Películas y comida China

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—Alba Martínez Reche, necesito, exijo, una explicación en este instante—exigió María, no podía controlarla, estaba histérica.

Parecía que hubiese estado asediando porque en cuanto se fue Natalia, no tardo más de cinco minutos en aparecer, ella tenía llaves para entrar a mi casa.

Había una foto, nada de estúpidos paparazzis, pero si una foto que alguien nos había hecho, yo iba sobre Natalia y ambas estábamos riendo mirando hacía el lago, la foto me gustaba y la había guardado, pero sabía que estaba por todos lados y sabía lo que significaba pero, sinceramente, no me importaba.

En el camino de regreso habíamos pasado por una farmacia para comprar algo para mi tobillo, aún seguía doliendo como el infierno, pero no podía tomar nada para el dolor si estaba tomando lo que Natalia consiguió esta mañana para mí.

—No entiendo exactamente qué tengo que explicar—digo, cansada por su tono y porque no ha parado de caminar de un lado a otro, mareándome.

—¿Tú y Natalia? Vamos Alba, sé que te gusto la chica en cuanto la viste, tu no sales detrás de alguien de la manera en que lo hiciste esa noche, eso no fue solo por diversión, usando una camiseta con su nombre—dijo, taladrándome con sus ojos.

—Mira, María Villar, somos amigas. Si la de la foto fueses tú, no habría problemas, pero es una desconocida y de inmediato insinúan cosas que no son. Ella me cuido anoche porque yo tenía fiebre—empecé a explicar. —Pase la noche con fiebre y ella salió por la mañana y me consiguió medicamentos, en la noche me dio algo de lo que mantiene Dave para mí. Fuimos a desayunar porque no tengo nada en la cocina, no he hecho compras porque apenas tengo veinticuatro horas de estar de vuelta en casa, fuimos a Retiro y un estúpido Skate me atropello, literalmente, lastimando mi tobillo, por eso exactamente Natalia me está cargando en la foto, porque íbamos a desayunar y pese a que le insistí en que me dejara ahí, no lo hizo—terminé.

María me mira y mira, creo que va a abrir un hueco en mi cabeza, eso hasta que sonríe como si fuese la mañana de navidad.

—Awwww, eso es completamente adorable, Alba—frunzo el ceño.

—¿Ya no estas molesta?—pregunté.

—Nunca lo he estado en realidad, solo... ¿No me ocultarías si pasara algo más, verdad?—preguntó.

—Por supuesto que no—dije extendiendo mis brazos, de inmediato se acercó y me queje cuando rozo mi tobillo, entonces nos abrazamos.

...

"Alba Reche y una... ¿Chica?"

"Conocemos el nombre de quien parece la ¿Novia? de Alba Reche"

"La misteriosa chica tiene nombre, Natalia Lacunza"

"De un nombre a un rostro, Natalia Lacunza"

—¿Quieres que los siga leyendo?—suspiré, Dave había comprado las revistas, colocando cada una sobre el mesón de la cocina, ahora estaba abriendo cada portal de Internet para mí. Suspiré, cansada. Lo que iba a decirle no iba a gustarle. —¿Qué estás haciendo, Alba? Tienes una imagen que cuidar—dice, regañando. Levanto mis ojos de la misma foto que he visto cientos de veces y me enfoco en los ojos de mi amigo y representante.

—Dime exactamente como estoy haciendo algo en contra de mi imagen—dije, pronunciando cada palabra, sin el miedo habitual con el que solía hablarle cuando había alguna especie de problema.

—¿Todos estos rumores? No son buenos, Alba, además te dijimos que para promocionar la película estaría bien que te vieras con Joan, y lo estabas haciendo genial en Nueva York—siguió, respiré profundo, porque esto era algo que no iba a tolerar de ninguna manera.

Mi pequeña diva-AlbaliaWhere stories live. Discover now