treinta y dos

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si, seguramente tienen ganas de matarme por la larga espera... PERDÓN



"Cincinnati had to meet his uncle"

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"Cincinnati had to meet his uncle"


Una vez los rehenes organizados en filas frente a las puertas de entrada del Banco de España, el Profesor dio la orden para que estas se abrieran dejando entrar la luz del exterior. Desde mi posición, a un lado de la fila derecha, podía escuchar los gritos de ánimo de la multitud que se encontraba fuera.

Esta vez fue turno de Helsinki y Denver de indicarles a los rehenes su salida, ya que el intercambio era ese; nosotros entregábamos una cierta cantidad de rehenes si la policía nos devolvía a Río. 

Y eso mismo era lo que estaba sucediendo en estos instantes.

Inconscientemente bajé mi arma y sonreí al ver ingresar al miembro más joven de la banda más radiante que nunca; vestido impecablemente con un traje y sus rulos despeinados, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad iban a juego con sus blancos dientes que relucían a través de su sonrisa.

Dándole privacidad a la pareja, procedimos a cerrar las puertas para continuar con el atraco como debería ser; pero a los pocos segundos de que las pesadas placas de metal se estrellaran entre sí, un cuerpo literalmente voló entre ellas y cayó en el suelo de la entrada principal del Banco de España.

— ¡No disparen, no disparen! —gritó la figura desconocida cubriendo su rostro con sus brazos, aún en el suelo, cuando con Helsinki y Denver nos acercamos para apuntarle directamente en la cabeza— Voy desarmado.

Poco a poco, el hombre dejó de temblar y bajo sus brazos para apoyar sus manos en el suelo. Giro lentamente hasta poder levantar un poco su postura y dejar ver su rostro.

— Soy Arturo Román.

— ¿Arturito? —pregunta Denver sin dejar de apuntarle.

— No me jodas —digo retrocediendo unos cuantos pasos ante la indignación que comenzaba a recorrer mi cuerpo— ¿De todas las putas personas que podrían haberse colado tenía que ser él?

Sin dejar que el susodicho me distrajera me dirigí hacia los rehenes para reubicarlos en las escaleras, viendo como arrastraban a Arturo Román junto a ellos, quedando todos los atracadores rodeándolos y Rio enfrente.

— Podríais estar ahí afuera, viviendo la vidorra, y estáis aquí metidos en la puta boca del lobo —comenzó Rio su discurso, acompañándolo de gesticulaciones exageradas y una risa mezclada del sentimiento de nerviosismo y felicidad— ¿Sabéis lo que hay de liada ahí afuera?

Mérida ||Denver||Место, где живут истории. Откройте их для себя