Princesa Rosa

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El tiempo vuela, no es solamente algo que dice por decir, porque en realidad lo hacía. Hace un mes, Alba era mi amiga. Hoy, nosotras éramos cualquier cosa que quisiéramos pero siempre algo más que simplemente amigas.

Finalmente había tocado la canción completa para mí misma, grabándome para saber que me gustaba, que era perfecta. Entonces fui donde el señor en el parque de Retiro y le pedí que hiciera un gran lienzo, un dibujo de la pequeña diva a partir de las fotos que le había tomado aquella mañana. En un simple lienzo blanco yo quería que se viera su figura y la sabana que cubría hasta la mitad de su espalda. Él estuvo complacido de hacerlo, nos sentamos juntos, él a dibujar y yo a hablarle sobre ella. Según él, entre más cariño le pusiera al dibujo, mas real quedaría.

Pasé prácticamente toda la tarde ahí, sentada al lado del señor, viendo como cada línea de la foto que yo había capturado era reproducido en el lienzo, pero más que eso era hablarle y ver como el dibujo se llenaba de vida, de ese sentimiento que yo había tenido esa mañana.

Cuando finalmente estuvo listo eran casi las siete. Avisé que no iría al club, porque tenía que ir a casa y no tenía energías para cambiarme y luego ir. Alba estaba en medio de la promoción de su película por lo que tampoco podía ir con ella. Así que conduje directo a mi apartamento, mañana tendría que llevar el lienzo a otro lugar para que grabaran lo que faltaba, la canción.

Después de ver lo que había en los medios sobre Alba y hablar por mensajes con ella. Dormí tranquilamente esa noche, levantándome ansiosa al día siguiente para terminar el cuadro.

"¿Puedes venir? Tengo la mañana libre. C"

Yo ya estaba saliendo de casa, llevando el lienzo conmigo. Solo era cuestión de que grabaran la canción en la forma en que yo quería y luego fuese puesto sobre lo que sea que ponen los dibujos para hacer los cuadros, y yo lo tendría listo. Era un regalo para mí misma, a decir verdad, pero a sorpresa se la quería dar a ella, cuando lo viera. Respondí su mensaje asegurándole que iría dentro de un rato.

Llegué a la tienda y di las indicaciones de lo que necesitaba, yo no quería que las letras resaltaran sobre el dibujo, quería que se leyera, sí, pero yo quería que el dibujo fuese lo primordial. La chica que me atendió anotó cada una de mis peticiones y me aseguró que me enviarían un avance de cómo estaba quedando cuando empezaran. Y estaba bien con eso, lo inquietante en mis pensamientos es que arruinaran el dibujo, porque era demasiado perfecto para que fuese arruinado, pero más que perfecto, era único.

Me pasé por una tienda para comprar un paquete de chocolates que amábamos. Luego solo hice mi camino hacía la casa de Alba. Consiguiendo el portón abierto tan pronto como le avisé que estaba ahí. Estacioné y bajé, lista para ir a su encuentro.

Tuve un flash back de la primera vez que vine a su casa, aquella en que yo estaba dispuesta a gritar verdades en su cara por haber llevado su fama a mi club, ella vestida con un pijama adorable de pie, muy cansada, en el umbral de su casa. Ahora que mis ojos se posaban en la entrada de nuevo en aquella entrada, estaba ella, con un pijama rosa y el rostro cansado, con una hermosa sonrisa y yo no tenía intenciones de gritar hacía ella o acusarla.

—Tú pijama rosa no va con tu imagen de diva, Albi—dije mientras subía las escaleras para reunirme a su lado.

—¿Entonces?—preguntó.

—Eres como, mi princesa rosa—dije finalmente llegando a su lado, de pie frente a ella, yo era un poco mas alta que ella, pero ademas ella iba descalza y yo usando botas, le sacaba mucho más en ese momento.

—Vaya, nunca espere oír algo como eso de ti—dijo, engreída.

—Y ahí está mi pequeña y egocéntrica diva—dije acercándome para besar su mejilla.

Mi pequeña diva-AlbaliaWhere stories live. Discover now