°•Capítulo 29•°

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Me siento a su lado, el cemento estaba frío pero no tarda mucho en ponerse a la misma temperatura que la de mi cuerpo. Contemplamos la ciudad en silencio mientras nuestras piernas cuelgan en el vacío del acantilado.

—Que te ha dicho Sam —Parece que ha mirado la conversación.
—No le he contestado —Digo nerviosa.
—No me arrepiento de haberle partido la cara —Aprieta sus puños y tensa su mandíbula.
—No puedes ir pegándole a la gente por qué no hagan lo que tú digas James —El chico me mira enfadado.
—Nadie me dice lo que tengo que hacer Madison —Trago saliva molesta.
—No sé por que eres tan borde ahora, precisamente ahora, después de eso —El me mira de nuevo.
—Es que no sabes nada de mí y ¿Crees que voy hacerte caso? Sé lo que ha pasado ¿vale? —Dice con sarcasmo.
—Te estoy dando un consejo James, pero no te volveré a dar ninguno más. Ya veo que no estás de humor —Me levanto enfadada y me dirijo hacia el coche.
—Llevame a la fraternidad, no quiero estar con el James de siempre —Digo mientras camino hacia el coche. James me mira enfadado y se levanta de su sitio.
—Eres siempre igual Madi —Gruñe mientras camina hacia el coche.
—Odio cuando eres así —Murmullo entre dientes.
—Yo también odio cuando eres así —Dice entrando en el coche al igual que yo.

Parece que la magia del alcohol ha terminado y me toca aguantar sus groserías y sus arrebatos de niño pequeño.
Todo el trayecto es en silencio pero no dejo de pensar en lo que había pasado antes de la pelea, odio cuando sale el James borde pero, sé que él no es así, sé que solo lo hace por qué está acostumbrado a ser borde con la gente, a ser un idiota y un capullo. No tiene remedio.
La radio está apagada y eso solo hace que sea aún más incómodo todo esto, mis mejillas se ruborizan avergonzadas y no puedo evitar morderme una mejilla mientras veo por la ventanilla las demás fraternidades.
Al llegar me quito el cinturón y lo miro.

—Gracias supongo —Estoy tensa así que lo único que hago es salir del coche y caminar hacia la puerta de la fraternidad.
—Adiós Madison —Lo escucho decir antes de cerrar el coche disgustado.

Introduzco la llave y entro a la fraternidad, las chicas no han llegado aún. Siento una presión de culpa y miedo ¿Que acabo de hacer?
Sé que no era yo, no debería haberlo dejado hacer eso, no debería haber disfrutado sabiendo que me hará daño, sabiendo que es James, sabiendo que es un capullo y que sé que no me merece.
Mis ojos se llenan de lágrimas pero contengo un momento la respiración, necesito dejar de pensar en lo que ha pasado, las cosas pasan y estas pasan por algo.

Camino hacia mi habitación para darme un baño, espero que aquella agua purifique mi piel y me haga sentir mejor. Tapo la bañera y dejo salir el agua fría del grifo dorado, mientras se calienta el agua recojo mi cabello en un alto moño y me quito la ropa viendo en el espejo mi cuerpo.
Me veo millones de defectos y me siento avergonzada, no me siento segura de mi misma, no me veo bonita, ni mucho menos atractiva y pienso si James solo se acerca a mí por Loren. Aquella chica es preciosa, aunque tenga tatuajes y se vista raro pero aquel pelo rubio rizado y aquellos ojos azules... Es normal que tenga loco a James. Es perfecta, y aunque la odie pienso eso, y no es que le tenga envidia, me quiero aunque tenga defectos pero siento que seguramente ella no estará pensando lo mismo que pienso yo.
Miro a la bañera después de una gran charla a mi misma motivadora, ya está llena solo le falta el jabón y remover el agua para que salga aquella espuma blanca la cual cubra mi cuerpo de el agua cristalina.

Después de una hora en aquella agua hirviendo y de miles de pensamientos negativos y positivos de James, decido salir del agua y ponerme el pijama. Son las una de la madrugada, me siento en la cama de mi habitación y miro por internet si la biblioteca más cercana está abierta mañana. Tenía ganas de pasarme gran parte del día estudiando y leyendo nuevos libros, por suerte es la única que está abierta los domingos, así que lo apunto en mi agenda mental. Anoto también que tengo que comprar un pestillo para mi habitación y decoraciones que me hacen falta, así que añado ir de compras por el centro comercial.

Bajo a cenar y veo en la puerta de la fraternidad una silueta negra sentada en las escaleras. Mi corazón da un brinco, el cristal no se ve con claridad pero tengo bastante miedo. Hay varias fiestas en las fraternidades vecinas y no me gustaría tener a ningún borracho merodeando por mi jardín.
Abro la puerta lentamente para no hacer ruido y veo que James se encuentra sentado en las escaleras observando la calle.

—¿James? —Murmullo haciéndolo voltear rápidamente.
—¿Que haces aquí? —No transmito mucho entusiasmo.
—No quería volver a la fiesta —Me apoyo en la puerta y suelto un suspiro.
—No puedo salir ya me he duchado y tengo el pijama —Veo como me analiza con la mirada y más tarde me mira a los ojos.
—Si —Se levanta y baja un escalón nervioso.

Parece que quiere marcharse pero algo me impide que no lo deje ir y automáticamente me salen las palabras solas:

—Puedes entrar si quieres —El chico se para en seco.
—Las chicas vendrán borrachas y tarde —Digo abriendo un poco más la puerta.

El chico asiente y camina hacia la puerta, lo dejo pasar y cierro rápidamente la puerta.

»¿Pero que haces?« No lo sé pero no me gustaría que me hicieran lo mismo además, no me gusta estar sola en esta casa tan grande, no estoy acostumbrada.

—Me iba a hacer de cenar ¿Quieres algo? —Camino hacia la cocina y saco un poco de pan para hacerme uno de mis sandwiches favoritos.
—No —Camina hacia el sofá y se sienta colocando sus pies en la mesa y sus manos en su nuca.
—Oye lo de antes... —El chico me interrumpe.
—Olvidalo, estaba enfadado, ya sabes... —Dice nervioso.

Me limito a asentir y a quedarme en silencio en la cocina. Me siento dolorida y avergonzada por lo de antes pero intento pensar que no ha pasado nada y que esa no era la Madison de siempre. Me hago el sándwich y camino hacia el sentándome en el otro lado del sofá.
Le paso el mando y el chico cambia de canal varias veces buscando algún entretenimiento.

—No vas a encontrar nada que no sea teletienda a las dos de la madrugada James —Le digo mientras mastico, lo veo un poco desesperado.
—¿Tenéis alguna película? —Me encojo de hombros.
—No veo mucho la televisión —Puedo oír como suelta un gran suspiro y pone los ojos en blanco.
—Eres aburridísima —Asiento y le doy un bocado a mí sándwich.

El chico intenta poner alguna película y encuentra tres metros sobre el cielo. La favorita de Hope y Lydia, las cuales no pueden evitar llorar con cada final.
Asiento al ver que me mira, parece que con solo una mirada sabemos cómo conectar y como entendernos.

—Odio estás películas, esto nunca pasa —Rueda los ojos y le da al play.
—Quien sabe, a las chicas nos gusta fantasear con una historia como esa, aún que nunca pase —Termino mi sándwich y llevo el plato a la cocina.

Para cuando vuelvo tengo dos mantas y cojo un par de cojines. James me dice que apague la luz y esto lo hace un poco incómodo pero no me niego así que camino hacia la llave de la luz y la apago dejando todo totalmente oscuro.

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Peligrosamente Irresistible© ✓ (1) Where stories live. Discover now