Hay demasiada vida en ella

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Yo estaba constantemente, aquella tarde, recordando aquello que alguna vez había leído, no estaba segura si en Twitter o Instagram, pero en cualquier red social a fin de cuentas. Y decía más o menos así:

"Como le explicas a tus padres que, quien una vez fue su princesa, no solo miraba al príncipe sino también a la doncella"

Aquello estaba en mi mente constantemente. Yo era una mujer adulta, yo era independiente, yo había de alguna u otra manera cortado los lazos con mis papas, en modo de autoridad, en el momento en que emprendí mi propio camino hacia la ciudad de Madrid. Pero yo estaba absolutamente nerviosa de decirle eso a mis padres y al final, mi nervios tuvieron y no tuvieron razón.

Las reacciones de mis padres fueron diferentes, no fueron lo que yo esperaba, tampoco fueron del todo malas, pero no buenas.

Mi papá, él no estaba en contra, ni en negación, ni rechazándome, pero él quería cautela, él no quería que yo arruinara mi imagen por algo que tal vez solo era un experimento. Sus palabras, no las mías.

Mi mamá, por su parte, ella estaba convencida que yo estaba experimentando, ella ni siquiera lo ponía en duda No estaba enojada, o al menos eso creía yo por su sonrisa, pero... pero ella juraba que yo no estaba tomando esto en serio.

Simplemente ellos creían que yo estaba experimentando y aunque o intenté discutir, ellos zanjaron el tema diciendo que todo estaba bien, que ellos comprendían que yo quisiera experimentar, ellos ni siquiera estaban en contra de ir al club de Nat el sábado. Era una locura para mi sus reacciones.

No había hablando con Natalia sobre eso, sobre la reacción de mis padres, cuando hablamos por teléfono nuestros temas de conversación se desviaron, cuando nos vimos, nuestra actuación se desvió. Y así como así había llegado el sábado, y yo tenía una idea. Y a medida que iba pasando el día iba obteniendo una certeza, a medida que se desarrollara mi noche con Nat, ellos se darían cuenta que esto no era experimentar.

Llegamos al club, solo nosotros, según María, ella legaría después, igual que África.

—Hola, Manu—entramos por la puerta principal. Hace rato que los paparazzi habían dejado de acosar al darse cuenta que yo no venía, claro que ello no sabían de la entrada lateral. Eso me hizo pensar en la reacción de Miki y Dave cuando les dije sobre mi relación con Natalia. Miki realmente lo esperaba, lo sabía, Dave lo esperaba pero también estaba en negación, según él eso sería perjudicial para mi imagen. Realmente no me importaba.

—Señorita Reche—saludó para luego asentir hacía mis padres quienes flanqueaban mis costados. —La señorita Natalia está en la sección VIP—asentí sonriendo. Ella estaba esperando por nosotros.

Conduje a mis papas por un camino que ya era conocido para mí, no estaba intentado ocultarme, se había acabado el tiempo para eso, pese a la cautela que me había pedido mis padres y el mismo Dave, yo estaba lista para esto.

Mis ojos visualizaron a Nat al pie de las escaleras, ella estaba hablando y riendo con Marta y su hermano, Santi, sonreí involuntariamente. Olvidando que mis papas estaban tras de mi me acerqué sigilosamente, dejándolos atrás, justo cuando estaba muy cerca salté a su lado.

—¡Hey!—grité. Ella pegó un brinco haciéndome reír pero se giró hacía mí con una sonrisa. Tuve un deja vu de la noche de inauguración de su apartamento.

—¿Qué haces?—ella aún tenía los rastros del susto en su rostro sonrojado. Reí más fuerte.

—Te asusté—

—¿Por qué lo haces?—Marta y Santi se estaban riendo con ganas.

—Puedo asustarte cuando yo quiera—dije sin dejar de sonreír, entonces me acerqué y besé su mejilla sintiendo todo el calor ahí con apreciación. —Hola chicos—saludé pasando mi brazo alrededor de la cintura de Nat.

Mi pequeña diva-AlbaliaWhere stories live. Discover now