~ XLVI ~ RESURRECCIÓN

452 23 2
                                    

Después de aquello, decidí volver a vivir. No podía estar así y ahora me tocaba a mi luchar por ti y demostrarte mi amor. Me tocaba dártelo todo, aunque aquello significase perderlo todo para que lo tuvieras tu. Esta vez no me importaba. Me habías hecho entender que estaba en la vida real y que no iba a ser fácil volver a tenerte a mi lado. Mi alma me había gritado a mi misma por haber pensado que quizás volverías con tan solo decirte que había decidido estar contigo. No, tenía que demostrarte que realmente te quería y que no te quería hacer daño. 

Una semana después, abandonaba mi casa de Elche para ir en tu búsqueda. Había hablado con mi familia y lo habían entendido. Me habían visto renacer después de que tu te presentaras de aquella manera y yo decidiese llamarte. Me llenaste de una manera tan pura y fascinante que me maravillaste. Y estuve reflexionando sobre eso, ya que la última llamada había sido un completo desastre, pero, aún así, yo me sentía renovada y con fuerzas para demostrártelo todo. Así que había decidido ir a verte, como tu habías hecho, pero con un "lo siento" y un "te quiero" esculpidos en mi alma. Y cuando estaba de camino, con una sola maleta y mi ser recién nacido, comprendí que no pretendía que me perdonases y me dijeras que querías estar conmigo. No. Yo solo quería que tu supieras cómo me sentía para poder ser libre de decidir lo que tu quisieras hacer después con tu vida. Y yo lo iba a aceptar, aunque no me gustase. Comprendí que te amaba, no para que te quedases conmigo, sino para protegerte y sentir esa satisfacción y ilusión al saber que tu estabas bien. Comprendí todo aquello de lo que yo misma hablaba al proclamar el amor libre; lo entendí con una profundidad diferente, más pura, más frágil, más humana. Y sonreí. 

Llegué a Madrid tras casi cuatro horas de viaje, sabiendo que tu no estabas allí. La estación estaba a rebosar, como siempre. Me encontré con varias fans, que se me acercaron, dubitativas. Ya había olvidado lo que era recibir a fans y sonreír cuando su ilusión llegaba a mi corazón. Les agradecí con mi amor que me ayudasen a renacer de nuevo después de aquella temporada de oscuridad que había pasado. Y les prometí componer y sacar nuevas canciones y discos. Sabía que lo haría, esta vez sí, me pondría a componer como una loca todos los sentimientos que había vivido. Quería disculparme con todo el mundo. Pero debía hacerlo poco a poco, en ese tiempo que me acababa de dar. 

Llegué a un pequeño hotel, donde me iba a alojar durante unos pocos días. El tiempo suficiente para volver con la discográfica y disculparme y visitar a algunos de nuestros compañeros de OT y disculparme, también. Aquel día llegué a la hora de comer, así que fui al restaurante que tenía el hotel y comí allí. Después subí un rato para ordenar mis cosas y mandarles un mensaje a la Rafi y a Marina. Sobre las cinco y media, salí. 

Me encaminé por las calles de Madrid hacia la discográfica. Tenía un trayecto de una media hora a pie, pero me apetecía caminar por aquella ciudad que había abandonado. Tardé más de tres cuartos de hora en divisar mi destino, pero cuando vi el edificio no aceleré el paso. Necesitaba coger aire suficiente y sentir el ambiente de la calle en mi piel, latiendo como un corazón que nunca se agota. Me paré en las puertas de la discográfica que no había pisado en meses y suspiré. Sabía que había cometido el mayor error de mi vida en poquísimo tiempo. Los recuerdos y los reproches me invadían el alma, mientras mi cuerpo no reaccionaba. Hasta que la puerta se abrió. Parpadeé un par de veces para enfocar el rostro de la persona que acababa de salir de aquel edificio y que me hablaba, entusiasmada. Pero aún no lo había conseguido enfocar cuando me abrazó. Me quedé parada, estupefacta. Estaba en los brazos de alguien que me conocía pero que yo aún no había conseguido identificar. Estaba tan absorta que tampoco había escuchado su voz, solo había visto sus borrosos labios moverse. Y, entonces, su olor inundó mis pensamientos y despertó unos dulces recuerdos. Lo abracé, cerrando los ojos para disfrutar más de aquel contacto que tanto había echado de menos. Y, sin separarnos, pronuncié aquello que me atormentaba:

- Lo siento, lo siento muchísimo. - fue apenas un susurro, pero me escuchó.

- Tranquila, no pasa nada. Esta bien. No te preocupes, Alba, lo entendemos. Pero nos preocupamos por ti. - y se separó de mi para mirarme a los ojos. Y yo subí mi mirada a sus ojos castaños, pasando por su inolvidable sonrisa, que no podía ocultar. - Nos has dado un buen susto, Alba. Pero estás aquí y te queremos. 

- Yo también os quiero, Miki. - dije, contagiándome de su sonrisa. - Gracias, de verdad. 

- Nada. - nos volvimos a abrazar y cuando nos volvimos a separar, me preguntó: - Oye, ¿quieres que te acompañe dentro? Quizás se enfadan un pelín y necesites ayuda. 

- Me harías un gran favor. 

- Perfecto. Subamos.

Y subimos. Por el camino fuimos explicándonos todo lo que no nos habíamos contado en todos aquellos meses. Me sentía feliz, radiante. Y él también. Le expliqué de todo, hasta llegar al punto en el que me encontraba ahora. Le gustó la idea de que hubiera renacido o "resucitado", como dijo él. Reímos lo que no habíamos reído juntos aquel tiempo que yo estaba perdida en la oscuridad de mi habitación, apartada del mundo. En aquellos minutos que dedicamos a subir hasta la planta que me tocaba, sentí que vivía lo que no había vivido en meses. Y me pregunté si con Miki me sentía así en unos minutos, cómo me sentiría contigo si nuestro encuentro era parecido. Pero dejé de pensar en ello cuando vi a mi productor mirándome totalmente paralizado. 

Al final di gracias a que Miki me hubiese acompañado, ya que no fue tan grave como él se esperaba pero, aún así, me hizo mucha falta el apoyo de mi amigo. Salimos de allí como habíamos entrado, con una sonrisa en los labios. Nos fuimos a tomar algo y luego me hizo un tour por algunas de las casas de los compañeros que estaban en Madrid. Visité a la Mari, a Marta, a Julia y a Joan. No me dio tiempo a más, ya que con todos me estuve un rato. Acabamos los seis en casa de Joan, haciendo una pequeña fiesta. Me prometieron acompañarme al día siguiente a visitar al resto de compañeros que no me había dado tiempo a ver. 

Volví al hotel, con una sonrisa de oreja a oreja. Dormí toda la noche, como hacía noches que no dormía. Y me levanté con energías renovadas, sabiendo que me esperaba un día de abrazos, besos y alegrías, pero sabía que los tuyos no estaban allí y aún tendría que esperar unos días hasta encontrarlos. Quedé con mis cinco amigos en la puerta del hotel y nos saludamos como si no nos hubiéramos visto en mil años. Y entonces vino aquella pregunta: ¿por qué había decidido volver a Madrid? Y mi respuesta fue clara: te buscaba. Aclaré que ya sabía que tu estabas en Pamplona, pero que antes de ir directa a por ti quería pasar por la capital y emendar varios de mis errores. Me sonrieron, con un fondo triste instalado en sus ojos. 

Nos dirigimos a otras casas y, para mi sorpresa, descubrí que bastantes de nuestros compañeros estaban viviendo en Madrid en aquel momento. Sabela había sido una de las últimas, que estaban, en instalarse en la capital, ya que no encontraba piso, pero al final había conseguido un pequeño y agradable hogar donde poder llevar a Lolo. 

Estuvimos todo el día juntos, disfrutando de todo. Y aunque estaba feliz, no podía dejar de pensar en que tu faltabas. Había renacido, sí, pero me faltaba encontrar a la causante de mi resurrección: tu. 


------------------------------------

Gracias por darle tanto cariño al anterior capítulo. 

Os quiero😘❤

¿Nuestra relación solo es en OT?Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang