Capítulo 19

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Capítulo dedicado a: 22cgl22
Espero disfrutes del capítulo 🌺

Nos miramos fijamente a los ojos por varios minutos. El lugar se volvió silencio y tensión y casi puedo sentir que poco a poco se encoge la oficina, atrapándonos y asfixiándonos. En sus ojos está el reflejo del cielo y en ellos, no veo ni una pizca de arrepentimiento, nada. Además, ¿que nunca lo dejé explicarse? Él nunca me buscó luego de ese día, prefirió no buscarme y dejar todo cómo estaba. Sus labios están en una línea final su rostro demuestra es seriedad. Parece divagar en su miente, o tal vez no tiene nada qñué decir. Realmente, ya no quiero estar aquí. Creo que fue una mala idea, debí guardar silencio y no volver.

—No—dice después de largos minutos y frunzo el ceño.

—¿Qué?

—No fue una mala idea, Annelisse—recitó mi nombre completo y tomé aire—. Está bien. Me sentiría más seguro si fuéramos a hacerte el examen...

—¿Por quién me tomas, O'Conner?—repito sus palabras, arqueando una ceja hacia él.

—Yo... —tartamudea.

—Me iré.

Empiezo a recoger los papeles y la ecografía. Los vuelvo a meter dentro de mi cartera y me levanto del asiento.

—No te estoy diciendo que te vayas Annelisse.

—No confías en mí—murmuro—. Y me iré porque quiero.

«¿Qué estoy haciendo?»

—No es eso,  es que...

—Estás comprometido—termino por él. Agacha la cabeza y asiente.

—Sí.

—Tranquilo, desapareceré de tu vida—murmuro con la voz ahogada y recuerdo Seattle—. No tienes de qué preocuparte. Qué digo, no te preocupas de nada que tenga que ver conmigo. ¿Te haces a un lado para irme?

Niega.

A mis costados aprieto mis puños.

—No quiero eso—niega por segunda vez—. Me quiero hacer cargo, es mi hijo. Digo... son mis hijos.

Aquellas palabras hicieron que mi estómago diera vueltas.

—No estás seguro si son tuyos o no, ¿qué quieres realmente? El tiempo corre, O'Conner, tengo que irme, en serio.

—Te creo, sólo que...

—Tu estatus, entiendo—giro mi cabeza hacia los ventanales—. Prefiero desaparecer, no tendrás que preocuparte de tu estatus y de tu prometida. Me las apañaré.

Restriega su mano en su cara y los papeles que carga en la otra mano, de un momento a otro, los echa al piso con rabia. Me quedo plasmada observándolo. Se gira para mirarme y en sus ojos puedo ver lo que hará a continuación. Procedo a dar pasos hacia atrás mientras él camina hacia mí.

—Detente—pido.

—No puedo—contradice—. Lo siento por todo.

Se detiene a unos escasos centímetros. De aquí puedo oler su fragancia y juro que es lo más adictivo que pude inhalar en mi vida, cierro los ojos mientras trato de no dejarme llevar por sus palabras y colonia.

—Tengo que irme—le paso por un lado—. Adiós.

Camino hasta la puerta y cuando estuve a punto de abrirla, sostiene mi brazo con algo de fuerza.

Secretaria del sexo©Where stories live. Discover now