Capítulo 15

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Pido un momento y me levanto para dirigirme al baño. Siento que mi vejiga va a explotar y agradezco mucho que el baño esté sólo. Cuando he culminado mis necesidades, salgo del cubículo y me lavo las manos y luego me observo al espejo. Mi coleta está un poco desaliñada por lo que opto dejarme el cabello suelto.

Mi maquillaje sigue igual de intacto, y es todo para salir del baño. Aunque, al abrir la puerta choco con un cuerpo. El chillido de una chica se escucha por el pasillo.

—¿No podías ver por dónde ibas, inútil?

Frunzo el ceño.

El corazón me empieza a latir demasiado rápido.

—Disculpa—me disculpé mientras veía su rostro.

—Ah, eres tú—cruzó los brazos en su pecho—. La ex amante de O'Conner.

Juraba que su voz la reconocía de algún lado, hasta que me di cuenta de las pequeñas raíces de color amarillo. Se ha teñido el cabello de negro. Delante de mí tengo a Kendall, la prometida de Conner. Mi corazón se oprime lentamente, y puedo escuchar cómo se va rompiendo lentamente.

—Creo que te confundes—sigo mi camino pero ella me detiene clavando sus uñas en mi brazo—. Es mejor que me sueltes. Te estás equivocando de persona.

¿Qué hacía ella aquí?

—Al final me he quedado yo con lo mío—expone con una sonrisa ladeada. Mis entrañas se retuercen—. Sólo fuiste una más, yo iba a ser la única. La especial.

¿Podía alguien ser más estúpida que ella? No lo creo. Automáticamente, sin pensarlo, mi mano impacta en su mejilla. Aquél lado dónde la he golpeado, ha quedado totalmente rojo.

—¡Annelisse! —gritan mi nombre y Carolina aparece a mi lado.

Ella observa a Kendall con repulsión mientras ésta solamente me mira indignada y furiosa.

—Esto no se quedará así—advierte y se va.

Observo cómo se va yendo hasta perderse en el segundo piso del restaurante. Las ganas de llorar me inundan, las de romper todo lo que tenga cerca y más, sobre todo, querer perderme y no volver a saber más nada de la persona que me hirió jamás. Pero no podía hacerlo, no podía alejarme demasiado, llevaba a dos personitas creciendo en mi vientre con un pedazo de él, ¿cómo me iría así sin más, sin al menos haber intentado decirle? Sé que tengo que reunir valentía para poder explicarle que he quedado embarazada de él, pero el valor todavía no lo tengo, me siento tan rota, dolida y usada de la peor manera que ni sé si sería capaz de decirle.

Aún no estaba recuperada del todo y tal vez, jamás lo estaría. Ese hombre al que le entregué todo en silencio y sin darme cuenta, me ha arrebatado lo más costoso y privilegiado de mí, que nunca se lo entregué a nadie, sino a él, y eso es mi corazón. Solamente supe entregarme a una persona y fue a él, sólo él. El primer y último hombre en mi vida que amé y que aún amo.

Pensaba que este día, esta noche podría salir todo bien, pero ya veo que no es así ni fue así. La razón por la que Carolina actuaba extraño era que sabía que Kendall estaba aquí, en éste mismo lugar y no pudo haberme dicho nada. La observo con dolor y con  el corazón en la mano. Este momento que acaba de pasar, es uno de los que siempre van a quedar grabados en mi mente. ¿Cómo he podido hacerlo? ¿Cómo y por qué la he abofeteado?  Tal vez, sentía mucha rabia e impotencia acumulada, que necesitaba pagarlas con alguien y tuvo que haber sido ella, para colmo, ella. ¿El destino no podría haber sido más gracioso conmigo?

Realmente, no sé qué hice en mi otra vida para que me paguen con un dolor cómo este. El de un engaño, traición, y uso. Eso es lo que fui para él. Me usó, jugó conmigo, solamente fui una más de su lista, ¿cómo no pude darme cuenta? «tonta, tonta y estúpida».

Tanto que sabía cómo manipular a un hombre, seducirlo ante mi, tentarlo a caer en mi propio juego y terminó siendo al revés. Todo dió un giro inesperado y muchas vueltas, todo terminó contra mí y de la peor manera.

Luego de aquello, volví a entrar en el baño reteniendo las inmensas ganas de echarme a llorar en este mismo instante. Me observé en el espejo y miré el reflejo de una mujer tanto destrozada cómo feliz, por tener al menos a dos criaturas por las que luchar más adelante. Suspiré. Por mis hijos daría todo, hasta lo más sano de mí. Por ellos debería mantenerme fuera de estrés y siempre paciente.


Salí del baño y me dirigí de nuevo a mi mesa. Ahí estaba Carolina con nuestros padres sonriendo cómo si nada hubiera pasado hace unos minutos. Aunque, no entiendo, ¿cómo le ha podido mentir así de esa manera a nuestros padres? Decirles que mis bebés si tenía un padre... no lo entiendo. No podría mirarles a la cara cuando descubran que seré madre soltera. Sin más que hacer, me siento con ellos disimulando lo mal que me siento.

Una semana más tarde, me encuentro sola con Carolina preparando la cena. Nuestros padres han salido al cine, nosotras les hemos pagado las entradas para que aprovecharan y pasaran un tiempo sólos.

Aprovecho el momento para hablar de lo ocurrido la semana antes con ella. Aún por las noches, sigo pensando el porqué del haber mentido. Cada vez que intentaba hablar con Carolina, mis padres se presentaban ante mi oportunidad, y por las noches, Carolina dormía temprano y podría decir que me esquivaba.

—¿Por qué les has mentido? —soy directa.

Sus ojos impactan con los míos y parece sorprendida. Su rostro palidece y comienza a titubear.

—No quería que... ellos supieran que estabas sola—dijo y fruncí el ceño—. Se sentirían defraudados de ti, Annelisse.

—Se sentirían aún más defraudados si se enteraran de que no tengo pareja ni el padre de mis hijos—escupo furiosa. Las lágrimas se van acumulando en mis ojos.

—¡Si lo tienes! ¡Sólo que no se lo has dicho!

—¡No es tan fácil! ¡No es cómo tú lo ves! —grité—. ¿Acaso crees que no duele ver a la persona que amas y que encima te engañó con otra? ¿Y que después te enteres de que estás embarazada? ¡¿Acaso crees que esto es sencillo?! ¡Esto no te está pasando a ti! ¡Sino a mí! No es tan fácil ir a decirle que estoy embarazada de él, ¿cómo? Estaría arruinando su compromiso, su imagen, ¿cómo lo ves? Quedaría como una estúpida delante de todos y, es hasta posible que quiera comprar mi silencio, ¿es que acaso no lo has pensado un segundo?

—Annelisse...

—¡No, Carolina! Esta misma noche, ésta misma noche les dirás—ordené. Limpie mis lágrimas de un manotazo—. No quiero que vivan bajo la fantasía de que mis hijos tienen un padre.

—Sé que esto es difícil para ti—murmura—. Pero al menos inténtalo, si busca comprar tu silencio, ahí sabrás que todo está perdido. Aún así, lograrás salir adelante, con nosotros. Siempre estaremos para ti, incluso Abril.

—No quiero—sollocé—. Verlo haría que me partiese en dos. Lo extraño tanto. Quiero odiarlo pero se me hace imposible.

Carolina me abraza.

—Tienes que dejar todo fluir—me dice en el oído—. Piensa en tus hijos, esto les hace mal.

—Lo sé.

—Elisse, por lo que más quieras, dile.

—Lo intentaré.

—Si se niega a creerlo o equis cosa,está negando su papel de padre—explica—. Podríamos irnos de New Orleans y comenzar en New York.

—Es una buena idea—admito—. Pero no quisiera dejar New Orleans.

—Entiendo—asiente—. Vamos a comer.

Asiento, mirándola.

Sus palabras me han calmado un poco, pero no del tanto.

Tal vez irme de New Orleans funcione.

Dejar todo atrás pueda ser una nueva etapa y podría comenzar su nuevo.

Pero antes debería de hablar con Conner.

Secretaria del sexo©Where stories live. Discover now