Palacio Topkapi a mediados de 1524
"Las lágrimas pueden ser una manera de chantajear a su corazón"
Ella cuidó que sus palabras fueran lo suficientemente conmovedoras para que Süleyman hiciera todo lo que quisiera.
La misma Valide Sultan le había enseñado a como hablar y tratar con Süleyman.
— Es todo Süleyman, mi querida y fiel sirvienta Nur Hatun murió en manos de alguien que me quiere hacer daño — le dijo Hürrem por último.
Él le creyó.
No tenía ninguna razón por la cual dudar de su palabra.
— Le diré a Ibrahim que investigue, me preocupa que alguien deseé lastimar a mi rosa — comentó Süleyman.
— No mi señor — le dijo Hürrem — es mejor que se lo pida a otra persona, lamento decirle pero siento que el paşa está detrás de todo esto.
Süleyman dudó unos segundos.
No creía que Pargali pudiera hacerle algo a Hürrem.
— Lo que dices no tiene fundamento alguno rosa mía — setencio Süleyman confundido.
Ella lo miró con seguridad.
— Él favorece a la Sultana Mahidevran, eso es todo Süleyman — le dijo Hürrem.
— No niego que la amistad de Pargali y Mahidevran sea buena, pero de ahí a... — pero fue interrumpido.
— Gülbahar ve en mi una amenaza Süleyman, yo sé que en cualquier momento ella e Ibrahim me pueden hacer algo debido al cariño inmenso que siente el paşa por el Şehzade Mustafá — explicó Hürrem.
Aquellos ojos mentían.
Claramente no tenía miedo de Ibrahim ni de nadie en el palacio, pero la cizaña era algo que tendría que utilizar a su favor.
— No creo que Ibrahim sea un hombre de esa calaña mi rosa eterna — sonrió Süleyman — pero si es lo que crees, le diré a Malkoçoğlu Bali bey que sea personalmente él quien investigue este crimen.
Lo único que Hürrem había escuchado sobre aquel hombre eran hazañas sobre como defendía a capa y espada las fronteras y costas del imperio otomano.
***
Gülbahar sonrió con alegría al escuchar que Nur Hatun había sido asesinada junto al séquito de Hürrem.
— Tal vez Hürrem haya comprendido mi mensaje Pargali — le dijo Gülbahar.
Él simplemente esbozo una sonrisa.
Para él y algunos hombres del consejo imperial Hürrem se había convertido en un obstáculo para algunos de sus planes o simplemente no veían bien que una mujer manejara a un sultán.
Después de hablar con la Sultana Mahidevran el paşa decidió ir a sus aposentos privados.
Uno de sus hombres entro de inmediato con un rostro pálido.
La noticia era mala.
— Paşa — dijo aquel hombre manteniendo el semblante serio.
Pargali leyó la preocupación en sus ojos.
— Habla ya Ahmed — ordenó Ibrahim.
Aquellas palabras lo quebraron todo.
A pesar de que era de su confianza e íntimo sirviente jamás creyó sentir ese sentimiento tan horrible en su pecho, algo indescriptible.
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Hürrem
Ficción históricaMi nombre era Aleksandra Lisowska, llegué desde Polonia hasta Estambul en el centro del mundo, era una adolescente que corría por las praderas de su hogar junto a sus hermanas y queridas amigas, pero lamentablemente ese día esos hombres me llevaron...