°•Capítulo 30•°

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Me tapo un poco con la manta y me agarro a uno de los cojines que había traído antes. La película es antigua pero bastante romántica y entretenida.

—¿Enserio? —Dice James en una escena.
—Shhh —Lo hago callar.
—Oh vamos Madi no te creas todas estas tonterías ¿no? —Dice con una sonrisa.

Mi cuerpo me quema y decido estar callada y no hablarle. Si, creo en estas cosas James. Y aunque nunca pasen puede ser que algún día alguno te haga vivir una preciosa historia con un final feliz, casados, con dos hijos maravillosos y un perro grande.

—No existen los finales felices —Lo miro impresionada ¿Me ha leído la mente?
—Se cree algo por ir con una moto ¿Enserio piensa enamorarla así?—Suelto un suspiro de alivio, por un momento me he asustado.
—Quién sabe... —Sé el final, la he visto millones de veces.

La película trascurre hasta que aparece una escena íntima. Me muerdo el labio avergonzada y miro hacia la televisión muy pendiente de cada detalle deseando que aquellos segundos de escena se pasaran rápido, por desgracia James no habla, está igual de hipnotizado que yo, podía decir cualquier estupidez para evitar este momento tan tenso, pero no, está callado con los ojos rojos.

—Yo lo hago mejor… —Su sonrisa transmite picardía y malicia pero no puedo evitar reírme por habernos salvado de aquella tensión.
—Ya claro —Frunce el ceño pero sigue con aquella sonrisa maliciosa y esos hoyuelos pícaros.
—Está bien… —Musita con voz sensual. Ruedo los ojos y me limito a sonreír.

Después de un rato veo como el chico se acerca un poco más a mí, su mirada lo delata y no puedo evitar soltar una mueca. Da una palmada en su pecho y quito el muro de cojines que nos impedía estar juntos. Coloco mi cabeza en su pecho delicadamente, noto como toda aquella tensión cesa y como un cosquilleo aparece.
Siento su respiración y oigo los latidos de su corazón, esto es maravilloso.

El chico me mira de vez en cuando sobre todo cuando me río o cuando suelto alguna que otra lágrima. Sé que le parecerá ridículo e infantil, pero soy muy sentimental y no puedo evitar mis sentimientos. Sus latidos me relajan tanto que antes de que termine la película me he quedado dormida.

—Madi —Me susurra.
—Ya ha acabado la película —Vuelve a susurrar.

Abro los ojos rápidamente y miro hacia la televisión la cual aparecen los agradecimientos y las miles de personas que han estado haciendo aquella película. El chico tiene su mano en mi espalda y de vez en cuando hacía círculos de los cuales un cosquilleo recorría toda mi columna y me hacía soltar alguna que otra sonrisa.

—¿Qué hora es? —Musito sin levantarme de su pecho.
—Las 4 —Me reincorporo y bostezo.
—Les quedan un buen rato, puedes irte si te aburres —Bostezo de nuevo mientras lo miro.
—No, estoy bien aquí —Suelto una mueca, no sé que decir, pero se lo agradezco con una cálida mirada de alivio, no quiero quedarme sola.

Le doy de nuevo el mando y me vuelvo a colocar en su pecho como estaba antes.
El chico cambia de canal, pasa todos los teletienda y todas las pitonisas hasta llegar a un canal en donde estaba transmitiendo un partido de fútbol de otro país, la gente gritando y los pitidos me molestan, pero me tranquilizo al oír sus latidos y su respiración.

Abro los ojos y estoy en mi habitación acostada, miro para todos lados y no veo a James, me resulta extraño que no me haya despertado para decir que se iba o para que suba sola a mi habitación. Una parte de mí está agradecida y por otra parte asustada ¿Y si las chicas le han descubierto?
Quiero dejar de pensar en eso y bajar a desayunar. Los ojos me pesaban, era temprano pero quería ir a la biblioteca para estudiar y pasar el día allí.

Todas estaban durmiendo, eran las 10 y en silencio bajo las escaleras para prepararme un buen vaso de café y unas tostadas.
Intento hacer el menor ruido posible, desayuno tranquilamente viendo las redes sociales hasta que mi hermana me manda un mensaje.

¡Buenos días!

¡Buenos días!

¿Como está mi universitaria favorita?

¡Bien!

Me alegro, oye, he pensado que algún día podría llegarme para ver por dentro tu fraternidad y ver un poco la ciudad. ¿Que te parece?

Claro me encantaría, pero si te traes a Tyler, seguro que lo pasaremos genial.

Claro, Tyler y yo somos un pack no nos pueden separar.

Genial entonces.

Bueno tengo que ir a trabajar, hablamos luego.

Si, adiós.

Apago el teléfono y sin darme cuenta ya he terminado de desayunar y ya mis ojos no me pesan tanto, bendito café.
Camino hacia la cocina, dejo el plato y el vaso en el lavavajillas y me dispongo a alistarme para ir a la biblioteca.
Me pongo una camisa azul pastel y lo acompaño con unos vaqueros los cuales, los iba a estrenar por primera vez hoy. No me quedaba nada mal así que como siempre me recojo el pelo en una coleta y preparo la mochila con todo lo necesario para pasar la mañana en la biblioteca.

Bajo las escaleras rápidamente y me miro en el espejo que hay en la entrada de la casa, suelto una mueca y abro la puerta.

—¿A dónde vas? —Me volteo y veo a Danna en las escaleras.
—A la biblioteca, pasaré la mañana allí —Sus ojos están inyectados en sangre y su maquillaje esparcido por sus mejillas.
—Pásalo... ¿Bien? Supongo —Dice sin entender por qué me voy a la biblioteca.
—Si, gracias —Le suelto una cálida sonrisa y cierro la puerta.

Había mirado en Google Maps donde estaba la parada de autobuses más cercana a la fraternidad y la que me dejaría justamente en la biblioteca central. Camino viendo como la mayoría de las fraternidades están llenas de vasos rojos por el césped y botellas de alcohol, parece que ayer todo el mundo estuvo de fiesta, pero no cambio lo que pasó anoche con James por ninguna fiesta.

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Peligrosamente Irresistible© ✓ (1) Where stories live. Discover now