10- Tú ganas

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Jimin hizo una mueca cuando la puerta fue cerrada en su cara. Bueno, al menos podría haber sido un poco más amable, o considerado. Después de todo, fue Jimin quien tuvo que cumplir su loca fantasía, fue él quien tuvo que ser follado disfrazado de payaso y reírse en pleno coito, a pedido de aquel hombre extraño. Lo peor no sólo había sido eso, sino que estuvo cerca de una hora intentando quitarse todo el maquillaje.

Soltando un largo suspiro, Jimin comenzó a alejarse del lugar con las manos en los bolsillos de su chaqueta. Tal vez ya era hora de dejar el trabajo, bien podría encontrar uno mucho más normal, aunque la paga sería mínima por ser menor de edad. Ya lo había intentado meses atrás; recorrió todas las tiendas de ropa y locales de comida con un curriculum falso, porque no tenía nada de experiencia y tuvo que mentir en ciertas cosas, pero siempre le decían "te llamaré" y nunca lo hacían realmente.

Las probabilidades de dejar su actual trabajo no eran demasiado. No podía dejar a su hermano toda la responsabilidad, él tampoco ganaba demasiado a pesar del buen puesto que tenía en una empresa. Pero sí podría hablar con su jefe para que sus clientes no fueran tan raros como este último.

Ojalá tuviera la vida de su amigo, Taehyung. Él no tenía que preocuparse si tendría para comer el día siguiente, o tuviera que contar hasta el último centavo para pagar el alquiler y los impuestos. ¡Ni siquiera tenía que preocuparse por nada! Sólo se quedaba ahí sentado mirando cómo sus padres pagaban todo, sin esfuerzo alguno, y esperaba a que sus sirvientes se encarguen de sus necesidades. Pero claro, con un trabajo como el que tenía su padre, tenía su vida asegurada.

Una sonrisa involuntaria curvó sus labios al pensar en Jeon. Cuánto daría él por estar con una persona como Jeon Jungkook. El tipo era el jodido CEO de TBS, la empresa más famosa del país y la que generaba más dinero, tenía una casa que fácilmente podría llamarse una mansión, sirvientes por doquier, un coche de lujo, y gente que trabajaba para él mientras él los miraba desde arriba, con su rostro serio e inexpresivo, tan demandante como Jimin lo había visto en ciertas ocasiones.

El simple pensamiento lo traía mal. Aún podía recordar vívidamente el beso que compartieron días atrás. Realmente no se había equivocado, Jeon también lo deseaba tanto como él lo hacía.

El asunto era, que a pesar de la diferencia de edad, Jimin no podía encontrar motivos para alejarse de él. Todo lo contrario. Aquel beso sólo lo había impulsado a querer más.

Quería a Jeon Jungkook. Y cuando Jimin se proponía algo, haría lo que sea por conseguirlo. Sin importar a quién tuviera que pisar en el camino. Él lo conseguiría.

Sus pasos se detuvieron inconscientemente, alzó su mirada y casi se rió. Su propio cuerpo lo había llevado hasta su casa. Debe ser alguna cosa magnética, no podía siquiera permanecer lejos de él.

- Oh, Jimin, no sabía que vendrías- la señora Jeon le abrió la puerta, mostrándole una amplia sonrisa- Entra, llamaré a Tae.

La mujer lo dejó sólo en la entrada y se fue al patio. Jimin miró por unos segundos a su alrededor, pero no le tomó demasiado tiempo subir las escaleras y buscarlo en su estudio.

La puerta estaba abierta, no es como si él fuera a golpear de todos modos, y entró al lugar para encontrarse con... Nada, estaba vacío.

Estaba tan impecable como lo había visto días atrás. Jimin se acercó al escritorio, mirando sobre este y encontrándose con un cenicero y un cigarrillo encendido. La idea de que en cualquier momento Jungkook volvería hizo a su corazón latir con más fuerza.

- ¿Qué haces aquí?

Una voz lo hizo sobresaltarse. Se dio vuelta con la esperanza de que fuera él, pero se trataba de su amigo. Debió suponerlo, Taehyung tenía la voz más grave.

Daddy Issues // KookminWhere stories live. Discover now