𝖔𝖓𝖊 𝖘𝖍𝖔𝖙𝖘 • 𝕮𝖍𝖗𝖎𝖘𝖙𝖔𝖕𝖍𝖊𝖗 𝖁𝖊𝖑𝖊𝖟 • +𝟷𝟾

«con juguetes»

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A Christopher Vélez le gusta mantener las cosas excitantes cuando se refiere al sexo. Él y su novia siempre intentan posiciones nuevas, tratando de disfrutar cada aspecto de ese acto. Así que el castaño se puso a buscar en google como aumentar el placer de su compañera. Encontró unas cosas muy interesantes, pero lo que más le llamó la atención fue un artículo que leyó sobre agregar juguetes al acto. Al principio no estaba muy seguro, pero siguió leyendo y para cuando terminó de leer el artículo quedo convencido que sería una experiencia excitante.

Ahora, aquí está en una tienda para adultos tratando de encontrar el juguete perfecto. Muchas mujeres en el lugar se le quedan viendo ya que vino solo y están más que dispuestas a enseñarle como se utilizan los dichosos juguetes. Ha visto varios y ninguno le convence o le gusta lo suficiente como para comprarlo. Camina hasta el fondo del pasillo y sus ojos pardos se posan en los juguetes perfectos. Inhala una respiración entrecortada con tan solo imaginarse a su novia obteniendo placer con ellos.

—¿Todo bien por aquí? —la empleada del lugar cuestiona a su costado.

—Oh sí. —él asienta con la cabeza. —me llevare esto y esto. —toma los dos juguetes y camina para la caja registradora.

La chica trata de hacer conversación con él, pero el castaño tiene prisa por llegar a su casa. Con una media sonrisa le paga su compra y sale literalmente corriendo de la tienda. Se sube a su moto y maneja como alma que lleva el diablo para el apartamento que comparte con su novia. Una sonrisa se dibuja en sus carnosos labios al ver el carro de su novia estacionado enfrente de la puerta trasera.

—Mi amor. —la llama al entrar al apartamento.

—En la habitación. —escucha la voz de la pelinegra.

En menos de un minuto está allí con una sonrisa pícara en sus labios. Su novia lo mira con los ojos entrecerrados, sabe que algo está tramando.

—¿Y tú que te traes? —arquea una ceja.

—Te tengo una sorpresita. —camina para donde ella esta, mordiéndose el labio inferior.

—Hmm. —pone sus brazos en sus hombros, atrayéndolo más cerca de sus labios. —¿y que será? —

—Desnúdate y lo sabrás. —le da una nalgada, haciéndola saltar y en ese movimiento su vulva rosa con su miembro ya erecto.

Ella le da un besito en los labios antes de desvestirse, le hace un show ya que a su novio siempre le ha gustado que haga eso. Recorre cada milímetro de su cuerpo con la mirada, lamiendo sus labios repetitivamente. Al estar ella desnuda, la acomoda en la cama, abriendo sus piernas, trazando sus muslos con las yemas de sus dedos. Toma sus labios entre los de él, besándola con pasión. Es un beso sucio, necesitado y lujurioso. Sus lenguas chocan contra la otra y una que otra vez sus labios son mordidos, por el contrario. Las manos de la pelinegra van al dobladillo de la camisa de Christopher, quitando esta de un solo jalón. Baja por su pecho hasta llegar al botón de sus jeans y sin pensarlo dos veces desabotona este, quitando el bóxer también.

Christopher deja la bolsa negra en la cama, a unos centímetros de ella. La vuelve a acostar en esta mientras le devora el cuello a besos. Baja lentamente por su clavícula hasta llegar a sus senos. Toma uno de estos en sus labios, lamiendo y succionando ese tan sensible lugar. La pelinegra jadea al sentir la punta de su caliente lengua jugando con su pezón. Con un poco de dificultad el castaño toma la bolsa y saca una de las cajas que hay adentro. Abre la caja, dejando al descubierto dos círculos medianos de color morado. Deja de lamer el pezón y pone uno de los círculos en el.