°•Capítulo 63•°

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—Vayamos a otro sitio —Susurra después de terminar de curarle la mejilla.

Asiento y los dos nos levantamos a la vez, le da una patada a una de las botellas de cristal vacías que se encuentra en el suelo y lo miro.

—Tenemos que recoger todo esto —El chico gruñe y abre la puerta.
—Paso —Dice saliendo de la habitación.

Cojo dos botellas de cristal y salgo de la habitación para tirarlas en la basura.

—¿Estás bien tío? —Le dice Colton algo molesto.
—Siento... Ya sabes —Colton suelta una mueca impresionado y le da una palmada en la espalda.
—No importa —Tiro las botellas de cristal a la basura y salgo de la cocina para mirar a Colton.
—Gracias de nuevo Madi —James rueda los ojos y sale de la casa para subirse al coche.
—De nada —Digo con una sonrisa y llendo tras él.

Cierro lentamente la puerta de aquella fraternidad y camino hacia el coche de James. Está ebrio y no debería conducir en ese estado pero, no me queda otra que subirme en el coche.

—¿Puedo conducir yo? —Le digo antes de que se suba.
—Ya sabes mi respuesta —Dice subiendo al coche.

Me lo tomo como un rotundo no. Suspiro y entro en el coche, no tardo ni dos segundos en ponerme el cinturón y observarlo, no sé a dónde vamos pero espero que el camino sea corto.

El camino me suena demasiado y no puedo evitar abrazarme a mí misma al ver que vamos directos hacia el mirador. Tengo varios mensajes de Gabriel los cuales dicen que ya está en su casa y quiere saber si estoy bien. Estoy más que bien viendo como las llamas azules del brazo de James se extienden al coger el volante, como las venas de sus ojos están muy marcadas y como las venas de sus puños resaltan al coger con fuerza el volante.

Desvío mi mirada hacia James el cuál no puede evitar mirarme también. Tan solo por unos segundos nuestras miradas se juntan y no podemos evitar soltar una mueca. Se que es estúpido, maleducado, grosero y dice palabras de las cuales me derrito aunque sean groseras pero, este chico me hace tocar las nubes e ir directa hacia el cielo.

Aparca el coche, apaga las luces y sale de este poniéndose su chaqueta de cuero negra. Hacia frío pero con suerte yo tenía mi chaqueta vaquera la cual es mi favorita.
Caminamos juntos observando la ciudad, estamos en nuestro sitio, después de un largo pero corto tiempo volvemos a nuestro sitio.
Caminamos hacia el borde del acantilado y nos sentamos en el para contemplar la ciudad, nuestros pies cuelgan en el vacío y aquella adrenalina me recorre todo el cuerpo al ver la altura. Se que me he sentado más de una vez en el borde pero sigo teniéndole algo de terror.

Un silencio incómodo aparece pero es cortado por el ruido procedente de la ciudad. Observamos las estrellas y me armo de valor para mirar a James el cuál mueve sus pies en el vacío. Toco su delicada mano la cuál la tiene apoyada en el suelo y lo saco de sus pensamientos.

—Hoy hace tres años desde la muerte de mi madre —Lo miro impresionada y el chico suelta una mueca.
—Odio cuando el tiempo pasa rápido —Dice con la voz ronca y los ojos vidriosos.
—Lo siento —Musito recordando a mí padre.
—Por lo menos sabes dónde está —Desvío mi mirada hacia el cielo repleto de estrellas.
—¿Esta muerto? —Me pregunta haciéndome tragar saliva.

Me encojo de hombros y suelto una mueca viendo como mis ojos se ponen llorosos.

—Mi madre sabe dónde está pero ya sabes cómo es.. —James suspira y mira hacia el cielo.
—Una mujer amargada —Asiento.
—¿Puedo preguntarte una cosa? —El chico se encoje de hombros.
—Siempre haces eso, no paras de preguntar —Ruedo los ojos y suspiro.
—¿Cómo murió tu madre? —El chico continua mirando hacia la ciudad.
—No se lo he contado a nadie —Dice dolorido.
—Puedes confiar en mí —El chico me mira.
—No estoy lo suficientemente borracho —Asiento viendo como el chico empieza a ponerse nervioso.
—Esta bien —Me limito a contestar.

Jugueteo con mis dedos mientras los observo avergonzada. Gabriel seguramente estará preocupado y espero que no le diga nada a mi madre, siento que ella tiene que estar al tanto de todo aunque esté a kilómetros.

—Mi padre la mató —Abro los ojos impresionada y me quedo sin palabras.
—Hace tiempo que ya a cumplido condena y no paro de pensar que está en uno de esos edificios o calles —Dice mirando a la ciudad.
—Eso es horrible —Musito.

El chico traga saliva y pestañea varias veces intentando no soltar ninguna lágrima.

—Algunas veces necesitamos soltar lo que tanto nos mata —Digo con la voz ronca.
—¿Y tú padre? —Me pregunta intentado cambiar de tema.
—No lo sé, puede estar pudriéndose en alguna cárcel o incluso muerto —Trago saliva.
—Nunca he sabido de él, siempre he pensado que por mi culpa se fue —Las palabras me duelen y un nudo se forma en mi garganta haciéndome sentir insignificante.
—No pienses eso —Responde el chico.
—¿Y que pienso? Todos me dicen que soy como él pero nadie me da una respuesta para saber dónde está, por lo menos si está vivo —Digo algo nerviosa.
—Ya lo encontrarás —Dice tranquilo y sin darle importancia.

Suelto un suspiro y miro hacia el cielo. No sabes cuanto me encantaría saberlo, saber si es igual de estúpido que mi madre o fue por la misma razón que me fui yo de casa: mi madre, por sus normas, sus enfados, sus miradas. Tal vez sea por eso y no tendría que seguir martilizándome con que yo tengo la culpa.

—Te dije que todo era una mierda Madison —Asiento y el chico traga saliva.
—Tienes razón —Digo con la voz ronca.

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Peligrosamente Irresistible© ✓ (1) Where stories live. Discover now