°•Capítulo 47•°

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Salgo del baño, mis ojos están un poco hinchados pero intento no pensar mucho más en mi aspecto. Camino hacia una pequeña cafetería y me introduzco en ella en busca de un café o algo que me haga sentir mejor. Me pido un vaso bien grande de chocolate caliente y miré hacia una pequeña televisión colgada en la pared.

—Están bajando las temperaturas —Decía la camarera al ver que estaba pendiente de la televisión.
—Ya veo... —Le digo sin entusiasmo.

La chica limpia un par de vasos en la pequeña barra de metal, la cafetería está totalmente vacía solo estoy yo removiendo mi chocolate caliente. Más bien todo el centro comercial está vacío, normalmente por la tarde es cuando la gente viene a hacer las compras pero por la mañana se encuentra todo muy vacío y tranquilo.

Respiro hondo y expulso todo el aire levemente hacia el chocolate para enfriarlo. Mi móvil se enciende y miro de reojo como tengo diez mensajes y cinco llamadas de James. Por mi mente pasan millones de opciones, cogerle y gritarle para que me deje en paz, ignorarlo, bloquearlo, borrar su contacto o simplemente apagar el móvil y olvidarme totalmente de James. Estoy celosa, no lo voy a negar, el mismo dijo que yo era solamente suya y no comprendo cómo puede tener a alguien más.
Opto por la última opción y decido apagar el móvil no sin antes mandarle un mensaje a mi madre por si me llama y no le respondo al momento.

Estaré en la biblioteca todo el día y tendré el móvil en silencio, hablamos mañana.

Le mando un mensaje a Sam, aún me estoy replanteando si debería ir con los nuevos amigos de Sam o no. Me encuentro desanimada y sin ganas de absolutamente nada pero, siento como algo dentro de mi grita que debería ir y pasarlo bien, conocer a nueva gente y olvidarme de James. No me merece y creo que me merezco a alguien como yo y que me quiera realmente. Al final decido ir con Sam creo que me vendrá bien.

Apago de una maldita vez el teléfono y lo meto en la mochila. Continúo removiendo mi chocolate lentamente atenta a cada palabra que decían en las noticias.

Una vez me termino el chocolate caliente decido salir de aquella minúscula cafetería e ir rumbo a ver tiendas de ropa e intentar matar las horas haciendo cosas entretenidas. Camino por los largos y anchos pasillos todos ellos repletos de tiendas de ropa, la música de las tiendas rebota en mi cabeza, camino con poco entusiasmo y miro los escaparates viendo mi rostro reflejado en el cristal. James me a cambiado, James tiene la culpa de que me sienta tan mal de mi misma.

El nombre de James me tortura, no puedo seguir así. No dejo de pensar en aquella noche en el campus, de sus palabras, de sus sonrisas, de sus caricias, de sus abrazos, de James. Agito mi cabeza intentado borrar la cara de James y aquel nombre de mi cabeza, sé que será difícil pero tengo que intentarlo.

Toco la tela de aquella sudadera amarillenta, últimamente se llevaba el color mostaza y no era un color que me favorecía mucho. Camino por la tienda tocando cada prenda colgada en delicadas perchas de madera, la canción de la tienda es la de The Wave–Colouring. Sé cuál es ya que la utilizaba cuando leía un libro o cuando intentaba relajarme y salir de unos segundos de la maldita rutina.
Veo una falda vaquera y no puedo evitar pensar si me quedaría bien. Llevaba tiempo queriendo una y era el momento perfecto para darme un capricho y pensar en que es lo que me pondré para esta noche. No sé si ir arreglada o ir informal, es una reunión de amigos pero, no sé qué tipos de amigos son. Tal vez deba ir un poco más formal, prefiero causar buena impresión. No quiero ir como a una boda ni mucho menos pero, quiero ir arreglada.

Siento que mi pequeño pero fuerte bajón desvanece y me pongo rápidamente a mirar más tiendas para intentar conseguir un outfit para esta noche en condiciones. Me sentía con las fuerzas suficientes como para ver a James, gritarle de nuevo y decirle que valgo más que cualquier chica con la que se acuesta, que no soy como Loren y que me merezco a alguien que me quiera deverdad y no de una pasada.

Después de un par de horas recorriendo cada rincón de aquel enorme centro comercial me planteo si debería ir a la fraternidad. Necesitaría una larga ducha y arreglarme para ir con Sam y sus amigos. Caminé hacia la parada de autobús del centro comercial, aún la recuerdo como la primera vez que conocí a James. Me dijo que me subiese a su coche y estaba tan asustada y preocupada que le puse miles de escusas pero, me subí al coche. No debería haberlo hecho, no debería haber subido al coche de James y en vez de eso subirme al autobús para ir directa a la fraternidad pero, no lo hice.

El autobús se paró justamente delante mía y pagué mi pasaje para poder entrar. Me senté en los últimos asientos y miré hacia la ventana. Tenía miedo de encontrarme con aquel chico en la puerta, tenía miedo de caer de nuevo en sus trampas y en sus juegos para seducirme pero, no me iba a esconder de James todo el tiempo.
Me siento tan rota y engañada que decido dejar de pensar en aquel chico desastroso y problemático.

Camino hacia la fraternidad, la parada se encontraba cerca de esta así que no tardo ni cinco minutos en llegar. Por suerte James no se encuentra sentado en las escaleras pendiente del teléfono así que suelto un agradable suspiro. Necesito digerir lo que a pasado, lo que a echo, lo que me a echo.

Introduzco las llaves en la cerradura pero rápidamente alguien abre la puerta desde dentro. Danna me contempla, nos quedamos unos segundos mirándonos y no puedo evitar soltar una lágrima.

—Joder Madi —La chica se lanza a abrazarme y toca mi cabello.

Me entierro en su hombro y sollozo pensando en todo lo que a pasado de nuevo.

—¡Es un capullo! ¡James Johnson es un capullo! —Grita enfadada.
—Si —Digo respirando hondo y separandome de ella.
—¿Madi? —Lydia baja las escaleras lentamente observando mi aspecto.
—¿Que te a echo? —Camina rápidamente hacia mí y toca mis manos.
—Tenias razón —Susurro.
—Debí hacerte caso Lydia —La chica me abraza mientras mira a Danna.

Su pelo rojizo huele a limón y no puede evitar abrazarme con fuerza. Sabe por lo que estoy pasando, supongo que ella estuvo en mi situación y me comprende.

—Jess a comprado helados, pediremos pizza y veremos miles de películas —Suelto una sonrisa.
—No, he quedado con Sam y unos amigos, pero quiero hacer eso mañana —Digo mientras me limpio las lágrimas.
—Eso es genial deberías salir y evadirte de los problemas —Dice con una sonrisa.

Danna me agarra de la mano y le suelta una sonrisa sarcástica a Lydia.

—Me la llevo a su habitación —Lydia asiente y toca mi mejilla para limpiar mis lágrimas.

Danna y yo subimos a mí habitación, la chica se sienta en la cama y me mira impresionada. Cojo la ropa que me voy a poner, una falda vaquera y una camiseta corta negra. La chica suelta una sonrisa.

—¿Que pasa? —La miro desanimada.
—Eres preciosa Madi, no dejes nunca que James te destruya —Me siento junto a ella y la miro con una mueca.
—¿Y si me destruye? —La chica se tumba y mira hacia el techo.
—Eso no va a pasar —Insiste.

Suelto un suspiro y asiento nerviosa, me levanto de la cama y ando hacia el baño.

—Me voy a duchar —La chica se levanta de la cama y anda hacia la puerta.
—Vale —Dice saliendo de mi habitación.

Danna y yo habíamos creado un buen vínculo, nunca imaginaria que aquella chica fuese mi amiga, está en los buenos y malos momentos y en esos momentos pocos amigos están a tu lado.
Recuerdo que mí padre repetía siempre una frase cuando era pequeña: A veces somos el salvavidas de alguien que está apunto de hundirse.

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Peligrosamente Irresistible© ✓ (1) Where stories live. Discover now