Noches Mágicas

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Otro mes y entre mes y mes, a veces las cosas no avanzan y todo sigue exactamente en el mismo punto, o las cosas pueden avanzar, haberse puesto un poco más interesantes y ahora haber cambiado pero sin que nadie se diese cuenta, porque eran cambios sutiles adoptados con la creencia de que era normal lo que hacíamos, nadie lo notaba, ni siquiera nosotras mismas, de eso me doy cuenta ahora.

Es decir, yo seguía atendiendo el club, yendo de vez en cuando a visitar a mis padres ahora que tenía mi propio lugar, saliendo de vez en cuando con Marta y otros amigos, soportando a mi hermana, siendo feliz al tener mis sábados por la noche cantando en el club. Esas cosas seguían igual.

El plus lo dada, por supuesto, Alba Reche.

Y era algo que sabía y a la vez tomaba sin pensar, es decir, no estábamos en ningún punto diferente al principio, o después del principio, pero no hablábamos sobre eso, simplemente lo tomábamos y yo aceptaba tranquilamente esto, teniendo en una pequeña parte de mi cerebro, la idea de que deberíamos hablar, pero nunca lo hacía.

-Marta, ¿Te puedes quedar esta noche en el club?-pregunté hacía mi amiga, habíamos pasado la tarde ahí revisando la contabilidad y algunas facturas.

-¿Alba?-asentí, ella sabía, me seguía molestando y yo la seguía ignorando, no tenía por qué decirle algo que al fin de cuentas no era verdad, después de todo, hasta para nosotras mismas, Alba y yo éramos amigas.

-Vamos a cenar por ahí-dije.

-Bien, pero me debes un favor-le saque la lengua.

-Te debo muchos, Sango-me acerque y besé su mejilla para salir por mi auto.

Habíamos quedado en ir a otro restaurante cerca de una feria nueva que habían abierto, básicamente yo quería hacer mas que cenar esa noche, no en el sentido íntimo de lo que puede llegar a significar eso, sino de las cosas que podía hacer al aire libre junto a la pequeña diva, aprovechando que era de noche y tal vez eso evitaría un poco el reconocimiento.

Claro que no me esperaba verla en la entrada de su casa esperando por mí, a veces sentía que sería mejor si quedáramos en conseguirnos algún sitio, como yo solía hacer con Marta, Pablo o Alvaro, cuando iba a salir con ellos, mis amigos. Sin embargo, con Alba, siempre decía que iría a buscarla, asegurarla conmigo, yo quería cuidarla. No es que no esperaba verla esperando por mí, lo que no esperaba es la forma en la que ella estaba vestida. Yo me había acostumbrado a sus ínfulas de pequeña diva, debido a las muchas fotos que descargaba de ella en eventos, pero eso era muy diferente a su andar casual. Porque su combinación de chica sexy con una niña encantadora, me absorbía completamente, justo como ahora, aplicando en mí su mayor talento, ese de robarme el aliento.

-Hey, pequeña diva-saludé mientras salía del auto y abría la puerta del copiloto para ella, me sonrió como solo ella podía mientras yo la veía descender las escaleras, con un corto vestido negro, una cazadora corta, y toda esa imagen sexy era contrastada con una linda goma de pelo en su cabeza que amarraba su pelo en una pequeña coleta.

-Hola, Nat-dijo justo al detenerse a mi lado, sonreí y ella se inclinó a besar mi mejilla, inhale su aroma dulce como siempre hacía y finalmente entramos al auto. -¿Puedo poner música?-pregunto rebotando en su asiento, ya me había acostumbrado a su exceso de energía.

-Por supuesto-dije.

No paso mucho cuando una emisora juvenil empezó a sonar, ya la había escuchado otras veces aunque no era exactamente el tipo de música que acostumbraba a escuchar, no porque esta me molestara, simplemente pasaba de ella porque tenía de preferencia el otro tipo. Estaba sonando una canción de Taylor Swift que ella se sabía de pies a cabeza.

Mi pequeña diva-AlbaliaWhere stories live. Discover now