Parte 30

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"FESTIVAL VIKINGO" rezaba el enorme cartel a la entrada del parque de la ciudad. Desde fuera se podían observar tres grandes carpas y muchas personas con atuendos vikingos, además podía escuchar el sonido de unas gaitas y oler el aroma a carne cocinándose en alguna parte. ­

─ ¡Rutherford! Debiste avisarme qué vendríamos aquí ─ se quejó Pinkie al bajar de la motocicleta y quitarse el casco.

─ ¿Por qué? ¿No te gusta? ─ preguntó el chico un poco apenado.

─ No, no me gusta... ¡Me encanta! ─ respondió Pinkie gritando de emoción ─ y decía que debiste avisarme porque así podía haber conseguido disfraces vikingos con el club de teatro, siempre he querido venir a un evento así disfrazada.

─ El siguiente mes hay uno medieval... ─ dijo Rutherford encogiéndose de hombros ─ puedo traerte también, y te avisaré para que consigas disfraces. Por el momento, podemos conseguirte un casco, conozco al chico que los vende.

─ Uh, un chico con contactos importantes, me gusta ─ respondió Pinkie entusiasmada ─ Entonces vamos ya, entremos.

Rutherford se acercó a la taquilla para comprar los boletos, que estaban impresos en unas curiosas hojas en forma de cuerno. A pesar de que tuvieron la precaución de llegar temprano, ya había bastante gente adentro.

─ Primero vamos por los cascos, es en esa carpa ─ el chico aprovechó la oportunidad para tomar a Pinkie de la mano con el pretexto de guiarla a la carpa entre la gente.

El interior de la carpa era mucho más curioso de lo que Pinkie esperaba, dentro parecía un pequeño mercado, lleno de puestos donde podía encontrar desde llaveros, tazas y camisetas alusivos a la cultura vikinga, hasta atuendos completos y mueblería con la misma temática. Se alegro de llevar suficiente efectivo con ella, pues aún sin explorar, podía ver varias cosas que quería comprar.

La pareja camino de la mano entre varios puestos, hasta que llegaron al indicado, con la mesa llena de casos.

─ ¡Hey, Ruthy! ¡Qué gusto verte! ─ saludó el chico que atendía el negocio, un chico que parecía haber comido muchos más cupcakes de la cuenta, con una larga barba y una sonrisa infantil ─ ¿Y esta simpática señorita quién es?

─ Ella es la chica del cabello rosado... quiero decir, su nombre es Pinkie Pie, trabaja cerca del bar, al que por cierto, deberías visitar alguna vez ─ respondió Rutherford con su marcado acento ─ ¿Tienes listo mi casco?

─ Por supuesto, es una belleza ─ respondió el chico sacando una caja de debajo de la mesa y entregándosela a Rutherford ─ Materiales de la mejor calidad y un excelente acabado, algo profesional para un verdadero coleccionista y no la parafernalia que vendo aquí para los simples mortales.

Rutherford sacó de la caja un hermoso casco negro que se asemejaba un poco a una corona, con unos enormes cuernos adornados con incrustaciones de lo que parecía ser oro. El chico pelirrojo se puso el casco, que le quedó a la perfección, Pinkie se le quedó mirando con una sonrisa, con ese casco, la tupida barba y esa mirada intensa parecía un apuesto príncipe vikingo... o cualquiera que fuera el equivalente vikingo a príncipe.

─ ¿Te gusta, chica del cabello rosado? ─ preguntó el chico con una sonrisa que hizo que a Pinkie le diera un vuelco el corazón.

─ Claro, se te ve increíble ─ respondió la chica con un leve sonrojo ─ ¿Puedo probármelo?

─ No creo que te quede bien, pero claro, aquí tienes ─ Rutherford se quitó el casco y se lo entregó a Pinkie.

El casco era mucho más pesado de lo que la pelirrosa había pensado y se sintió aliviada de haber optado por llevar el cabello suelto y no las dos coletas que había pensado. Se lo puso y todo se volvió oscuridad, sólo pudo escuchar el ataque de risa de Rutherford mientras ella miraba el interior del casco, escuchó el característico sonido de una cámara siendo disparada y unas cuantas risas más antes de decidir quitarse el casco.

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⏰ Last updated: Sep 02, 2019 ⏰

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