𝖔𝖓𝖊 𝖘𝖍𝖔𝖙𝖘 • 𝕮𝖍𝖗𝖎𝖘𝖙𝖔𝖕𝖍𝖊𝖗 𝖁𝖊𝖑𝖊𝖟 • +𝟷𝟾

«trío-virgato»

VIRGATO 😈👅💦

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A todas las personas que están en el negocio de la transportación les encanta hacer tratos con el magnate ecuatoriano Christopher Vélez. En parte porque tiene las mejores conexiones para que la mercancía sea trasportada para su destino sin ningún inconveniente y la otra razón es porque según algunas personas el magnate comparte a una de sus muchas muñecas al cerrar el trato.

Joel Pimentel, un magnate petrolero mexicano escucha sobre estos rumores y quiere saber si es verdad. Su negocio es el petróleo, pero no le haría nada mal expandir a transportación también. La reunión toma lugar en una de las muchas fincas que el magnate ecuatoriano tiene en las afueras de su ciudad natal. Después que el negocio ha sido cerrado, Vélez lleva a Pimentel a la parte de la finca en donde tiene a sus muñecas.

—Es tradición. —el magnate dice, al abrir la puerta a una habitación con varias mujeres en ella.

Los ojos de Pimentel escanean la habitación hasta detenerse en una hermosa pelinegra. La chica tiene labios regordetes, curvas espesas y culo para morir.

—No eres nada tonto, Pimentel. —Christopher dice entre risitas, mirando a la pelinegra.

Él le hace una señal y ella se levanta de su lugar, camina sensualmente para dónde ellos dos están.

—Saluda gatita. —el magnate la toma de una nalga, atrayéndola hacia él.

—Buenas tarde señor. —ella dice con voz sumisa.

Joel la mira de pies a cabeza, imaginándose todas las cosas que le hará a esta mujer.

—Buenas tardes gatita. —la mira con una sonrisa socarrona en sus labios.

Christopher sonríe mientras sale de la habitación con Joel Pimentel y la pelinegra. Ella se para en seco al ver como su dueño se sienta en la cama, pone tres cosas sobre la mesita de noche y la llena con lo que parece champán. El calor invade el cuerpo de la pelinegra al ver unas cosas sobre la cama. Sus ojos van directamente al vibrador y siente como su vulva se contrae por eso. En ese instante Joel Pimentel se pone de pie detrás de ella, su respiración a centímetros de su oído. Christopher toma una de las copas y bebe de ella.

—Es una buena manera de cerrar el contrato por completo, ¿no lo crees Pimentel? —Christopher dice después de dar un trago a su bebida.

En cuestión de segundos las manos del magnate mexicano se posan en sus caderas, bajando por el torno de sus nalgas mientras Christopher los observa. Al llegar al final de esta las ahueca en su mano, dándole un apretón.

—Oh, estupendo. —

La pelinegra se mueve mientras Pimentel la sigue tocando descaradamente. Los ojos de Christopher chispean con excitación cuando nota que los movimientos de ella agilitan las caricias del magnate mexicano. Por unos segundos, él se limita a tocarla por encima del vestido, sus pezones duros se enmarcan en este, haciendo que el ponga su boca sobre la tela.

—Ven muñeca, voy a deshacerme de eso. —Christopher dice, atrayendo a la pelinegra más cerca de él.

El vestido cae a sus pies, dejándola desnuda antes sus ojos. Pimentel se acuesta en la cama al lado de Christopher, quien ya está ubicado tomando otra vez de su champán.

—Tu muñeca me encanta, esta tan deliciosa me la quiero chupar completita. —

Christopher sonríe con morbo, haciendo una seña para que ella se suba a la cama con ellos. Al estar allí, se acomoda al lado de Christopher hasta que este le da una nalgada y la acomoda encima del rostro de Pimentel quien ya está acomodado entre las almohadas.