Fantasies -Marvel

☁M i s t e r i o☁

—Q u e n t i n B e c k—

☁T W E N T Y  F I V E☁

"Solo di mi nombre, luego llorame un rio"

☁☁☁

— Habían pasado, ¿Cuántos meses? Máximo nueve, tal vez diez. — un suspiro salió de entre tus labios — Como sea, el punto es que aún te recuerdo como un maldito traidor, y aún te odio con toda mi alma, lo sabías bien, Peter nunca mereció esto; prudete, imbecil.

Cerraste la computadora con ganas y resoplaste, estabas muy enojada.

Aunque sinceramente la computadora no tenía ningún problema, una notificación llegó a tu celular; "¿Y a mi que mierda me importa lo que merecía o no el mocoso?". 

Que hijo de puta.

Un gruñido salió de entre tus labios, tenías mucho coraje guardado hacia Quentin, y a pesar de que no lo habías visto en meses, no sabías como ibas a reaccionar si lo volvías a ver, tal vez lo golpearías, tal vez lo abrazarías, de lo que estabas segura era que en ese preciso instante, rodeada por las cuatro paredes de tu habitación, no podías ni pensar en él sin que tu estómago se revolviera de la ira.

Habías ayudado todo este tiempo a Peter, escondiéndolo de aquí a allá por los rincones de la ciudad para que no fuera capturado mientras toda la mierda se calmaba.

La ciudad estuvo dividida desde ese entonces entre la gente que creía lo que decían los noticieros y el video, y los que seguían confiando en Peter como el hombre araña, quien siguió siendo un héroe incluso cuando sabía que lo estarían persiguiendo y que estaría en constante peligro cada que pisara la calle.

Te levantaste, yendo a la cocina de tu apartamento en completa obscuridad, tenías trabajo pendiente mañana en la oficina de la policía y tendrías que madrugar para llegar temprano y no salir tan tarde, todo el estrés de tu cotidianidad era demasiada y no habías encontrado una sola manera en la que pudieras despejar tu mente, ni con tu celular, ni viendo la televisión (de hecho terminabas más estresada, desde que el hombre araña se volvió un fugitivo la tasa de crímenes aumentaron considerablemente), ni saliendo a dar una maldita caminata. Todo era absolutamente una mierda.

Quinti maulló a tus pies, un gato anaranjado con un collar rodeando su cuello, restregó su pequeño cuerpo por tus piernas cuando te oyó renegar por lo bajo al dejar caer unas pequeñas gotas de agua provenientes de tu vaso.

Una ambulancia cruzó la calle a toda velocidad seguido por varias patrullas, adornando las calles que pasaban con sus característicos colores azul, blanco y rojo. El gato volvió a maullar, llamando tu atención, dejaste el vaso ya vacío sobre la encimera de la cocina y te agachaste a cargarlo, caminando con él a tu habitación nuevamente, una vez ahí pusiste al gato sobre el colchón de tu cama para ir al baño antes de dormir, cepillaste tus dientes, hiciste tus necesidades y entonces si, te metiste debajo de las cobijas sin molestar a tu gatito, quien estaba acurrucado a los pies de la cama.

Dejaste la alarma preparada y antes de cerrar los ojos oíste otras patrullas. Puta ciudad de mierda.

— Shh, quita — oíste, te levantaste de golpe mirando el reloj de tu habitación, 3:45 mierda, varios maullidos de tu gato se oyeron por el pasillo y de pronto las pisadas de alguien recorrieron tu departamento, como buscando algo.

Saliste descalza y silenciosa, lo que menos querías era que el ladrón que se había metido se enterara que no dormías, por el pasillo podías ver la puerta de entrada a tu casa y esta estaba sin dudas cerrada, no había sido el lugar por donde aquel tipo había entrado.