2- Increíble

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- ¡Compré ramen!

Jimin dejó caer la lima de uñas en la mesa cuando escuchó la voz de su hermano. En cuanto este entró a la cocina, el pelinegro rodó los ojos cuando vio que entre las bolsas efectivamente traía ramen.

- ¿En serio, Jungwoo?- dijo bufando- Llevamos semanas comiendo ramen, ¿no podías comprar otra cosa?

El castaño dejó las bolsas sobre la encimera y se dio vuelta apoyándose en esta, cruzó sus brazos y miró a su hermano- ¿Qué se supone que compre si tenemos poco dinero?

Jimin desvió su mirada, sintiéndose un poco culpable por haber desanimado a su hermano. Jungwoo lo único que hacía era trabajar duro y arduamente para poder pagar los impuestos y la comida; Jimin había tenido mucha suerte de que el instituto le haya ofrecido una beca completa, porque de no ser así ahora estaría estudiando en una escuela pública.

Miró a su hermano y le sonrió, tratando de apaciguar la situación- Lo siento, sé cuánto te esfuerzas por nosotros. ¿Qué dices si uso el dinero de mis ahorros y voy a comprar algo más para comer?

- Es tu dinero, no tienes por qué hacer eso- el castaño lo siguió cuando Jimin caminó hacia la salida- El ramen es suficiente.

- No lo es, tengo mucha hambre- Jimin tomó las llaves y antes de salir le dijo- No tardaré, puedes comenzar a preparar el ramen.

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Había pensado que de verdad sólo tardaría unos pocos minutos en comprar más comida, pero luego se entretuvo mirando la ropa de los locales y así fue como llegó al centro de la ciudad, alejándose cada vez más de su casa.

Estaba viendo unas lindas bragas color rosa cuando sintió que alguien lo tomaba del brazo. Giró su rostro y se encontró con Minho. Realmente este hombre no tenía suficiente de él, porque cada vez que se lo encontraba en la calle se detenía para hablarle.

- ¿Qué quieres, Minho?- preguntó, deshaciéndose del agarre- Sé rápido, estoy ocupado.

El hombre le lanzó una mirada incrédula- ¿Mirando bragas?- cambió su mirada a una más pervertida- Podrías usarlas para mí esta noche, ¿qué dices?

Estuvo a punto de decirle que no, que eso no volvería a pasar, al menos no esa noche. Pero luego le sonrió lo más dulcemente posible- Claro, puedo usarlas para ti. ¿Porque no entras y la compras para mí, cariño?

Y el hombre asintió rápidamente, como si le hubieran prometido el mejor regalo en el mundo. Entró al local y Jimin se apoyó en la pared para esperarlo. Era obvio que después de que le diera aquellas bragas se despediría de él, le daría la primer excusa que cruzara por su mente y regresaría a su casa.

- ¿Jimin?

El pelinegro giró su rostro cuando escuchó aquella voz grave. Taehyung estaba caminando hacia él, con una expresión tranquila y un cigarrillo entre sus dedos.

- No sabía que fumabas- le dijo cuando llegó a su lado.

- Suelo hacerlo a veces, aunque mis padres no lo saben- respondió con una sonrisa- Estábamos cenando en un restaurante a unas calles de aquí, me escapé cuando empezaron a hablar de trabajo, lo que significa que pronto comenzarían a discutir sobre alguna cosa.

- Fumar es malo- le dijo seriamente, segundos después le sonrió- Pero te ves increíblemente caliente- el castaño soltó unas risitas, Jimin en verdad esperaba que no lo tomara con una segunda intención. No quería que el chico se hiciera alguna ilusión con él. Si bien desde el primer momento en que lo vio pensó que era uno de los chicos más guapos que haya visto, pero decidió que sólo quería su amistad.

Daddy Issues // KookminWhere stories live. Discover now