veintidos

2.8K 227 112
                                    


-IMPORTANTE: necesito que lean la nota del final-



"Bum bum chao"

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

"Bum bum chao"




— Creo que estoy enamorada de esta cosita —digo sonriendo, acariciando la cabeza de la suave cabra que Tokio alimentaba con un biberón— Quiero una.

— Ya tienes una.

— ¿Dónde?

— Denver se ríe igual —dice burlona, causando que una risa extremadamente fuerte saliera de mis labios.

El día estaba de puta madre; el cielo solo estaba ocupado por la gran estrella solar, ni una nube, y esta se encargaba de cubrir cada rincón del gran patio y campo a nuestro alrededor con su clara luz brillante.

— ¿Pero qué tenemos aquí? —la juguetona voz de Nairobi se escucha aproximándose— Que parece que no han roto un plato en su vida.

La morena se quedó parada enfrente de ambas, justo en medio, quienes nos encontrábamos sentadas en un cantero viejo un poco alto.

— Quiero un hijo así, yo —murmura la pelicorto, sin despegar su vista del pequeño animal.

— Apenas puedes cuidar de ti misma —bromeo— ¿Y quieres tener otra vida a tu cargo?

— Miren quien habla —responde.

Increíblemente para toda la banda, Tokio y yo nos hemos comenzado a llevar mucho mejor que antes. Se podría decir que es gracias a Nairobi; la mujer nos dejó bien en claro que no iba a soportar nuestros tratos chocantes por segunda vez en su vida, y mucho menos en la situación por la cual nos hemos vuelto a ver. Por lo que básicamente nos obligó a convivir pacíficamente.

— Anda, ten —dice la morena extendiéndome una manzana— Desde el mediodía que no comes, el niño debe estar haciendo huelga que se muere de hambre.

Sin rechistar tomo la fruta y, agradeciéndole con un asentimiento, la llevo a mis labios para comenzar a devorarla.

— ¿Y esta gente, que coño hace? —pregunta luego de haber mordido también su manzana. Volteo para seguir la dirección de su mirada, encontrándome con el Profesor y Lisboa estirando sus músculos en la mitad del jardín; habían estado acostado en unas incomodas reposeras durante un par de horas.

— Yo que sé, tía —susurra Tokio— Yo creo que están batiendo records.

— ¿En quién logra dar más vergüenza ajena? —pregunto para luego quejarme del amistoso golpe que me dió la morena en el brazo por lo que había dicho.

Mérida ||Denver||Where stories live. Discover now