¿Cobardes? Cobardes

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El día estaba precioso, extrañamente había despertado antes que Natalia y eso era un logro, durante los días que había estado quedándome en su apartamento, ella siempre se despertaba primero. Hoy le había ganado y estaba muy orgullosa de eso. Abrí las cortinas de la sala, porque no quería que ella se despertara aún, parecía demasiado perdida en sus sueños y se veía preciosa mientras tanto, era incapaz de hacer algo para que se despertara.

Mientras iba a la cocina para hacer algo de café y ver que podíamos desayunar, pensé en las cosas que habían sucedido ayer.

En realidad en lo que no podía dejar de pensar era en las palabras de Marta, las cosas que me había dicho Natalia y la canción que cantó. Cada vez que recordaba a ella interpretando "She" un nudo se formaba en mi garganta.

Marta había dicho "cobardes" pero ¿Lo éramos? María había dicho lo mismo la semana pasada, yo realmente no había pensado en esas cosas, y no quería pensarlas, porque cuando las pensaba se hacían reales y si se hacían reales, si daba el paso a abrazar esa realidad, entonces empezaba a existir posibilidades de perder. Y perder a Natalia era algo que yo no quería.

Encendí la cafetera y lo único que pude pensar hacer o más bien juntar fue cereal, leche y bananas. No sabía si a Natalia le gustaba comer con bananas así que para ella fue solo cereal, leche y café. No tuve que esperar demasiado para verla salir, ella traía un pijama no muy conservador, así que mantuve los ojos para mi comida.

—Buenos días—dijo, su voz ronca y más densa de lo normal, sentí un escalofrió y supe que tenía que controlarme.

—Buenos días, Nat—devolví señalando su plato. —Sin banana porque no sabía si te gustaba—dije.

—Así está bien, gracias. No tenías que hacerlo—sonrió. Ella se veía linda recién levantada.

—Tenía que—devolví.

—Mira, debe ser que no lo escuchaste, era María—colocó mi teléfono sobre la encimera. —Espero que no te moleste que haya respondido, yo solo quería dormir un poco más y tú no lo escuchabas, y no cesaba de llamar e insistir—dijo.

—Está bien, no me molesta. ¿Qué dijo?—ella frunció el ceño sentándose en una silla del mesón.

—Algo sobre Internet. No recuerdo—me miró, sus ojos llenos de inocencia.

—Estabas más dormida que despierta ¿Uh?—bromeé.

—Eso parece—murmuró. —Hmm... sabes hacer café, pequeña diva, quien lo diría—me regaló una sonrisa brillante, la primera del día.

—Tengo talentos ocultos—le saqué la lengua y tomé mi celular para mirar un poco que era lo que María decía, revise primero Instagram, y aunque fue lo primero la respuesta fue inmediata. Empecé a reír fuertemente.

—¿De qué te ríes?—miré a Natalia, ella me observaba detenidamente con una sonrisa brillante.

—María publicó una serie de fotos en Instagram, y estoy muy segura que esto en Twitter ya es tendencia—dije aun riendo, al ver algunos de los comentarios de abajo.

—¿Sobre qué? ¿Haciendo algo estúpido?—preguntó.

—No, Nat. Mira—le mostré mi teléfono y me quede quieta esperando por su reacción, María había publicado muchas de las mismas fotos del lago donde los paparazzi se las había arreglado para borrarla pero que en realidad ella aparecía. Ya algunas cuentas de fans habían colocado la comparación, en serio, aquello había sido una jugada muy estúpida por parte de los sitios web y sabía que María no se quedaría con eso por más de que no era necesario. Vi el rostro de Nat pasar de la sorpresa, a la confusión y luego sonreír suavemente, mi corazón erro latidos al verla, ella era endemoniadamente linda mostrando las emociones en su rostro.

Mi pequeña diva-AlbaliaWhere stories live. Discover now