~ LIII ~ ENTREACTO

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~ POV NATALIA ~

Desperté agarrando la libreta suavemente. La gravedad había conseguido hacer que esta acabase dormida sobre mi pecho. La solté con cuidado y me llevé las manos a la cara. Bostecé e intenté estirarme, pero mi mano chocó con algo duro que al sonar identifiqué como mi guitarra. ¡Menudo cuadro! Me levanté con cuidado de la cama, sin poder evitar que la libreta se estampase contra el suelo, y me dirigí al lavabo. Ya metida en aquella estancia de espacio más reducido, decidí darme una ducha para despejarme.

Volví a mi habitación envuelta en una toalla amarilla que me llegaba por encima de las rodillas. Me quedé parada en mitad de la estancia, evaluando la impresión que podía dar y concluyendo que tendría que recogerlo todo después de vestirme. Suspiré con fuerza y me encaré al armario. De su ordenado interior saqué una sencilla blusa blanca de manga corta, unos pantalones negros y un par de calcetines blancos de Nike para acompañar a las bambas blancas de la misma marca.  

Cuando me hube vestido, me acerqué lentamente a la libreta y la levanté sin cambiar la página. Me encontré de cara ante esas palabras que había escrito la noche anterior: "Quiero estar contigo y no perderte". Y no pude hacer nada más que suspirar y dejarme caer sobre la cama mientras cerraba la libreta. Mi propia mente me tendió una emboscada y me acribilló a preguntas, buscando una respuesta que yo no podía saber. Quería estar con Alba porque no había dejado de quererla ni había perdido la esperanza de que algún día podríamos ser felices juntas. Sin embargo, ¿cómo me podía asegurar de que no volviese a repetirse la misma historia? ¿Cómo podía saber que Alba no volvería a irse? ¿O yo? Decirle directamente lo que quería era lanzarme al vacío sin saber si ella me iba a coger. ¿Debía arriesgarme? ¿Debía confiar?


Suspiré, borrando todas aquellas dudas de mi mente y prometiéndome interrogarlas a fondo más tarde. Me levanté de un salto y empecé a recoger el caos que me rodeaba. Me paseé por mi casa sin un patrón definido, como si vagase por un diminuto laberinto que ya conocía de memoria sin querer encontrar la salida. Me detuve ante la libreta de nuevo después de merodear de lado a lado intentando, en vano, que mis pensamientos perdieran mi pista.
Aquellas palabras me quemaban el interior como si se tratara de un arma de doble filo.  Por un lado, me aliviaban y me alegraban. Por el otro, me aterraban.

Acabé sentándome en el sofá después de haber recogido mi habitación y haber dado quinientas vueltas por mi piso. Estaba agotada, por lo que pasé de estar sentada a estar tumbada en apenas dos milésimas de segundo. Suspiré y reflexioné sobre aquellas preguntas que nublaban mi mente.


Me levanté casi dos horas después, cuando el hambre ganó a la reflexión y me tuve que dirigir a la nevera para sacar las sobras que me servirían de comida. Las puse a calentar al microondas mientras mi cabeza seguía a diez mil años luz de donde estaba mi cuerpo. Y cuando me senté a comer, supe que ya lo tenía decidido. Ya sabía lo que iba a hacer respecto a mi situación con Alba.

Había decidido dejar una semana como entreacto de aquella obra de teatro que Alba y yo habíamos empezado a representar los primeros días en la academia de Operación Triunfo y de la que llevábamos unos tres actos aproximadamente.

Comí tranquilamente con aquella idea en mi cabeza, repitiéndome que era la mejor opción y que no me iba a arrepentir de mi decisión. Cuando hube acabado y ya estaba todo en el lavavajillas, me volví a tumbar en el cómodo sofá.


Desperté poco después y tuve que levantarme de aquel sofá que me estaba recordando a las siestas en la academia. No pude centrarme en nada más que en los tres meses que pasamos allí dentro cuando me puse a componer. Pretendía distraerme con otros pensamientos, pero fue en vano.

El día pasaba con lentitud, tranquilamente, y yo suspiraba en paz. Sabía que aquel día no saldría y que seguramente no volvería a hablar con Alba hasta dentro de unos días para informarle de mi maravillosa idea de dejar una semana al vuelo, aunque si lo pensaba bien iba a ser más de una semana que dejábamos pasar. Pero estaba contenta; sabía que aquello significaba algo en nuestra relación, quizás un antes y un después.

Sin embargo, a media tarde, la verdad me asaltó en una perfecta emboscada sin trincheras ni posibilidades de defensa. ¿A quién pretendía engañar? No era capaz de soportar estar una semana sin ver ni hablar con Alba. Ya la echaba de menos y no habían pasado ni dos días desde que nos habíamos reencontrado en el piso en el que yo me estaba encerrando inconscientemente. Tenía que ir a buscarla e improvisar, pero tenía miedo de fracasar estrepitosamente con ella. Llevaba todo el tiempo desde que se había marchado pensando en ella, y era consciente de que no me podía quedar así durante más de una semana. Tenía que encontrarla y decirle aquello que había escrito en mi libreta, sin darle muchas vueltas a lo que podía pasar después. Con esta decisión como único pensamiento, me levanté de un salto y me dirigí a mi habitación para prepararme para salir. Y mientras me dirigía hacia allí, le mandé varios  mensajes:

Albiii🖤

Puedes en 20' aquí??
📌


Cogí una riñonera para poner las llaves, el móvil y alguna otra cosa que resguardé bajo la etiqueta de "imprescindible". Me peiné mínimamente, me prefumé y volví a ponerme desodorante. Cuando volví a coger el móvil descubrí un mensaje de Alba.

Albiii🖤

Sii, todo bien??

Voy, voy

Estoy en 15 min

Salí de casa sin contestarle y me dirigí al lugar que le había indicado. Tenía claro que ya no le quería hacer caso a la idea de poner un entreacto en nuestra relación, ya habíamos tenido demasiados días separadas. Quería dejarme llevar y dejar que todo fluyera. 


Llegué a un parque con varias entradas que tenía un estanque con varios arbustos verdes y lilas. Y me  senté en las escaleras que daban al estanque. Una vez instalada, volví a sacar el móvil y le contesté que ya estaba y que estuviese tranquila, que todo estaba bien.

Pasaron ocho minutos y varios segundos hasta que recibí su mensaje informandome de que ya estaba allí. Me levanté de inmediato y la busqué con la mirada. La encontré al inicio del camino que llevaba hasta donde yo estaba y me acerqué a ella.

Nos encontramos en algún punto inexacto de aquel camino de tierra y busqué sus ojos color miel para poder sentirme en paz para decirle todo aquello que tenía en mi cabeza desde la tarde anterior. Pero cuando nuestros ojos se conectaron, mi mente se quedó en blanco y solo pude pensar en que era la persona más maravillosa que había conocido nunca y que iba a conecer en mi vida. Creo que en esos momentos ambas entendimos que las palabras sobraban, por muy bonitas que fueran, y que tendrían un hueco más adelante. Nos acercamos con calma; no sé si fue ella la que dio el primer paso o fui yo, solo sé que nos quedamos a centímetros de distancia la una de la otra. Me perdí en sus ojos y no pude evitar acercarme más a ella para poder encontrarme en el suave tacto de sus labios. Nos encontramos en un beso lento que se expresaba mejor que cualquier palabra sincera y nos recitamos mil poemas con los labios embriagándose de dulces caricias. Ninguna de las dos quisimos separarnos.

¿Nuestra relación solo es en OT?Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon