28 El Plan Contra Un Enemigo En Común (Segunda Parte)

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Palacio Topkapi a mediados de 1527

Hürrem sollozó toda la noche, el llanto no paro hasta que Süleyman estuvo frente a ella, había escuchado por voz de su madre que la Kadin sufría por algo y que sólo él podría averiguar que le pasaba.

De repente vino a su mente la imagen de Süleyman junto a Romina/Neslişah Hatun en la cama, el saber que su propia hermana había estado en los brazos de su amado, de su sultán.

— ¿Estás bien mi rosa? — le preguntó Süleyman, ella sólo lo miró serio.

Una brisa fuerte golpeó su rostro.

— Estambul es hermoso Süleyman — dijo Hürrem — tan hermoso que estar aquí como mujer libre es un dilema.

— Me dijo mi madre que no paras de llorar Hürrem, que no hay calma en tu corazón y que sufres por algo que te hace daño — le dijo Süleyman — ¿Es acaso que tienes un malestar, una enfermedad?

Ella rió con sequedad.

— Jamás creí que la Valide Sultan fuera capaz de hacerme enfrentar a mi propia sangre — dijo Hürrem mirándolo con tristeza — lo peor de todo Süleyman fue que al sentirme atacada asesine a mi sangre.

— No te entiendo — replicó Süleyman.

Hürrem tomo una carta que Mahidevran le había entregado días antes.

Esto no lo hago por ti Hürrem, fue información que Pargali descubrió sobre tu hermana y el plan de la Valide Sultan.

Eso fue todo lo que escucho de Mahidevran un día antes.

— ¿Esto significa que tú..? — inquirió Süleyman — Neslişah y tú, ambas son...

Süleyman no pudo terminar la frase, Hürrem lo tomó de la mano.

— Tú eres el único que me puede salvar de este infierno Süleyman — le dijo Hürrem — dame del veneno, quiero que mi muerte sea digna.

Süleyman la abrazo, un cálido y fuerte sentimiento se instaló en ambos.

— Ninguna muerte Hürrem — dijo Süleyman — la única culpable de todo es mi madre, pero tú sabes que es mi madre y la Valide Sultan del imperio, no puedo hacerle nada.

— Entonces si usted majestad no hace nada, me veré en la necesidad de pedirle algo — dijo Hürrem decidida — yo no puedo estar aquí.

Aquello último aterrorizó a Süleyman.

¿Cómo viviría sin Hürrem, sin su eterna rosa?

— No puedes irte Hürrem — setencio Süleyman — eres mía.

Ella sacó aquel documento que Süleyman le había otorgado días atrás, su libertad.

— Usted Süleyman, supremo juez de Estambul me otorgó la libertad para hacer y deshacer sobre mi — dijo Hürrem — por ende, soy una mujer libre musulmana y tengo derechos.
A menos que usted...

¿A menos que él?

— ¿Sería capaz de romper todas las leyes antiguas por mi Süleyman? — recordó aquella pregunta que años atrás ella le hizo.

Esta vez él tomó la mano de ella y depositó un beso, un tierno beso de amor.

— Sería capaz de romper las leyes más antiguas por ti Hürrem, de eso estoy seguro — dijo Süleyman mirándola serenamente — pero tendrás que perdonar a mi madre como yo lo estoy haciendo, es la Valide Sultan.

Y me casare contigo, serás mi esposa imperial.

La Sultana Consorte.

Hürrem sonrió secamente, realmente esperaba que Ayşe Hafsa Sultan fuera castigada, pero ahora estaba más feliz que nunca porque estaría por alcanzar lo que tanto había soñado.

Hürrem Where stories live. Discover now