~ XLII ~ QUÉDATE

669 25 5
                                    

Aquellos tres días pasaron volando y el segundo concierto llegó.

Empezamos con los ensayos todas juntas, riendo y disfrutando de la suerte que teníamos. Se me pasaron las horas volando. Y nos fuimos a prepararnos para dar comienzo al concierto en Madrid. Antes hicimos algún directo de Instagram y estuvimos hablando entre todas, incluyendo a algunas profes y a gente del equipo.

Y cuando ya llevábamos un rato preparadas y los nervios nos estaban devorando, llegó a nuestros oídos el sonido de una multitud tan o más ilusionada que nosotras. Nos sonreimos con chispas de alegría y emoción en el pigmento de nuestros ojos.

Otro concierto más. Otro mágico par de horas en familia. Era maravilloso subir a tu lado a los escenarios donde la vida tenía un gusto más dulce y agradable.

Cuando acabó el concierto volvimos al hotel. Todas juntas, como la familia que éramos. Y disfrutamos, una vez más, de las cosas bonitas.

Aquella noche me dirigí a la cama agotada pero con una brillante sonrisa de emoción que me llenaba. Tú ya estabas en la habitación. Esperaba encontrarte acostada en tu cama, quizá, dormida. Y por ello me sorprendí cuando descubrí que me esperabas, sentada en el borde de mi cama y con una sincera sonrisa en tus labios. Sonreí, no pude evitarlo. Me acerqué despacio a ti, rompiendo el silencio con el suave sonido de mis pies deslizándose por el parqué. Me paré justo enfrente tuyo y suspiré. Vi como tus ojos se entretenía dándome un lento repaso. Y sentí que mis ojos seguían tu ejemlpo. Estabas impresionante. No llevabas nada especial y hacia rato que te habías desmaquillado. Pero para mí siempre estabas espectacular. Mis ojos se pararon en tus labios y observé que tu sonrisa se había ensanchado. Me perdí en el pigmento de tus iris, en sus luces y sombras y noté, casi imperceptiblemente, que mi sonrisa se hacía más grande y mis mejillas se ruborizaban. Aún con nuestros ojos conectados puede ver como tu brazo se movía y tus dedos reposaban tranquilamente sobre mi mejillas. El suave tacto de tus dedos acariciándome me hizo suspirar. Suspiro al que te uniste.

- Te quiero Albi. - dijiste tras otros mil suspiros más. - Lo digo porque sé que ha pasado algo en este tiempo que hemos estado separadas y quiero que sepas que yo sigo queriendote y que te voy a querer. Que no me voy a ir. Y quería que...

- Shh, lo sé Nat. - suspiré. - Y también te quiero. Te amo. No te quedes con mis dudas, por favor. Quédate con todo lo bueno, con los momentos bonitos. Porque ha habido momentos bonitos, ¿no?

Me sonreíste y me besaste. No era un beso apasionado, no. Era ese tipo de besos en los que demuestras todo tu amor y en los que deseas quedarte a vivir para siempre. Era amor.

Los conciertos pasaron. Cada uno con una sensación única de volar por la vida como si fuese un paraíso. Todos a tu lado y al lado de nuestras compañeras. Era mágico. Pero tenía un final. Maravilloso final. El último concierto no tuvo un regusto de despedida, como me esperaba. Al contrario, lo disfrutamos como nunca y recibimos con alegria desbordada el inmenso cariño de las fans. Cantamos, sintiendo el amor que pasaba a través de nuestras manos unidas, encima de aquel escenario, un escenario cualquiera que nosotras hacíamos único y convertíamos en nuestro más preciado hogar. El concieto terminó con el orgullo y el entusiasmo de una magia con banda sonora de aplausos, risas y palabras bonitas y un millón de sonrisas y ojos brillantes, abrazos y besos. Felicidad, eso era lo que abundaba en nuestros corazones. Lo acabamos de celebrar con una fiesta en familia que terminó a las tantas de la madrugada. Nos explicabamos con entusiasmo cuales eran nuestras próximas rutas y lo que pretendíamos hacer. Ya teníamos algunas canciones escritas en la maleta que llevabamos constantemente a nuestro lado y proyectos de discos que no tardaríamos en grabar y sacar a la luz. Tú ya tenías más de cinco canciones que pensabas incluir en tu primer EP, porque me dijiste que pretendías hacer un EP antes que un disco. Ahora te ibas a centrar en acabarlas, grabarlas y buscar el nombre del disco. Yo también tenía algunas canciones y visitas en mente, pero no lo tenía todo tan planificado. Nuestras compañeras también tenían cosas pensadas. Sabela ya tenía una canción que había compuesto en la academia y que pretendía perfeccionar y sacar. Julia estaba componiendo canciones para su disco, igual que Miki y Famous. Maria ya tenía canciones y acababa de decidir que se cambiaría el nombre artístico. Todas las demás estaban más o menos igual. Y nuestras profesoras estaban súper orgullosas de nosotras. 

La mañana siguiente empezó tarde para todas y desde el inicio tuvo un regusto a despedida. Ese leve sabor que sientes cuando has estado mucho tiempo con alguien a quien quieres y sabes con certeza que no te queda mucho tiempo y que aunque os volvereis a ver, las semanas de separación van a ser difíciles. Ese regusto que nunca quieres sentir porque entristece los latidos del corazón y te provoca una extraña añoranza que acaba cristalizando tus ojos. Todas callabamos, por miedo a equivocarnos con las últimas palabras compartidas. La mañana pasó en silencio, pero con mucho cariño y bonitos momentos para recordar. Comimos todas juntas y empezamos a hacer maletas. Todas nos íbamos de allí, algunas coincidíamos en el destino, otras no. Tú y yo estuvimos hablando. Yo había decidido ir a Madrid para estar contigo, pero me di cuenta que tú habías hecho planes diferentes.


- Albi, es que quería ir a ver a mi familia a Pamplona.


- Pero pensaba que preferirías estar unos días más conmigo, Nat. Que soy tu novia.


- Ya, pero luego nos veremos. Serán solo unos días separadas, que no se acaba el mundo, Alba.


- ¿Por qué lo dices como si no te importase? - empecé a alterarme. Y sí, quizás era yo un poquito exagerada pero es que me dolía pensar que te ibas con tu familia y que íbamos a volver a estar separadas. ¿Y si volvía a dudar?

- ¡¿Cómo que como si no me importase?! Pero si sabes que me importa, ¡y mucho! ¿Qué coño te pasa Alba? - te estabas enfadando y yo no quería que nos enfadásemos. No era justo.

- ¿A mi? ¿¡Qué coño te pasa a ti, Natalia?! ¡Joder, que parece que yo no sea tu novia! ¿Qué hay de todos estos días, todos estos momentos en los que hemos estado genial? ¿Es que acaso solo me quieres cuando estoy cerca y no hay nada más que hacer? - se me fue de las manos, lo sé.

- ¿¡Qué dices Alba?! ¡Te estás pasando muchísimo!

- ¿¡Yo, pasándome?!

- Sí, Alba, sí. JODER, ¿pero tu te oyes? - dijiste, cogiendo tu maleta dispuesta a irte.

- NOOOO, Nat, espera. Por favor, lo siento.

- ¡Sí, lo siento mis cojones! ¡Que vaya bien, adiós!

- NAAAT. NAT NO. 

Cerraste la puerta de un portazo.

- Venga, pues adiós. - dije malhumorada y me dirigí a mi habitación. Había cambiado de planes: iría a Elche y no volvería a Madrid hasta que no encontrase un piso para mi sola.  

¿Nuestra relación solo es en OT?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora