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Un bulto pesado aterrizó con todas sus fuerzas sobre el estomago de Naruto lo cual lo obligó a despertar de su profundo sueño al quedarse sin aire, las risas de sus hijos lo devolvian a la realidad, a esa dificil y pesada realidad. Su hijo mayor, Boruto de siete años, reia sobre su estomago mientras su hija mas pequeña, Hinawari de cinco años los obserbava desde la puerta de la habitacion, tambien riendo por supuesto.

Naruto Uzumaki, treinta y cinco años de edad, chef de ramen en un restaurante y dos hijos que criar solo. Desde que su esposa los abandonó, el rubio ha tenido que limpiar, cocinar, ayudar a sus hijos con sus tareas, trabajar horas extras y llevarlos a la guardería cada dia. Ha sido demaciado duro, sin mencionar que la partida repentina de Hinata lo ha sumido en una depresion que debia tragarse y esconder de sus perspicases hijos, estaba agotado fisica y mentalmente pero cuando veia las sonrisas de sus niños como en ese mismo instante todo cobraba sentido.

-Quitate de encima Boruto -lo tomó en brazos y lo bajó de la cama.

-¡Ya levantate viejo! ¡Llegaremos tarde!

-¿Tarde? -tardó unos segundo para darse cuenta de que era dia de semana, alarmado miró el reloj y dio un brinco fuera de la cama, ya pasaban las ocho y debian estar ocho y media en la guarderia -¿Desayunaron?

-Si~ -respondieron ambos pequeños a coro.

-Bien, corran a la puerta de la casa, los vere ahi -con una pierna dentro del pantalon apunto a Boruto -Estas a cargo, cuida a tu hermana ttebayo.

El pequeño rubio hizo un puchero y se cruzó de brazos -Ya lo se, no tienes que decirmelo ttebasa.

-Vayanse ya.

Y dicho eso ambos niños tomaron sus cosas y corrieron hacia la puerta de la casa mientras Naruto terminaba de vestirse, el viejo Jiraya le haria una escena cuando llegue tarde al trabajo otra vez. Era por este tipo de cosas que algunas veces queria desconectarse del mundo por lo menos por tres segundos, solo ese pequeño tiempo bastaria para poder descanzar su cabeza y su alma.

Llegó a la puerta, tomó a sus hijos en brazos y salió corriendo hacia la guarderia que, gracias al cielo, estaba a unas pocas cuadras de la casa. Al llegar dejó a los niños y volvió a salir corriendo hacia el restaurante que, tambien gracias al cielo, quedaba a unas pocas calles de alli. Cuando entró por la parte trasera intentó, sigilosamente, pasar desapersibido e ir a su puesto en la cocina pero el viejo Jiraya ya estaba ahi, de brazos cruzados y esperandolo.

-Buenos dias viejo -sonrió inocente el rubio.

-¡Nada de "buenos dias"! ¡Es la tercera vez en la semana que llegas tarde Naruto!

Apenado, bajó la cabeza -Lo siento.

Jiraya suspiró y puso una mano en su hombro -No te sobreesfuerces al pedir mas horas de trabajo, ya te dije que si necesitas dinero puedo prestarte.

-No puedo aceptarlo, es mi deber el cuidar de mis hijos ttebayo -sonrió -pero gracias, y no te preocupes hoy solo me quede dormido.

-Es por que trabajas noche y dia sin parar idiota.

Un cliente entró interrumpiendo la discucion y se pusieron a trabajar.

✴✴✴✴✴✴

En ese instante en el que estaba por abrir la puerta mágica que su amigo el gato azul le decia que no abra, sintió como unas pequeñas manos y una suave y aguda voz lo devolvía a la realidad. Abrió un ojo a la vez y vio a su pequeña hija de cabellos y ojos negros mirandolo ansiosa, se desperezó mientras alzaba una mano para acariciar la cabeza de su niña.

-¿Que sucede Sarada?

-Llego tarde.

-¿A donde?

-A la guarderia papá.

Sentimientos Peligrosos [NaruSasu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora