~ XXVII ~ QUIERO...

1.6K 50 0
                                    

La luz que entraba por la ventana de la habitación y el suave murmullo de mis compañeras levantandose, me despertó. Te miré, todavía abrazándote. Parecías un bebé sonriente que dormía tranquilamente. Verte en aquel estado me provocó infinita ternura y me recordó a algunos momentos especiales que vivimos en la academia de OT.

Escuché a Sabela, intentando levantar a todo el mundo y pensé que debería despertarte. Pero no lo hice. No pude. Me daba demasiada pena sacarte de aquel estado tan tierno y agradable. No quería dejar de mirar tu cara dormida. No quería que desapareciese esa sonrisa soñadora que se había instalado en tus labios, delicada y alegre. Ni quería que abrieses esos ojos que ahora cerrabas. Seguía abrazada a ti, deseando alargar al máximo ese momento tan dulce y bonito.

Para nuestra desgracia, Sabela llamó varias veces a la puerta para despertarnos. Y consiguió su objetivo. Abriste lentamente tus ojos, mostrando el precioso pigmento de tu iris. Me viste, tan cerca tuyo y mirándote con una sonrisa de enamorada perdida, y sonreíste conmigo. Te abrazé con más fuerza e intenté transmitirte todo mi amor y cariño. Después nos volvimos a mirar, sonrientes, y nos besámos delicadamente.

-Te quiero - salieron las palabras de mi corazón. Ni siquiera me había propuesto decirlas.

Sonreíste.

- Yo también te quiero Albi. - te acercaste a mi oído y susurraste: - Ojalá despertarme cada día abrazada a ti. Déjame disfrutarte cada mañana de mi vida; deja que mis mañanas sean tus mañanas, nuestras mañanas. Déjame mostrarte mi amor cada segundo de nuestras vidas.

- ¡Qué bonito, Nat! - pude decir con lágrimas en los ojos - No me has de pedir permiso para ello. Mi permiso ya lo tienes. Y con él, mi corazón y mi vida. Mi futuro está en nuestros corazones, en nuestros besos y miradas.

- ¿Entonces me dejas? - preguntaste como si me acariciases con tu voz.

- Véndame los ojos, cógeme de la mano y llévame a donde quieras. Yo te seguiré. Muestráme tu mundo y creemos nuestro propio universo. Enséñame a amar, a compartir mi vida contigo. Dame la mano y aprendamos juntas a vivir.

- Te quiero cariño - nos volvimos a besar y, cuando nos separamos, suspiraste - Quiero aprender contigo a vivir en el universo que creemos con nuestro amor. Quiero cogerte de la mano y no soltarla nunca. Quiero tener tus ojos cerca para poder perderme en ellos y quiero tu corazón y tu luz para que me iluminen cuando la oscuridad se apodere de mi alma. Quiero estar a tu lado siempre, Alba Reche.

Nos besamos suave y tiernamente. Ojalá se hubiese detenido el tiempo. Nos miramos, perdiéndonos la una en la otra. Intentando llenarnos al máxima de la presencia de la otra. Pero Sabela nos sacó de aquella conexión llamando de nuevo a la puerta de la habitación.

- Alba, Nat... ¡levantaros ya! - exclamó desde el otro lado de la puerta.

- Ya vamos - gritaste tú para hacerte oír.

Antes de deshacerte de mi abrazo, acercaste tus labios a los míos y me diste otro beso. Después yo me levanté de la cama y me dirigí a mi armario. No tardaste mucho en abrazarme por detrás y después tocarme el culo antes de dirigirte a tu armario para decidir qué ponerte. Me sentí nueva de pronto al sentirte tan cerca y recordar que aquello también lo hacías en la academia. Suspiré.

Finalmente, escogí la ropa que me iba a poner y empecé a desnudarme. Me daba igual que tú me estuvieses mirando, al fin y al cabo, ya habías visto mi cuerpo más de una, y dos, veces. Me puse la ropa y me giré para mirarte. Tú seguías peleándote con los pantalones para ponértelos bien y aquella situación me hizo reír. Me miraste, seria, y pronto dibujaste una sonrisa en tu rostro. Cuando pudiste ponerte los pantalones, me volviste a mirar.

- ¿Sabes que tienes el mejor culo de España, Albi?

- ¡Qué va! No lo sabía. Nunca me lo habías dicho, Nat. - dije irónicamente.

- Ahh... ¡Vaya! Pues ahora ya lo sabes. Alba Reche, tienes el mejor culo de España.

- Me meo - dije rindiéndome. Tú también empezaste a reírte y nos fundimos en un abrazo.

Tardamos todavía unos minutos más en salir de la habitación. Cuando por fin salimos, cada una se fue a un lavabo diferente y después nos volvimos a juntar para ir a la cocina, donde ya había algunas de nuestras compañeras desayunando.

Hice mi ronda habitual de besos y abrazos y saludé a todo el mundo que se encontraba allí. Me senté en una silla al lado de la Mari y de Joan y empecé a devorar mi desayuno. Hablábamos todas animadamente. Todas teníamos ganas de volver a los ensayos como hacíamos en la academia. Todas echábamos de menos la rutina de OT y estábamos contentas de volver a empezar a trabajar las canciones con las profesoras. Teníamos ilusión para montar la gira.

Acabamos de desayunar y lo recogimos todo. Nos preparamos para irnos y salimos de casa en tropel. El lugar donde ensayábamos no estaba muy lejos de la casa, así que decidimos ir caminando ya que nos hacía tanta ilusión empezar de nuevo que a nadie le importaba caminar un ratito. Tú y yo íbamos de la mano, caminando al mismo ritmo, como si fuésemos una misma persona. Todas íbamos hablando y comentando como sería el día. Vi a Carlos y a Julia, delante de nosotras. También iban cogidos de la mano. Me alegré muchísimo por ellos, ya que cuando había visto a Julia mal, me había sentido muy mal por ellos dos. Te apreté la mano para sentirte más cerca de mí y tu me miraste, sonriendo. Te devolví la sonrisa y te abracé como pude mientras seguíamos caminando por aquella calle de camino a ensayar la que iba a ser nuestra primera gira por toda España. Y, además, iba a ser contigo a mí lado todas las horas del día.

Tras unos veinte minutos de camino, llegamos al edificio. Entramos todas y subimos a la segunda planta. Allí nos encontramos con Noe, Manu, Mamen, Laura y Vicky, que ya nos esperaban. Todavía faltaba Capde, que llegaba tarde. Nos sentamos en el suelo, enfrente de un sofá donde se sentaron las profesoras. Esperamos a que llegara Capde porque así él también se enteraba de todo lo que Noe y Manu nos tenían que contar. Tú estabas sentada a mi lado y me pusiste una mano en la pierna y me empezaste a acariciar cariñosamente con tus dedos.

¿Nuestra relación solo es en OT?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora