ocho

7.4K 454 188
                                    

"Nobody humiliates me, not again

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

"Nobody humiliates me, not again."



60 Horas de Atraco


En estos momentos me encuentro con Moscú trabajando en el túnel de la bóveda, ya que allí arriba no iba a ser muy útil; la inspectora había entrado para hablar personalmente con cada uno de los rehenes, siendo custodiada por Berlín, Rio y Moscú, ya que ya se les conocían. Los demás los ayudaban con los rehenes, obviamente cada uno con sus respectivas mascaras. Ya eran demasiadas manos para agregar otro par, así que decidí apresurar un poquito las cosas y ayudar a Moscú.

Para no estar en un ambiente borde y aburrid, coloque y encendí una radio que había encontrado mientras husmeaba algunos cajones de la oficina de Arturito. No tengo la menor idea de cuál será el canal, pero están pasando una canción italiana que solíamos cantar cuando estábamos en la casa de Toledo.

Ambos nos encontrábamos picando el cuadrado dibujado en el suelo mientras tarareábamos aquella canción.

De un momento a otro Moscú coge mi brazo, obligándome a detener los rápidos movimientos que hacía con estos para poder destruir los azulejos con el pico. Observo sin comprender como el viejo se metía en aquel pequeño agujero sacando restos y rápidamente puedo sentir como arroja algo a mi rostro causando que cierre mis ojos y posicionara mi mano frente a mí. Al abrirlos, pude notar como una especie de arenilla negra caía sobre mi overol.

— ¿Esto es lo que creo que es?

— ¡Tierra! —grita sonriendo, cogiendo mas— ¡Es tierra, Mérida!

No puedo contenerme y cojo grandes cantidades en mis manos para comenzar a lanzarlas hacia el aire acompañada de un gran grito de felicidad.

— ¿Qué pasa? —escucho la voz de Tokio entrando a la bóveda

— ¡Dime tú que pasa! —le arrojo tierra en la cara, mientras se escuchaban los gritos de Moscú detrás.

El clima de euforia no tardo en llegar. Habíamos encontrado tierra y Nairobi tenia las rotativas en plena potencia, había superado los cuatrocientos millones de euros.

Poco a poco comenzaron a llegar el resto de mis atracadores cómplices, cantando a gritos la canción italiana y arrojando tierra como si de un ritual se tratara. No pude evitar abrazar con todas mis fuerzas a Denver, mientras este me hacia girar levemente en el aire.

Todos se habían tomado de los brazos y comenzaron a girar al ritmo de la música, así que aproveche a tomar uno de los sacos de dinero para poder arrojarlos al aire una vez que me había posicionado en el medio de aquella ronda.

Eran nuestros diez minutos de gloria. Podría decirse que uno de los momentos en los que fuimos felices ahí dentro.

• • •

Mérida ||Denver||Where stories live. Discover now