clases pendientes—me recuerda.

—No lo he olvidado. Regresare antes de la cena.

—Entonces te estaré esperando—revuelve mi cabello con cariño.

—¡Papi! —grita una voz chillona, corriendo a los brazos de Edgar.

—Princesa— la eleva y le hace avioncito. Ella ríe y aprovecho para irme y no me detenga por tercera vez en el día.

No Confies En NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora