~ XL ~ DOLOROSA VERDAD

907 30 4
                                    

La gente se fue a sus casas y el Palau Sant Jordi, antes repleto a rebosar, quedó vacío de nuevo. Nosotras estábamos en los camerinos, hablando animadamente con las profesoras. Acabábamos de vivir una de las mejores experiencias de nuestras vidas. Era maravilloso. Sabía a sueño cumplido después de un gran esfuerzo. Olía a ilusión de niños pequeños. Era tan perfecto... y todas soñabamos en seguir conseguiéndolo durante muchos años. Eso deseábamos, Nat.

~ ¤ ~

Volvimos a la casa con las profesoras. Íbamos a celebrarlo.

Estuve hablando con todas las profesoras y compañeras. Nos lo pasamos genial. Era increíble aquella sensación que estaba experimentando. Me encantaba estar contigo y disfrutar de la vida como lo estábamos haciendo. Y sé que sonará raro y, quizá, demasiado filosófico. Pero es lo que siento. Siento que aquel fue un gran momento; un momento en el ambas fuimos felices y supimos disfrutar de todo aquello que amábamos. Tu sabías hacer especiales esos momentos. Y yo deseaba que estuvieses a mi lado toda la vida. Y eso nos prometimos.

La fiesta acabó. Y aquellas que tenían que irse, se despidieron y se fueron. Y las demás nos quedamos. Nosotras nos fuimos a la habitación. Y nos acostamos en tu cama, abrazándonos. Solo con sentir tu tranquila respiración moviendo suavemente los cortos mechones de mi pelo ya me hacías sentir la persona más feliz del mundo y una sonrisa pintaba mis labios.

Me giré, mirándote. Tenías los ojos cerrados y los labios entreabiertos. Tu lengua pasó por tus labios, humedeciéndolos. Y yo me estemecí con cariño. Y no pude evitar sonreír todavía más. Cerré los ojos y acerqué más mi cuerpo al tuyo, sintiendo el calorcito que me transmitías. Suspiré. Mis brazos rodearon tu cintura y abrí un poco los ojos para mirarte. Acerqué mis labios a los tuyos, rozándolos tiernamente. Y suspiré allí, susurrándote mi amor por ti. Cerré los ojos y junté suavemente nuestros labios.

Cuando me separé tu seguías con los ojos cerrados. Pero una sonrisa se había apoderado de tus delicados labios. Respiré tu perfume, disfrutando de la cercanía de nuestros cuerpos. Me mordí el labio inferior, intentando retener mis alocados deseos. Me relajé, dejé de morderme el labio y cerré los ojos. Dispuesta a dormirme. Dejando que mis pensamientos se hicieran realidad otro día.

Me dormí momentos después, pegada a tu cuerpo y respirando tus suspiros dormidos. Y no me desperté en toda la noche. Hasta que sentí tus caricias en mi brazo y en mi espalda. Aún así, no abrí los ojos.

Aquella mañana fue bastante ajetreada. Ibamos de entrevista a entrevista y de quedada en quedada. Todas querian felicitarnos por el concierto. El poco rato que compartiamos sin cámaras delante, teníamos que centrarnos en el maquillaje y vestuario. Por lo que no teníamos mucha privacidad. Y aunque en aquel momento no nos importó, ya que pensamos que más tarde tendríamos tiempo, ahora lo veo de distinta manera y deseo haber tenido unos poquitos minutos para nosotras. Pero eso son deseos posteriores construidos por el paso del tiempo que no sirven para mucho más que hacerse vagas ilusiones de lo que podría haber sido. Así que, ¿qué más da?

Bueno, volviendo a la historia. Aquella mañana fue muy ajetreada, Nat. Y de aquella tarde tampoco puedo decir mucho menos. Ojalá te acordases. Bueno...

Por la tarde volvimos a la casa e hicimos las maletas para ir al aeropuerto. Coguimos un avión en dirección a Madrid, donde tendríamos el próximo concierto. Y donde la mayoría tenía las discográficas para seguir trabajando en nuestros proyectos.

Los días pasaron entre trabajo, entrevistas y firmas de discos. Algunos tuvieron que desplazarse a otras ciudades para hacer sus firmas y entrevistas. Tu y yo nos volvimos a separar. Teníamos muchísimo trabajo y eso era lo principal. En un momento determinado, volví a Elche con mi familia, ya que tenía firma de discos y entrevistas en Valencia. En mi ciudad me acogieron con cariño y me recibió hasta el alcalde. Me enteré, poco después, de que tu también habías vuelto a Pamplona con tu familia y te habían recibido de una manera similar. Aquellos días añoré la comunicación contigo. No nos llamamos ni nos enviamos demasiados mensajes, simplemente lo mínimo pra saber que seguíamos vivas. De echo, me enteraba de la mayoría a través de las redes sociales, lo que me dolió muchísimo.

Me pasé días llorando, esperando a que me enviases algo más que un "hola, Albi❤  Estoy bien". No entendía que nos estaba pasando y le eché la culpa al trabajo y al estrés. Ahora lo veo diferente, Nat. Pero no voy a seguir mucho por aquí porque no pretendo volver a recordar aquel dolor ni tampoco quiero echarte en cara todo lo que pasó.

Aquellos dias en Elche, sentí que mi sueño se había cumplido como soñaba cuando era niña. Tenía el trabajo que deseaba y unas cuantas entrevistas. Y, lo que más feliz me hacía, estaba con mi familia y con mi gata Queen. No me di cuenta hasta pocos días después, cuando iba hacía Madrid de nuevo, que tu no habías estado tan presente y que tampoco te había echado tanto de menos. Y sé que duele. Sé que duele que te diga esto. Sé que no es fácil escuchar de la persona que amas que quizá no eres tan importante como habíais pensado y que quizá no eres imprescindible en su vida. Pero es la verdad, Nat. En aquel momento aquella era la verdad. Y me costó aceptarlo. Y sé que a ti más, o quizá no lo hayas aceptado. Pero el caso es que fue así y yo me di cuenta cuando regresaba a Madrid para encontrarme contigo en el concierto que tanto esperaban nuestros fans.

Llegué a la estación de tren y bajé con todo mi equipaje. Cogí un taxi y me diriguí al hotel que teníamos reservado para alojarnos durante el tiempo antes y después del concierto. Cuando llegué ya había gente. Pero tu no estabas allí. Saludé a mis compañeras alegremente y obvié o ignoré las preguntas acerca de ti. No tenía ni idea, a decir verdad. Pero, descubrí que tampoco me importaba tanto como había pensado en la academia o incluso en aquellos primeros días tras la salida de OT. Y entonces, entendí lo que quería y lo que iba hacer, aunque nos doliese. Aunque no lo entendieses y me mirases con los ojos llorosos y el desconcierto pintado en tus preciosos ojos. Me iba a doler, sí. Pero debía hacerlo para centrarme y volver a saber que era lo que realmente quería. Y lo siento. De verdad que lo siento, Nat.

¿Nuestra relación solo es en OT?Место, где живут истории. Откройте их для себя