Peligrosamente Irresistible© ✓ (1)

°•Capítulo 64•°

Abrí la puerta de la fraternidad y pude ver cómo Sam y Gabriel se encontraban hablando en el salón.

—¡Madi! Estábamos preocupados —Dice Gabriel levantándose del sofá.
—¿Qué hacéis aquí? ¿Qué pasa? —Digo extrañada.
—No contestabas a nuestras llamadas ¿Dónde estabas? —Miro a Sam el cual parece enfadado.
—Salí a dar una vuelta y no tenía batería —Gabriel me mira extrañado.
—¿Una vuelta a estas horas? ¿Con el frío que está empezando hacer? —Asiento.
—Me gusta pasear ¿No lo sabías? —Camino hacia la cocina.
—Pues no pero, me parece bien, es bueno caminar —Lo miro con una mueca forzada y saco de la nevera una botella de agua para echarme un poco en un vaso.
—Podríamos ir a caminar un día —Sam asiente con una sonrisa.
—Claro, eso a Madi le encantaría —Ruedo los ojos y le echo una mirada desafiante, él tan solo me responde sacándome la lengua.
—¿Qué hacemos? —Dice Sam sentándose en el sofá y observando la televisión.
—Debería irme es tarde y mañana trabajo, solo quería asegurarme de que estabas bien —Dice Gabriel caminando hacia mí.
—Que te vaya bien, buenas noches —El chico me da un beso en los labios y camina hacia la puerta de la fraternidad.
—Buenas noches —Musita.
—¡Te quiero! —Susurra con un guiño.
—Y yo —Susurro con una mueca dolorosa.

Al cerrar la puerta Sam se levanta rápidamente muy indignado y enfadado, levanta sus manos dramatizando la situación.

—Me parece fatal que estés haciendo eso, no me lo esperaba de ti Madison Hart. Pensaba que eras una buena chica pero, le vas a hacer daño a ese pobre hombre —Gruño enfadada.
—Quieres relajarte —Él niega.
—No puedo relajarme sabiendo que estás jugando con él. Decídete Madi pero no estés dando rodeos —Suspiro y mis ojos se cristalizan.
—¿Y qué hago Sam? No quiero hacerle daño —Digo con la voz ronca.
—Te has metido en un problema muy gordo Madi —Cierro los ojos y camino hacia él.
—No sé que hacer —Sollozo.
—Pues decirle la verdad —Dice molesto.
—Pero lo quiero —Susurro.
—Madi tienes que dejar las cosas claras entre James, tu familia ya sabe lo tuyo con Gabriel, se acerca Navidad donde la pasaréis juntos y creo que es necesario que pienses menos en James —Las lágrimas recorren mis mejillas hasta caer a la alfombra roja oscura del salón.
—Ven aquí —Susurra.

El chico abre sus brazos y rodeo los míos en él y le doy un cálido y fuerte abrazo. Sam peina mi cabello y da palmadas en mi espalda.

—Tienes razón pero lo he dicho tantas veces, se me hace imposible no querer estar con James. Aunque sea un grosero y un maleducado siento que me hace ser yo misma —Me separo de él y lo miro.
—Te hará daño Madi y no quiero que ese asqueroso te lo haga, me importas—Suelto una mueca.
—Además, no querrás que Gabriel te pille con James ¿no? —Niego.
—Pues eso —Dice separándose de mí.
—Me encanta Gabriel, es un chico estupendo y no sé porque no sientes nada por él —Asiento.
—Y no digo que no lo sea pero, siento que James no me hace sentir vacía —El chico suspira.
—Gabriel es perfecto para mi madre, no para mí —Digo con la voz ronca.
—Se le ve muy ilusionado —Dice mirando hacia la puerta. Me abrazo a mí misma.
—Tu solo intenta que no lo pase mal... Parece muy buen chico —Niego.
—No quiero hacerle daño —Sam se encoje de hombros.
—Creo que es demasiado tarde —Se limita a decir.

El chico se levanta del sofá y me abraza de nuevo.

—Aún no he acabado las tareas si quieres quedamos mañana en la cafetería —Asiento impresionada por lo que acaba de decir.
—Te invitaré a un chocolate, hace frío y eso alegra —Suelto una mueca intentado borrar las palabras de antes.
—No te quiero ver mal ¿vale? —Me encojo de hombros.
—Buenas noches —Susurra dándome un beso delicado en la frente.
—Buenas noches —Susurro.

Me doy una ducha cálida, al salir del cuarto de baño siento una brisa gélida la cual entra por la ventana. El invierno había empezado con fuerza así que me tocaba secarme el pelo para no coger ningún resfriado. Cierro la ventana de mi habitación y vuelvo al baño para secar mi cabello y recogerlo en una coleta. Le daba bastantes vuelvas a lo que me había dicho Sam, tiene razón pero James es imposible, es irresistible e inevitable.

La Navidad se acercaba, solo faltaban dos meses para volver a casa y estar todos juntos de nuevo. También se acercaba Halloween, es mi fiesta favorita e incluso la amo más que Navidad. Nunca me a llegado a encantar la Navidad, siempre he sentido que faltaba alguien, que todo no estaba en orden ni era ocasión de celebrar que estábamos todos juntos cuando eso era totalmente falso.

Hope llama a la puerta y me hace salir de un salto de mis pensamientos y volver a la realidad. Desvío la mirada hacia mi portátil y puedo ver cómo tengo todo el trabajo de latín ya terminado.

—Danna y Drake creo que están haciéndolo y... —Suelto una sonrisa.
—Pasa —Le digo dejándola entrar.

La chica se sienta a mí lado y me observa, cierro el portátil y la miro con una mueca forzada.

—¿Qué tal vas con Gabriel? —Me quedo callada unos segundos.
—Bien, genial —Farfullo, estoy demasiado nerviosa.
—¿Y con James? —Levanto la vista y me encojo de hombros.
—¿Eso que significa? —Dice tocando mi cabello.
—No significa nada —Esta suspira.
—Sabes... Siempre he pensado en el chico perfecto, rubio con unos preciosos ojos verdes, fuerte, alto y que sea bueno conmigo —Suelto una mueca.
—Pero eso no existe Madi y creo que deberías explicárselo a tu madre —Frunzo el ceño.
—¿Como sabes eso? —La chica sonríe.
—Hablo últimamente mucho con Sam —Suelto un par de carcajadas.
—¡No puede ser verdad! —La chica ríe a carcajadas.
—No te flipes cielo, solo nos estamos conociendo —Dice entre carcajadas.
—Vale —Digo cogiendo aire.
—Siempre lo he visto atractivo —Suelto una mueca.
—Me encantas para él, siento que es mi mejor amigo y creo que eres la chica perfecta, sé que no le vas hacer daño —Hope simula limpiarse las lágrimas y eso me causa un par de carcajadas.
—Que palabras tan bonitas —Explica de forma dramática y entre carcajadas.

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