tres

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"¡Quedate con tu estúpida cobija del conejo!"

Con impaciencia miraba todos lados, específicamente el reloj de mano y pared. La hora de salida de JeonGguk había pasado ya y eso le comía por dentro, temía que algo le hubiese pasado, era algo poco probable pues el castaño sabia lo fuerte que era novio, pero... tenía un mal presentimiento.

Ahora, a las nueve con cuarenta y cinco la situación era verdaderamente preocupante.

Aún recostado en el sofá, sonrió un poco y suspiró aliviado cuando escucho el tintineo provocado por las llaves de Jeon, que al entrar mostraba la misma expresión que se cargaba desde hace meses: ojeras y bolsas bajo los ojos, una mueca bien pronunciada, las prendas bien sueltas, por no hablar de el ambiente cargado de tensión que llevaba consigo.  

Y justo ahí, con el que se suponía sería el amor de su vida pero mil veces más demacrado fue que lo notó, por fin se dio cuenta qué su relación estaba a nada de llegar al final. No era sólo el aspecto o conducta de JungKook, había algo que iba más allá: el amor. Sí, aquello se estaba rompiendo, la esperanza, la ilusión, todos y cada uno de los sueños que formaron juntos caían a pedazos. Y tarde se dio cuenta, no quedaba nada por hacer mas que lamentar.

Incluso el trabajo parece absorbern su energía.

En su lugar, JungKook se mantenía a duras penas de pie. Estaba cansado y sólo quería descansar.

—¡Kookie! Te estuve esperando, hay algo que- hablo con emoción, pero fue interrumpido por la mano de Jungkook que buscaba silenciar su ruidosa voz.

—Tae, de verdad sólo quiero descansar. Mañana con más calma podremos hablar. 

—Kookie, yo quería que—

—No Taehyung, ahora no.

—Kookie es necesario, quiero disculparme por— se acerco más a JungKook que estaba de espaldas caminado hacía la habitación que antes compartían, lo siguen haciendo pero ahora parece que son dos completos desconocidos. La cama mullida y fría cada mañana es el mejor testigo de la falta de emoción.

—¡Qué no! ¡Taehyung, ahora estoy cansado! ¡Cállate de una buena vez!

Al instante la voz de JeonGguk círculo por las cuatro paredes, asustando a TaeHyung en el proceso, al tiempo que éste miraba aquellos ojos caoba que ahora no expresaban nada más que furia pura. 

—Entiende que estoy cansado—. Dijo JungKook sin bajar tanto la voz, mientras daba suaves masajes en el puente de su nariz.

—Pero yo solo quería enseñarte la nueva cobija que compre...— TaeHyung mantenía la cabeza baja y hablando en un susurro que desespero a JungKook, mas éste se contuvo.

Miró con curiosidad como TaeHyung corrió hasta un lugar de la casa para regresar con un empaque de tamaño medio grande con algo que parecía ser una cobija. Con cuidado, Tae, fue retirando el contenido de la bolsa.

Se mantenía intranquilo, con una postura tensa. Frunció aún más el ceño al ver completamente lo que TaeHyung había comprado para él: una cobija que aparentaba ser caliente con el dibujo infantil de un conejo sonriente, sostenía una zanahoria. ¿Qué le hacía creer a TaeHyung que tenía seis años para amar esa porquería? 

La mueca de desagrado que puso JungKook alertó a TaeHyung que observo la cobija de frente. Lo arruinó.
No notó que se equivocaron de colcha.

—¿Crees que soy un maldito crío? Sí claro, piensas eso, después de todo tu cerebro es tan pequeño que no se compara ni con una nuez.

—Kookie, yo no quise... no pienso que seas un niño, es solamente que la vi y me recordó a ti...

Haciendo un gran esfuerzo para respirar correctamente, JungKook inició con una serie de respiraciones y sucesiones de números.

—Pensé que seria algo lindo, sabes que no lo hago con la intención de molestar.  

—Sí. Tal parece que nunca me quieres joder. Pero sucedió TaeHyung, me harte. De todo esto, de tus celos, tus reglas, tus modales, me harte de ti. Me tratas como a un maldito niño, no te necesito, no necesito ninguno de tus cuidados. No encuentro otra razón para estar juntos. Así que, sí tu estúpido cerebro puede procesar: terminamos, hasta aquí llego nuestra relación.— Y así fue como JeonGguk exploto, salió de casa azotando la puerta y sin mirar atrás; sin mirar a un TaeHyung perplejo.

Ahora más que nunca tenía que buscar un reemplazo. Eran ya casi las diez de la noche y seguramente SeokJin estaría durmiendo pues es una persona normal pero... ese tal YoonGi... sabía que éste trabajaba de noche en una cafeteria pues algunas veces Tae le llego a platicar sobre el mismo.

Se dirigió con pasos precarios a su destino; era una pequeña tienda con decoraciones simples. En su interior se podían observar algunas personas, en su mayoría solitarias pero algunos tenían algún acompañante. Se imagino a el y Tae, sentados al rededor de una de esas mesas mientras compartían un momento juntos; en algún otro momento le hubiera gustado, sin embargo la furia que se encontraba apagada ahora estaba nuevamente encendida gracias a ese pensamiento incoherente.

Entró al local empujando sin tanta suavidad la puerta que la abrirse hizo sonar una campanilla; no había nadie ahí, más que un chico que dejaba bien limpios los azulejos.

Escaneo el lugar con la mirada, tratando de encontrar a Min pero en ningún momento dio con él. Camino un poco hacía una de las mesas que también estaban limpiando y carraspeo.

—Lo siento, hemos cerrado por hoy.

JungKook le miró con mala cara.

—Solamente estoy buscando a Min JonGi.

—Disculpe señor, aquí no hay un Min JonGi—. A pesar del mal trato por parte de Jeon, Hong Seok siguió atendiendo de manera amable.

JungKook mantuvo silencio un momento.—Bueno, pregunta a los empleados si alguien conoce a TaeHyung, Kim TaeHyung.

—Señor no puedo hacer eso. Es mi hora de trabajo. Le suplico que si no va a ordenar nada de retire—. Hong Seok bajo la mirada para después soltar un suspiro pesado.

Necesitaba arreglar la situación y golpeando a un empleado no lograría nada. JungKook tomo un respiro y algo más calmado comenzó a hablar nuevamente.

—Si, entiendo. Es que me urge ver al señor Min. Es un chico más pequeño que yo y de piel más clara que la mía, ¿si trabaja aquí?

—¡Oh! Usted esta hablando de YoonGi, Min YoonGi. Si señor, en un momento viene.

Tras decir esto, Hong Seok desapareció detrás de una cortina que daba a el área de empleados.

Pasaron pocos segundos para que por la misma cortina en entró Hong Seok saliera un Min YoonGi con mala cara y quejándose tras Hong Seok.

—Bien señor, aquí esta; el famoso Min YoonGi-. Hong Seok sonrió como antes y dejo que YoonGi diera un paso adelante.

—Y bien, ¿qué necesitas, Jeon?

¡𝐏𝐚𝐫𝐤, 𝐫𝐞𝐠𝐫𝐞𝐬𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐦𝐢 𝐧𝐨𝐯𝐢𝐨!Where stories live. Discover now